Después de 24 años el ministro de Justicia, Jorge Londoño Ulloa, reconoció a nombre del Estado Colombiano la responsabilidad en el asesinato del campesino Omar Zúñiga Vásquez y la tortura a su madre Amira Vásquez de Zúñiga, cometidos en junio de 1992 por militares de la Armada en el municipio de San Jacinto (Bolívar).
El acto público de perdón se realizó este sábado en la Plaza de La Memoria o parque del cementerio Universal, en el Centro de Barranquilla.
El Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, representante de la familia Zúñiga Vásquez, y el Estado Colombiano, suscribieron el pasado 6 de abril un acuerdo de solución amistosa ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
'Reconocemos el daño que se le hizo a la familia Zúñiga, reiteramos el perdón público por lo ocurrido. Este valor es un poder que reconstruye el tejido social, porque es la piedra angular que permite la reconciliación nacional', aseguró Londoño.

Reabrirán caso
El acuerdo suscrito, según el jefe de la cartera de Justicia, contempla medidas como la entrega digna de los restos de la víctima, la revisión del fallo que declaró la prescripción del caso contra los militares involucrados, la vinculación de la familia a programas de reparación integral y un auxilio de $50 millones los hijos de Zúñiga.
La familia del campesino agradeció a las entidades que durante 24 años les han apoyado en la búsqueda de la justicia del caso.
'Este un acto simbólico para las familias que, como la nuestra, han sufrido la violencia. Estuvimos por 24 años pidiendo justicia en todas las instituciones del Estado, pero nunca nos prestaron atención y hoy reconocen que sí hubo un atropello contra la vida de Omar', dijo su hermana Carmen Zuñiga.
Historia de un crimen
El 1 de Junio de 1992, un grupo de 30 militares del Batallón de Fusileros de la Infantería de Marina ingresaron en la casa de Amira Vásquez de Zúñiga y golpearon a su hijo, Omar, de 24 años, para obtener información sobre el supuesto paradero de guerrilleros.
Al no tener la respuesta que querían, los militares optaron por llevárselos a ambos. La mujer sufrió la tortura psicológica y moral al ver que su hijo 'estaba siendo torturado'.
Cuatro días después de su detención ilegal, Amira fue abandonada en una carretera por los militares, quienes le manifestaron que su hijo Omar se había escapado y no sabían de su paradero.
El cuerpo del joven fue encontrado nueve días después cerca del corregimiento El Paraíso, con un impacto de bala en el cráneo y la mandíbula fracturada.
A lo largo del proceso penal y ante diferentes autoridades colombiana, la familia Zúñiga Vásquez recibió amenazas, hostigamientos e intimidaciones por insistir en que se investigara el crimen y la responsabilidad de la Infantería de Marina.