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No lucen largas y exuberantes cadenas, mejor collares tejidos con chaquiras. Tampoco usan gorras, prefieren coronas, también tejidas con chaquiras y acompañadas de una pluma. Cantan y se mueven como todos unos raperos, pero lejos del inglés y el español, sus letras solo suenan en lengua chamí. Ellos son los primos Brayan Duván y Dairon Mauricio Tascón, el dúo Linaje Originarios que sueña ser de su cultura embera la mejor representación.

Ya han pasado dos años desde que este par de jóvenes indígenas descubrió en un local de Valparaíso, Antioquia, 'el sonido de los bajos, amplificadores y micrófonos' y decidieron sumarse al grupo de raperos que ahí practicaba. No olvidan la impresión que causaron cuando decidieron improvisar siguiendo la música instrumental, pero en su lengua nativa. A ninguno de los presentes se les pasó tal idea por la mente.

'Después de eso decidimos armar un grupo aparte, solo los dos. Pensamos en qué queríamos cantar y se nos ocurrió que fuese sobre nuestras raíces, cultura y tradiciones. Quisimos, a través del rap, conservar nuestra lengua', cuenta Brayan, en un claro español, con acento antioqueño.

Brayan y Dairon tienen 16 y 19 años, respectivamente. A su edad, como indígenas, son especialistas en el trabajo de la tierra. Además de recibir clases escolares los domingos, todas las mañanas dedican su tiempo a la agricultura. Por las tardes, el espacio está dado para practicar sus composiciones, inspiradas en eso que hacen y que les rodea: 'la madre tierra, a la Pachamama, para que haya protección del medio ambiente', como ellos explican.

Y no es para menos, en eso también son emberas chamí. En ellos 'la expresión musical se manifiesta a través del canto o los instrumentos musicales (...) Hay varios tipos de canciones, de invocación, de lo incidental o cotidiano, de arrullo, de pasaje, relatos de hechos fantásticos, de danza y de canto de jai (espíritus)', como se lee en un tomo del libro Geografía humana de Colombia, publicado en la biblioteca virtual Luis Ángel Arango, del Banco de la República.

'Nosotros cantamos sobre nuestras creencias ancestrales, nuestros rituales y ceremonias, lo hacemos como jóvenes, para que la nueva generación entienda que no se deben meter en otro cuento, sino en esto, en nuestra cultura, porque nuestras raíces ancestrales todavía están vivas y seguirán vivas por siempre', afirma Brayan.

Es precisamente este mensaje cultural lo que le ha permitido a Linaje Originarios darse a conocer y, poco a poco, ganarse la aceptación en su resguardo Marcelino Tascón, que cuenta con unos 275 habitantes, familias entre sí, asentados en el kilómetro 4 de la vía que conduce del municipio de Valparaíso al municipio de Caramanta.

Fotos archivo EL HERALDO

Artistas con conciencia

Hijos indígenas, Hablando, Cóndor pasa, Entre nosotros y Pensamiento de oro (que suena con un ritmo reggae y en español) son algunas de las 11 canciones que ya tiene grabadas Linaje Originarios y que, de hecho, cuentan con un videoclip producido por Jorge Valencia y que se puede ver en Youtube. Son producciones en las que se aprecia sus labores culinarias y artesanales e, incluso, la incorporación de instrumentos típicos de los embera chamí, como la tambora de cuero de venado, tan pequeña como una pandereta, para marcar el ritmo del rap.

'Nosotros, la verdad, hacemos esto con el propio sudor de nuestra frente, recogiendo café cuando hay cosecha y así…', cuenta Brayan sobre la difícil consecución de los recursos, pero 'orgulloso' de que su trabajo ya sea escuchado 'en países como Chile, México o Argentina'. 'Buscamos la unión, no importa la raza, raíces, colores, si es blanco, si es negro, si es indígena, todos somos uno, somos iguales', repiten una y otra vez.

​Brayan y Dairon saben lo que muchos en la ciudad quizá nunca han experimentado: subirse a una tarima, al frente de miles de personas, a cantar. Reconocen que sienten nervios, pero no pueden más que 'la energía y el respeto' que les transmiten todas las personas que los ven cantar en vivo, como sucedió en su reciente participación en La Batalla de los Gallos, que organizó Red Bull en Bogotá.

​Su sueño, en definitiva, es darse a conocer internacionalmente como artistas, pero más que eso, como emberas chamí que se rehúsan a desaparecer. 'Hemos pensado mucho en la fama, porque la fama daña mucho, hay personas famosas que olvidan de dónde son y a qué raíz pertenecen, y lo que nosotros queremos es volver siempre a nuestra realidad, rescatar los tiempos perdidos en nuestros antepasados'.