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Fue el último en salir por la puerta de vuelos internacionales del aeropuerto Ernesto Cortizzos, pero valió la pena la espera, porque el uruguayo Lucas Monzón se detuvo y atendió amablemente a las prensa barranquillera.

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El defensor, de 23 años, no ocultó la felicidad que le produce el vivir una nueva experiencia internacional.

“Muchas gracias a todos por la bienvenida. Un poco cansado por el vuelo, pero contento de haber llegado. Me enteré hace dos días que íbamos a cerrar acá y la verdad que me quedé muy contento cuando me dijeron que era Junior, uno de los equipos grandes de Colombia, me quedé súper contento”, afirmó.

Monzón reconoció que conoce poco de la ciudad, pero por lo menos tiene claro lo que significa Junior y lo exigente de su hinchada.

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“Sé que el clima es un poquito complicado, pero vamos a tratar de adaptarnos rápido”, dijo. “Este es un equipo grande, así que la exigencia es máxima. Me enteré que la gente pide mucha intensidad. Vengo a hacer historia”, agregó.

Una de las cosas que lo motivaron a venir fue la exigencia del fútbol colombiano. Hace poco tuvo la oportunidad de enfrentar al América de Cali, en la Copa Sudamericana, y el recuerdo no es muy grato que digamos (derrota como local del Santiago Wanderers, su antiguo club, por 3-1)

“Sé que los partidos en el fútbol colombiano son intensos y de alta calidad, eso también me llamó la atención a la hora de elegir venir acá, porque quiero seguir aprendiendo. Hace poco enfrenté al América y fue duro, así que sé que vengo a una liga fuerte”, expresó.

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Monzón no juega desde el 24 de abril, ya que una lesión muscular hizo que se perdiera los últimos 12 partidos con el Santiago Wanderers. El central, que debe pasar primero exámenes médicos, aseguró que ya va culminando su proceso de recuperación y espera hacer toda la pretemporada con Junior en plena forma.

“Ya estoy en la etapa final (de la recuperación), en una semana ya estoy en las canchas de nuevo, así que muy contento por eso. Ahora toca agarrar ritmo para volver al 100% para darle lo mejor al equipo”.

Lucas se reencontrará en Barranquilla con un gran amigo, el arquero Mauro Silveira, que lo espera con los brazos abiertos y con la ilusión de hacer historia en Junior.

“Con Mauro jugué en Wanderers y en la Selección. Ahí estuvimos charlando un rato, me está esperando para tomarnos unos mates (risas). Ambos venimos a Barranquilla a quedarnos”, concluyó.