
El cierre del año 2012 no presenta un 2013 muy favorecedor para la economía colombiana. La crisis internacional ya demostró sus primeros coletazos, tanto así que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) fue menor a lo esperado.
Entre julio y septiembre del año pasado la economía se frenó al alcanzar un crecimiento de -0,7% con respecto al segundo trimestre. Una cifra desalentadora si se tiene en cuenta que desde el tercer trimestre de 2010 no se presentaba una caída en el PIB, comparando este con el inmediatamente anterior.
En el tercer trimestre la economía creció 2,1% comparada con el mismo periodo de 2011. Mientras que entre enero y septiembre el avance fue de 3,9%.
Diego Otero, rector de la Uniciencia de Bucaramanga, sostuvo que esta situación es preocupante pues si en el cuarto trimestre no hay un crecimiento del 4,3% del PIB, el corrido del año cerró por debajo del 4% lo que implica un despropósito para la reducción del desempleo en el país.
En el tercer trimestre, la locomotora minero-energética también se desaceleró, en volumen y precios internacionales (0,5%). De acuerdo con Jorge Bustamante el menor crecimiento en el III trimestre en esta cartera se dio por las manifestaciones que hubo en Cerrejón, los mantenimientos en Ecopetrol, en el oleoducto de Ocensa, y los ataques terroristas a la infraestructura.
Por otra parte, la industria tampoco fue ajena a la crisis internacional. En entre junio y septiembre cayó 0,1% y en lo corrido del año no creció. Cuatro actividades frenaron a este sector: la fabricación de productos de tabaco cayó 14,6%, la preparación e hiladura de fibras textiles, -3,8%, y la fabricación de productos de la refinación del petróleo, -0,5%.
Carlos Alberto Sánchez, magíster en economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, reconoció que “el año que arranca va a ser supremamente duro para los que generan el valor agregado y sobre todo el empleo formal”, pues la situación global podría implicar una caída en la demanda de productos industriales.
Pero una luz se ve al final del camino, señaló, y es la aprobación de la reforma tributaria pues con la eliminación de los parafiscales la generación de empleos se puede dar con mayor facilidad.
La situación crítica del sector ya había sido advertida por la Andi, debido a factores internos como la revaluación del peso y las altas tasas de interés.
La Andi advirtió que 2013 será un año en el que habrá que enfrentar una demanda deprimida en los mercados internacionales con una competencia más agresiva. Y además, pesará en contra de la industria los altos costos y nuestras grandes limitaciones en materia de competitividad.
La construcción después de ser el motor de la economía, en el segundo trimestre, en el cual creció 18,7%, pasó a ser el que conjuró su descenso. En el trimestre estudiado descendió 12,3% frente al 18,9% que registró en el mismo periodo de 2011. El índice de edificaciones cayó 10,5% y la construcción de obras de ingeniería civil, -14,6%.
Según el viceministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, el año que empieza va a ser alentador por los indicadores del sector en Bogotá “va a ser peor por lo menos este año tenía cosechas de 2011, en ventas e iniciaciones”. Bogotá-Cundinamarca representa el 55% del total nacional.
Haciéndole frente a los indicadores negativos, el agro, el comercio y los servicios tuvieron un impacto positivo. El agro, que venía cayendo, este trimestre alcanzó un crecimiento del 4%, jalonado por el café (19%). Otero afirmó que si bien este sector muestra una recuperación importante, cuando se ve el corrido del año el crecimiento del 2,1% no convence, está por debajo del 4% y esto implica que no va a haber impactos positivos en el empleo. El comercio tuvo un crecimiento del 3,7% y comparando el trimestre III con II, presentó una variación del 1,1%.
El 2013 no parece un año de tranquilidad, sino de desafíos. Se prevé que la crisis internacional se va a profundizar y con la apertura comercial el contagio de esta situación parece inminente, además los efectos del descalabro de Interbolsa seguirán siendo evidentes el próximo año y, definitivamente, la competitividad industrial quedará como el gran interrogante a resolver.