Varias de ellas nacieron en el campo, en las provincias del Cesar y La Guajira. Algunas de origen humilde que con su belleza lograron cautivar el corazón de los juglares, quienes enamorados hicieron canciones para expresarles amor y admiración, no contando con que –sin quererlo– aquellas manifestaciones con letras y melodías las harían trascender más allá de las fronteras.
En diferentes rincones de Colombia y el mundo muchos supieron de Matilde Lina, inmortalizada en la inspiración del compositor Leandro Díaz, quien sin tener el sentido de la visión, pudo descubrir su hermosura y contemplarla en su mente, al punto de imaginar que cuando ella caminaba, hasta sonreía la sabana.
Es Matilde Lina Soto Negrete, para entonces una joven morena de larga cabellera, que sirvió de musa a Leandro cuando pensaba en ella frente al río Tocaimo. En 1970, el compositor ciego compuso el paseo en honor a la mujer que lo hizo soñar, pero cuyo amor no fue correspondido más que con una buena amistad, la cual perduró hasta el final de los días de Leandro, tanto que ella fue una de las más tristes con su muerte, por lo que asistió al sepelio. 'Me dolió en el alma la partida del maestro. Era muy buen amigo mío', dijo.
'Cuando escuché esa canción no me pareció bonita, pero a los días, cuando ya Alfredo Gutiérrez la grabó, me emocionaba mucho y me la aprendí', sostuvo.
El investigador y columnista Celso Guerra Gutiérrez señaló que la musa de esta legendaria canción es una agraciada dama oriunda del caserío de El Plan, corregimiento de La Jagua del Pilar, en La Guajira, anclado en plena Serranía del Perijá, a quien Leandro conoció en una fiesta en Manaure invitado por su acordeonero y compañero Toño Salas. Matilde era cuñada de Salas, además era pariente de la ‘Vieja’ Sara, madre de Emiliano Zuleta Baquero.
'En la fiesta de la Virgen del Carmen, patrona de Manaure, que ambos disfrutaban ese año (1970), escuchó Leandro la voz dulce de la mujer que no reconoció y al indagarle a ella por su nombre, le respondió que se llamaba Matilde Lina', dice Celso Guerra.
Relata que 'el juglar quedó enamorado de la dama a la que le ofreció una visita en su tierra, El Plan. Allí llegó un 11 de noviembre a cantarle y le puso serenata con la canción que años más tarde se convertiría en icono del folclor vallenato'.
Precisa que Matilde Lina nunca correspondió porque ella era una mujer casada, con cuatro hijos, y Leandro tenía otros 10. El canto le dio popularidad a la protagonista en Colombia y el exterior, tanto que ella manifiesta que su casa se volvió sitio de romería de personas de distintas procedencias que llegan a conocerla.
En aquel entonces, Matilde tenía 29 años y hoy, sigue recordando desde su casa en el barrio Panamá de Valledupar, el origen de la canción que tiene más de 40 versiones grabadas con interpretaciones de grandes artistas como Alfredo Gutiérrez, Diomedes Díaz, Carlos Vives, y agrupaciones de la talla de El gran combo de Puerto Rico, Los Melódicos de Venezuela y La Charanga de América, entre otras.
Si ven que un hombre llega a la Jagua,
coge camino y se va pa' El Plan
está pendiente que en la Sabana
vive una hembra muy popular
es elegante, todos la admiran
y en su tierra fama,
Cuando Matilde camina
hasta sonríe la Sabana (bis).
Luis Zequeira, hijo de esta musa del vallenato, sostuvo que 'viene gente de todas partes a conocerla, hace poco llegaron los integrantes de una Fundación, de Medellín, visitaron la casa, fueron al Plan y hasta Tocaimo. Son muchas las personas que quieren saber de ella y del origen de la canción'.
LA HISTORIA DE ‘ALICIA ADORADA’
'…Se murió mi compañera que tristeza
se murió mi compañera que dolor
y solamente a Valencia,
Ay hombe, el guayabo le dejó..'
Con este lamento hecho canción, Juancho Polo Valencia, un campesino raizal y típico juglar que iba amenizando fiestas de pueblo en pueblo, le rindió un homenaje póstumo a su esposa Alicia Cantillo Mendoza, haciéndola conocer a raíz de este canto como ‘Alicia Adorada’.
La historia cuenta que Juancho Polo, después de un largo viaje, regresa a Flores de María, un caserío del Magdalena, donde se entera que su esposa embarazada había muerto tres días atrás; cogió una botella de ron, fue al cementerio y sobre la tumba de su amada compuso la canción.
'…Pobre mi Alicia, Alicia adorada
yo te recuerdo en todas mis parrandas
pobre mi Alicia, Alicia querida
yo te recordaré toda la vida..'
En el coro de su canto lastimero Juancho Polo juró recordar a su mujer por el resto de su existencia, sin pensar que su nombre seguiría vigente muchas décadas después y a futuro, no solo con la grabación de la canción en ritmo de son por reconocidos artistas, siendo el primero en llevarla a la popularidad Alejandro Durán, rey vallenato, quien la incluyó en su repertorio para la competencia musical en 1968, sino con las nuevas generaciones que continúan presentándose con ella en los diferentes certámenes folclóricos de la región, entre ellos el Festival de la Leyenda Vallenata.
‘LA MAYE’ DE ESCALONA
Marina del Socorro Arzuaga se hizo popular con las canciones que le compuso el maestro Rafael Escalona. ‘La Maye’, como le dicen de cariño trascendió en temas como El Testamento, La Maye, La despedida, La creciente del Cesar y muchas otras, donde el compositor de Patillal le expresaba su amor.
‘La Maye’ se hizo novia de Escalona en 1948 y tres años después se casaron, ella de escasos 21 años y él de 24. De esa unión nacieron seis hijos: Adaluz, Rosa María, Abril Margarita, Juan José, Rafael ‘el Pirry’ y Perla Marina Escalona Arzuaga.
El columnista Juan Manuel Aponte, en uno de sus escritos, señala que en su juventud ‘la Maye’ era de fina figura y modales, alta y esbelta, 'cuando iba a misa los domingos, no hacia sonreír a la plaza San Francisco sino que la ponía a temblar con su armónico y juicioso taconear'.
Los amores de ‘La Maye’ y Escalona dieron hasta para una telenovela, que además de la fama que ya le habían otorgado las canciones compuestas por Rafael, la catapultaron local e internacionalmente. Su casa en Valledupar es lugar de visita de propios y foráneos que llegan a conocer una de las principales musas del vallenato tradicional.
CRISTINA ISABEL, ESA MORENA DE MONTERÍA
Cristina Isabel Rodríguez Luna sigue vigente con la canción que le inspiró al compositor Edilberto Daza, y que grabó Diomedes Díaz, convirtiéndose en un éxito. A sus 56 años, aún muestra esas cualidades que destaca el tema musical.
'…Con todo el sentimiento
que identifican mis canciones,
hago este paseo para una hermosa mujer,
llama Cristina Isabel,
la reina de mis amores…'
Cristina Isabel recuerda que conoció a Diomedes Díaz durante una de sus visitas a Valledupar cuando le presentaron a Edilberto Daza y con quien sostuvo un noviazgo de un año y medio. 'Fue un flechazo a primera vista como quien dice', aseguró.
Sostuvo que la canción que interpretó Diomedes la describe tal y como es ella: 'honesta y sencilla'. Finalmente, su corazón lo conquistó un bogotano, padre de sus hijos, y con quien vivió durante 25 años.
BERTA CALDERA, UN AMOR IMPOSIBLE
Bienvenido Martínez, acordeonero y compositor, nacido en El Hatico, La Guajira, en sus años de juventud conoció en Oreganal, corregimiento de Barrancas, a Berta Caldera, para entonces una agraciada muchacha, delgada, de ojos grandes y hermosos, de la que el músico quedó enamorado a primera vista.
No obstante, la madre de la joven se opuso a aquellas pretensiones, y terminó siendo este un amor imposible.
Aquello dio para que Bienvenido se inspirara haciéndole una canción que tituló con el nombre de su amada Berta Caldera, tema que se convirtió en referencia de este folclor. La primera versión de esta composición la grabó Luis Enrique Martínez en 1960, luego ‘Colacho’ Mendoza, Los hermanos López, Jorge Oñate y el Binomio de Oro, entre otras agrupaciones.
Berta Caldera se casó con Jaime Daza, de Fonseca, La Guajira, y Bienvenido con el amor frustrado hizo la canción.
'…Si fueres pa' Oreganal
me saluda a Berta Caldera (Bis)
que no me vaya a olvidar
que yo no la olvido a ella…
Mi palabra es pura y cierta
así dijo Bienvenido
yo nunca pensé que Berta
me pagara con ese olvido..
Ay a Berta, le ofrecí una casa
en Fonseca y se fue con Daza
ay caramba, que vamos a hacer
ay con Berta, si es mala mujer'
El compositor murió a los 90 años, producto de un infarto en 2010, en Maracaibo (Venezuela) donde se radicó después de una vida andariega y, como cosas del destino, Berta también falleció tiempo después en ese país, siendo sepultada en la misma ciudad, luego de haber fijado residencia con su esposo en Machiques (estado Zulia). Nunca pudieron tener más que una amistad.
JUANA FULA NÚÑEZ, ‘LA CELOSA’
A Juana Núñez la reconocen como ‘la Celosa’, título de la canción que le compuso su esposo Sergio Moya Molina y que internacionalizó con su interpretación Carlos Vives.
La historia se remonta a 1967, en ese entonces tenían cinco años de vivir juntos, y Sergio empezaba a abrirse espacios como compositor, lo que lo ligó al mundo de las parrandas y con este las posibilidades de sacar sus dotes de enamorador, lo que molestaba mucho a su compañera.
'….Cuando salga de la casa
y si llego un poco tarde
no te preocupes Juanita
Porque sabes que me gusta la parranda
y tengo muchas amistades..'
Juana dice que 'al comienzo la canción no me gustó. Es más, me daba rabia, pero después todo pasó y vino un reconocimiento'. Señala que el tema también hizo famoso a su esposo, y el canto, que según el autor lo hizo para calmar a su mujer celosa, fue un éxito.
'Los primeros que la grabaron fueron los hermanos Poncho y Emiliano Zuleta en 1974, estaban en su apogeo. Ahora existen unas 26 versiones grabadas nacional e internacionalmente', precisa Sergio Moya, quien en esta entrevista, aprovechó para cantarle nuevamente a su esposa.
Señala que se hizo tan popular que en muchas de sus presentaciones fuera de Valledupar, le dicen que lleve a su compañera para conocerla, además de los muchos visitantes que llegan a su casa en el barrio 12 de Octubre, en esa capital, atraídos por el contenido de esta canción y su protagonista.
El compositor dice que a pesar de los disgustos y los celos de Juana han sabido convivir por más de 50 años. 'He sido un hombre de paz y la forma de defenderme de mi mujer era con canciones, esto me ha servido mucho. Ella es muy especial, muy noble, mujeres de esa clase ya no se consiguen', señaló.
Así son muchas las mujeres que inspiraron a los juglares vallenatos, pasando del anonimato en la cotidianidad de sus pueblos a las esferas nacional e internacional donde, aunque miles de personas no las conocen, saben de su existencia y hasta de sus maneras de ser con los cantos.
En la lista de las musas en este género musical también figuran Carmen Díaz, compañera del Viejo Emiliano Zuleta y madre de ‘Poncho’ y ‘Emilianito’, ‘La Vieja Sara’, Joselina Daza y Dina Luz, entre otras.


