Major Biden, uno de los dos perros presidenciales de Estados Unidos, tendrá que ser llevado nuevamente a un entrenamiento fuera de la Casa Blanca tras registrar otro incidente de mordedura.
El pastor alemán de 3 años todavía no se adapta a vivir en el recinto presidencial.
Michael LaRosa, portavoz de la primera dama, Jill Biden, expresó que se 'esperaba que las lecciones de buen comportamiento duraran algunas semanas'.
Major estará alejado unas semanas de Champ, el otro pastor alemán rescatado por la familia Biden.
El mes pasado, unos trabajadores de la Casa Blanca afirmaron que Major había mordido a una persona mientras estaba de paseo. Unos días después se conoció la noticia de que la mascota presidencial mordió a un integrante del servicio secreto.
En esta oportunidad los entrenadores buscarán que el animal de compañía logre adaptarse a su nueva vida rodeado de personas extrañas y oficiales del servicio secreto.
Hace unos días la primera dama de Estados Unidos trinó un collage de dos fotografías en la que aparecen Major y Champ, acompañado de la frase 'amo a estos dos’.
El comportamiento de Major se ha tornado más rebelde desde que los Biden se mudaron de Delaware .
Conozcan a Major y Champ, los nuevos inquilinos de la Casa Blanca
Tradición canina. Hace varias décadas, en los Estados Unidos se convirtió en tradición que la familia presidencial lleve una mascota a vivir a la Casa Blanca.
El expresidente Donald Trump fue el que rompió la tradición de 120 años luego de afirmar que él no tenía tiempo de pasear mascotas.
Antes de Trump, la familia Obama llevó a vivir a la Casa Blanca a Bo y Sunny, sus dos mascotas caninas, estas vivieron en el recinto presidencial durante los dos mandatos de Barack Obama. Uno de los tres perros de George W. Bush, un springer spaniel inglés, llamado Spot o Spotty, nació en la Casa Blanca. Su madre fue Millie, mascota de George H.W. Bush.