El Heraldo
Archivo EL HERALDO.
Judicial

Darwin: la vida le sacó tarjeta roja

La historia de cómo el talentoso Darwin Araújo desvió su rumbo y cayó al mundo de la delincuencia, en el que su vida terminó en medio de una balacera.

Talento había, sin duda. Una zurda potente y goleadora que envidiaban muchos que comenzaron junto a él en el fútbol.

Oportunidades tuvo, bastantes, aseguran quienes “lidiaron” con él. Dicen que era tan grande su potencial que por eso le perdonaban todos los actos de indisciplina que cometía. Consejos, demasiados, tantos que ya en últimas se predisponía y evitaba que le dieran “cátedra” al respecto.

 Nada de eso evitó que Darwin Rafael Araújo Suárez hiciera un cambio de último minuto de un futuro prometedor en el fútbol hacia la absurda idea de recorrer el camino “fácil’, que de fácil no tiene nada.

La balacera en la que murió el exjugador se libró el martes pasado, a las 4:30 p.m. Ahí también murió José Alejandro Giraldo Berrío, alias el Pelu. En el sector quedaron regados seis cartuchos 9mm y otros cinco calibre 38 como prueba irrefutable del intenso fuego cruzado entre los Costeños y Papalópez, grupos a los que la Policía atribuyó el enfrentamiento.

Darwin tenía 31 años, seis hijos, tres hermanos, y “muchas culebras encima”, como dijo un allegado a la familia.

La tristeza en el rostro de Martha Suárez, madre de Darwin es evidente, aunque ya no corren lágrimas. De alguna manera, dice, “estaba preparada para este momento”.

“Lo que ha sucedido con mi hijo debe ser un retrato para las nuevas generaciones, esta no es vida para ningún joven. Ojalá que los que crean que ese es el camino que tienen que coger, recapaciten y vean que eso no es así. Mira a dónde llevó a mi hijo el cambio de su vida, no pensó en lo que estaba haciendo, no pensó que esto era algo peligroso, quizá creyó que esa era una vida normal, y mira dónde está, a dónde lo llevó, le quitó la vida”.

Primero de Mayo, barrio de Soledad (Atlántico), colinda con Las Ferias y El Ferry. Los tres son tristemente célebres por el hampa que abunda en ese sector del vecino municipio.

En esas calles nació Darwin el 24 de agosto de 1987, fruto de la unión de Martha Suárez y Rafael Araújo, quien no convivió con él.

Desde que un balón se interpuso en su camino, el fútbol se convirtió en una de sus más grandes pasiones.

De pequeño, según cuenta su familia, sus dotes fueron notables.

“Se pasaba mañanas enteras con el pie pelao jugando en la cancha. Se escapaba del colegio para ir a jugar, esa era su vida”, contó un allegado.

Las primeras rencillas eran por cosas sin importancia.

“Recuerdo que los pleitos eran por los bolis que apostábamos. El que perdiera debía comprarle bolis a los del otro equipo, por eso siempre había puño”, continuó. “En ese entonces nadie pensaba en bandas o similares”.

Paralelo al deporte, Darwin empezó a desarrollar “malas mañas”.

“Comenzó a robar cosas pequeñas, a meterse en líos pequeños. Luego se metió con quienes no debía, y una vez dentro, le tocó sobrevivir”, explicó el allegado.

Talento sin disciplina. A los 12 años, Darwin Araújo llegó a la Escuela Barranquillera de Fútbol, en la cual el profesor Carlos Bolívar Meneses lo acogió en el grupo de nuevos talentos que buscaban una oportunidad en la liga profesional del balompié en Colombia.

Muchos de los chicos de esa promoción en la que inició Araújo en el año 2003 estaban en similar condición que la del joven.

 Entorno social y familiar complicado, pero lo que diferenció a Darwin de los demás fue su falta de compromiso, como lo señala el profesor Bolívar.

“Era un joven flojo de carácter, se le tuvo que trabajar el tema de la combatividad, a luchar, a salir adelante, que si su familia no lo apoyaba el igual podía asistir a los entrenamientos, pero fallaba muchísimo, cualquier motivo era causal para faltar. Tenía el talento, pero no tenía la disciplina ni un carácter fuerte y sólido”.

Para el profesor Bolívar hay tres pilares que definen el futuro de una persona, independientemente si es futbolista o no: entorno, escuela y familia.

“De esos pilares que son un 100%, el entorno conforma un 25, la escuela un 15 y la familia el 60% restante, es decir, la familia es lo principal y en eso Darwin iba perdiendo dos a cero, porque no tenía quien estuviera pendiente de su proceso, no había quien asistiera a las reuniones, a los viajes, a los partidos y el entorno en el que creció era rico en bandas, delincuencia y alta vulnerabilidad”, indicó el dirigente deportivo.

Bolívar es claro en afirmar que se puede intentar, insistir, asesorar, apoyar, hacer el acompañamiento que requiere un joven, pero también está que la persona lo desee. “Si el chico está dispuesto a salir adelante y tiene una familia por encima del entorno, va a tener menor probabilidades de tener problemas de drogadicción, alcoholismo y delincuencia”.

La última vez que el profesor Bolívar vio a Darwin Araújo fue en febrero de este año en un fallido intento por hacerlo despertar.

“Él como que ya se olía mis intenciones y antes de que yo pudiera decirle algo, me dijo estas palabras: ‘Yo decidí esta vida, estoy con mis amigos, me gano mi platica fuerte y el fútbol, no sé, no me arropó como sí lo hizo mi gente’. Yo ahí ya no pude decir más nada, no había nada que hacer”.

¿Entorno o decisión propia?. Contraria a la opinión del profesor Carlos Bolívar, quien considera que el entorno no es 100% determinante en las decisiones de una persona, otros conocedores en materia futbolera, que tuvieron la oportunidad de tratar con Darwin, coinciden en que las malas amistades sí influyen.

Entre esa larga lista de ‘consejeros’ estuvo siempre a disposición de Darwin, temiendo que su talento innato fuera desaprovechado, Ernesto Herrera, presidente de la caja de compensación Combarranquilla y del equipo de la Primera B, Barranquilla FC, equipo en el cual jugó el atacante. Cuenta que lo aconsejó hasta el cansancio para ayudar a que se percatara de lo grande que podía ser con el fútbol.

“Recuerdo haberme reunido varias veces con su mamá y su padrastro tratando de lograr que ellos lo ayudaran a disciplinar y que pudieran encausarlo en su carrera como futbolista, pero lamentablemente no fue posible lograr que Darwin superara todas esas situaciones tan difíciles que tenía en su vida”, sostuvo Herrera.

Para el presidente del Barranquilla FC fue sorpresiva la forma en cómo murió Darwin Araujo.

“Es triste saber que murió en un enfrentamiento a bala. Permanentemente aconsejábamos a Darwin, le hacía mucho énfasis en lo que podía hacer en el fútbol porque todos sabemos lo que puede un futbolista lograr en niveles económicos superiores a los que cualquier profesional de las carreras tradicionales. Yo sí creo que el entorno afecta a una persona, pero cuando la persona encuentra un objetivo en la vida, algo que lo llame, que lo marque, que le dé el interés, muchas veces supera el entorno y puede lograr grandes cosas, pero, definitivamente, a veces las malas compañías afectan a las personas y ahí es donde tienen que tener el discernimiento y la capacidad de darse cuenta de qué es lo mejor para su vida”.

Jugadores que compartieron cancha al lado de Araújo Suárez en su paso por el Junior como Víctor Danilo Pacheco y Hayder Palacio también lamentaron el desenlace que acabó con el habilidoso zurdo que vistió la casaca 32 en el rojiblanco.

“Es un talento que se perdió desde hace rato, es muy triste lo que pasó con él por la forma en cómo terminó su vida, era un muchacho que tenía un talento y una capacidad impresionante. Un jugador con un futuro inmenso, lo tenía todo. Nos cansamos de darle consejos cuando estábamos en Junior, porque iba un día al entrenamiento y dos no. No iba a las concentraciones, no iba cuando teníamos reuniones y no se presentaba o llegaba en mal estado. Le dimos muchos consejos, pero igual, cuando salía de ahí, no sabíamos qué era de la vida de él y desafortunadamente terminó de la peor manera”, contó el recordado ‘Pachequito’, quien actualmente se desempeña como comentarista deportivo en una emisora local.

Por su parte, “el mejor lateral derecho que ha tenido el Junior”, como se autodenomina Palacios, asegura que el entorno sí influyó sobremanera en la conducta de Araújo, pero porque fue débil.
“Hay muchas personas que se crían en barrios vulnerables y peligrosos, pero cuando uno es fuerte de la cabeza y cuando quiere ser alguien en la vida, no se deja llevar por las amistades. Él infortunadamente cogió el camino que piensa uno es fácil, pero todos sabemos que no es así, porque tarde o temprano a las personas que están en ese mundo les pasa lo que le pasó a Darwin”.

El mal camino. “Cuando una persona toma el mal camino, la familia tiene que estar preparada para saber que tarde o temprano le llegará la hora”, expresó el coronel Yecid Peña, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Barranquilla.

Aunque inicialmente las autoridades señalaron que la muerte de Darwin obedeció a una retaliación entre Costeños y Papalópez, una nueva línea de investigación coge fuerza y tiene que ver con el nombre Dionisio Enrique Frías Castillo, alias Gordo 40, líder de la banda los 40 Negritos.

Según una fuente allegada a la investigación, Gordo 40 y Araújo Suárez fueron amigos en la infancia pero al crecer cada uno tomó su rumbo hasta que la vida los puso de nuevo frente a frente.

“En 2015 tuvieron una pelea, y Dionisio le metió un tiro a Darwin, por una plata que este le debía”, contó la fuente.

“A raíz de esto Darwin buscó respaldo con los Papalópez –quienes luchaban por dominar el Ferry, zona de Los 40 Negritos”–, añadió el entrevistado.

“La venganza de Darwin se dio pronto, al menos eso decían en el barrio. Mató al ‘Lorito’, uno de los sicarios de confianza del Gordo”.

En un barrio como Primero de Mayo, los sicarios son vistos como héroes, dice un allegado, y Darwin tenía una imagen en el lugar como el Robin Hood criollo.

“Hacía sancochos para la gente y todo el mundo comía, en diciembre le entregaba regalos a los niños. Yo le decía que si se creía Papá Noel y él me respondía: ‘Eso Dios me lo triplica por mis buenas obras”.

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
Convierta a El Heraldo en su fuente de noticias
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.