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Aventurarse un domingo en Las Flores es una gozadera de fútbol, champeta y pescado frito. 

Camisetas de colores, banderas y una emoción colectiva rodearon la cancha de arena de este barrio, ayer, cuando se celebró la final del torneo de balompié, que congregó a gran parte de la comunidad para celebrar en unión y alegría. 

Desde los más niños, valientes y habilidosos futbolistas, hasta los veteranos, señores que han jugado en la misma cancha toda la vida, se dieron cita ayer desde las nueve de la mañana para definir a los campeones del torneo, que empezó en octubre del año pasado. 

Apoyados y acompañados por la comunidad de Las Flores, los deportistas ingresaron al escenario no solo como un equipo, sino como la representación de un barrio entero. 

Ahí, bajo el inclemente sol, no existieron las diferencias, la violencia o la inseguridad que han azotado al barrio en los últimos años, según denuncian varios de sus habitantes. 

En las calles contiguas a la cancha, al ritmo de champeta, una multitud esperaba impaciente el inicio del encuentro. 

La fiesta

 Tres picós, uno en cada esquina, orquestaban la fiesta familiar. Como era mediodía, el sancocho y el pescado frito se convirtieron en protagonistas, claramente detrás de los jugadores que ya le daban inicio al encuentro.

En uno de los restaurantes, atiborrados de fanáticos y comensales, la familia de Grace León brindaba platos de sopa, gaseosas y cerveza a los vecinos que se acercaban. No había casi espacio en la terraza de la casa, sede del negocio, beneficiado fuertemente por el movimiento comercial que generó el torneo.