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Ni en sus peores pesadillas Gustavo Petro llegó a imaginarse los graves alcances que tendría para él y su familia haber sido incluidos en la temida y temible lista de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac), mejor conocida como la Lista Clinton.

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Estar en esta “lista negra” se ha convertido en el más grande dolor de cabeza de Petro desde que llegó a la Casa de Nariño en el 2022 y –sin duda– lo seguirá siendo una vez termine su mandato el 7 de agosto del 2026. Estar en la Lista Clinton es –ni más ni menos– la muerte financiera y comercial para empresas y personas que sean señaladas de tener vínculos con organizaciones narcotraficantes, grupos terroristas o grupos delictivos dedicados al tráfico de armas.

A todo lo anterior hay que sumarle el daño reputacional que causa aparecer al lado de Nicolás Maduro, Daniel Ortega, ‘Chiquito Malo’, ‘Don Berna’ y Salvatore Mancuso, entre otros deshonrosos nombres que aparecen en dicho listado. “Petro es un líder del narcotráfico”, señaló Donald Trump en octubre pasado, cuando Petro fue incluido en la Lista Clinton.

Desde entonces Petro ha iniciado una ofensiva mundial con el propósito de que su nombre sea retirado de la humillante Lista Clinton, al igual que el de su esposa, Verónica Alcocer, Nicolás Petro Burgos y el ministro Armando Benedetti.

“No se cómo voy a vivir después de que salga del Gobierno, ahora que estoy en la lista de los narcotraficantes. Pero Dios proveerá, dice la biblia, y la ayuda del pueblo me permitirá sobrevivir”, declaró Petro en Cali el pasado viernes, al tiempo que señalaba a Trump y Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, de su desgracia. A ellos sumó el nombre del senador estadounidense de orígenes colombianos, Bernie Moreno.

Por cuenta de aparecer en la Lista Clinton, el presidente Petro ha tenido que padecer múltiples contratiempos y humillaciones. La más relevante de estas últimas tiene que ver con la imposibilidad de que Verónica Alcocer (“la madre de mis hijas”) pueda trasladarse desde Estocolmo (Suecia) hasta Bogotá (Colombia).

“La mamá de Antonella no puede llegar aquí, porque no puede, a tal grado ha llegado la ignominia contra mi gobierno. No es por otra razón, sino porque no puede. Yo voy a hacer que pueda”, declaró Petro –retador– ante la imposibilidad de que Alcocer pueda regresar al país.

Y dicha imposibilidad tiene que ver con el hecho de que la “mamá de Antonella” no puede adquirir pasajes aéreos –por estar en la lista Ofac–, razón por la cual las aerolíneas cancelan todas las reservas a su nombre, inclusive cuando los tiquetes aéreos han sido tramitados por terceros.

Otro efecto que ha tenido la inclusión de Petro en la Lista Clinton es la suspensión del mantenimiento del helicóptero presidencial por parte de la firma Leonardo Helicopters. El jueves pasado esa empresa hizo saber –mediante comunicado público– que “debido a recientes disposiciones regulatorias emitidas en los Estados Unidos, Leonardo Helicopters debe suspender temporalmente todas las las actividades de soporte relacionadas con el helicóptero S/N 31900 (FAC 008)”.

Petro –obviamente– ripostó de inmediato. “La firma Leonardo –italiana– ofende a Colombia. Le solicito al movimiento democrático italiano realizar la respectiva investigación y adelantar el debate en Italia de lo que significa esa actitud”, declaró Petro.

¿Cómo piensa salir Petro de la delicada situación personal en la que se encuentra, por cuenta de hacer parte de la Lista Clinton, junto con algunos miembros de su familia? ¿Cómo afecta al país la dramática situación personal y familiar que vive Petro?

Petro no es confiable en la lucha contra el narcotráfico, según Estados Unidos

A Petro le gusta ser el primero en todo. Así lo destaca la Casa de Nariño cada vez que su gobierno alcanza un logro. Pues bien: Petro es el primer colombiano en ser incluido en la Lista Clinton. Solo él tiene esa “deshonrosa distinción”. Ello poco o nada tiene que ver con sus denuncias relacionadas con el genocidio en Gaza, o sus constantes ataques a Trump, inclusive desde las propias calles de Nueva York. El asunto es mucho más delicado: son muy graves los señalamientos en su contra por sus presuntos vínculos con grupos narcotraficantes, terroristas o comerciantes de armas ilícitas. El bloqueo financiero que padecen Petro y su familia tiene que ver con ello, no con sus posturas políticas. Estados Unidos considera que Petro no es confiable en la lucha contra las organizaciones narcotraficantes, entre otras razones porque cada día es más evidente su cercanía con el régimen dictatorial de Nicolás Maduro, señalado de ser el líder del llamado Cartel de los Soles, organización “narcoterrorista” dedicada a inundar de drogas ilícitas a Estados Unidos, según el Departamento de Estado. ¿Qué hace Petro defendiendo a Maduro y sus secuaces? ¿Qué pretende cuando promueve los supuestos “valores democráticos” de Venezuela, después del robo de las elecciones presidenciales y de sus constantes violaciones a los derechos humanos de la oposición?

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Los problemas de Petro al estar en la Lista Clinton nada tienen que ver con el Estado colombiano

Con una buena dosis de astucia y de manipulación, Petro pretende involucrar al país en una situación personal y familiar, relacionada con sus presuntos vínculos con organizaciones narcotraficantes, terroristas y dedicadas al tráfico ilegal de armas. El grave señalamiento del Departamento del Tesoro de Estados Unidos y de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac) es contra Petro, su ministro del Interior y algunos miembros de su familia. Son acusaciones personalísimas que nada tienen que ver con el Estado colombiano. Quien tiene que rendir cuentas es Petro. Punto. ¿Rendir cuentas de qué? “De su rol en el tráfico ilícito de drogas”, según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. “Bajo el presidente Petro –dice esa entidad estadounidense– la producción de cocaína en Colombia se ha disparado a niveles récord. Petro le ha ofrecido beneficios a organizaciones narcoterroristas. Bajo el liderazgo del presidente Trump no vamos a tolerar que se trafiquen drogas a nuestra nación y envenenen a los americanos”. Es Petro, pues, quien debe rendir cuentas de sus actuaciones, no es Colombia ni los colombianos los señalados. Que Petro responda.

“No se cómo voy a vivir cuando salga del Gobierno”: Petro

Tiene razón Petro cuando afirma “no se cómo voy a vivir cuando salga del Gobierno”, pues hacer parte de la Lista Clinton es quizás la peor sanción comercial y financiera que se le puede imponer a una persona natural o una empresa. Curioso que Petro con tantos años manejando asuntos del Estado colombiano no lo supiera. Estar en la Lista Clinton es la muerte financiera de cualquier persona o empresa. Así de grave. Su cruzada internacional apunta a recuperar su vida financiera y comercial, una vez salga de la Casa de Nariño. Por eso pretende “inundar” la Casa Blanca de exigencias relacionadas con su exclusión de la Lista Ofac. Se trata de una empresa muy complicada, porque su inclusión en la Lista Clinton está relacionada con sus actuaciones personales y no con motivaciones políticas.

Petro cree –de forma equivocada– que es Trump quien lo persigue por ser un presidente de izquierda, que se opone a sus políticas en América Latina o el Medio Oriente. Lo que no ha podido –o querido– entender es que sus resultados en la lucha contra las organizaciones narcotraficantes o narcoterroristas son desastrosos. Esa complacencia es la que Estados Unidos –no Trump– le castiga al incluirlo en la Lista Clinton.

Regreso de Verónica Alcocer a Colombia, una verdadera odisea

Verónica Alcocer (“madre de Antonella”) se encuentra en Estocolmo, Suecia, desde hace varios meses. Allá frecuenta “exclusivos restaurantes”, según medios de comunicación suecos. Por aparecer en la Lista Clinton, su retorno a Colombia se ha convertido en una verdadera odisea. Néstor Morales informó en Mañanas Blu que una de las operaciones que el Gobierno colombiano ha diseñado para traerla de nuevo al país contempla su traslado –por tierra– desde Estocolmo a Moscú, para luego llevarla desde esa ciudad hasta La Habana, Cuba, donde una aeronave de la Fuerza Aérea de Colombia (FAC) la podría traer de nuevo a Bogotá. De esta forma evadiría las drásticas sanciones que impone Estados Unidos a quienes violen las estrictas reglas de la Lista Clinton. El traslado aéreo lo haría la empresa rusa Aeroflot, ajena a las disposiciones de Washington. No obstante, Alcocer debería soportar primero un viaje por carretera Estocolmo-Moscú de más de 25 horas y con temperaturas demasiado bajas, por cuenta del invierno.