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La piel de los futbolistas se ha convertido en un lienzo. Los artistas del balón en todo el mundo exponen una galería de tatuajes en sus brazos, piernas, cuellos, pechos, espaldas y rostros. Se ha vuelto muy común ver a cada jugador con un sello particular en su cuerpo, que más que una marca es una vivencia que decidieron que se quedará plasmada para siempre por un significado familiar, sentimental, personal o especial. En Junior también existen los que son apasionados por este ‘arte’.

El cancerbero Sebastián Viera es uno de los que más tatuajes tiene. El uruguayo se ha tatuado nueve veces, los últimos cuatro se los ha hecho en Barranquilla. Desde los 20 años Viera se enamoró de este estilo, su primera marca fue un premio que se ganó y que le dio un poquito de dolor de cabeza a su mamá.

'En un partido salí como mejor jugador de la cancha, y a la figura le regalaban un tatuaje. Me hice el de las iniciales de mi familia en el hombro. Obviamente que mi madre casi me mata, pero como fueron las iniciales de la familia, ahí pasó un poquito el trago amargo', cuenta en medio de risas el guardián del arco rojiblanco.

Viera siguió con esa pasión por los tatuajes y desde entonces no ha dejado pasar ningún momento especial en su vida con un valor importante. 'Me gustan los tatuajes, siempre y cuando tengan un significado. No me gusta que sean tan grandes y se noten tanto. Me he tatuado de todo. Los dos tobillos los tengo tatuados. En uno tengo el número 1, en el otro la S de mi esposa. En la pelvis tengo un tatuaje que me hice con mis amigos, también tengo tres palabras que significan mucho para mí que son: amor, sacrificio y respeto. Le tengo miedo a las agujas, pero uso una crema especial que me duerme', agregó el charrúa.

Carlos Oliveros Quinteros dice que fue el primero en hacerle un tatuaje a Viera desde que el charrúa se encuentra en Barranquilla. Con orgullo cuenta cómo vivió esa experiencia. 'Se lo hice cuando él estaba recién llegado a Barranquilla, fue el 5 de junio de 2011. Le hice el nombre de su hijo Máximo en la muñeca. Fue una experiencia única, yo lo contacté a través de Maikol Ortiz el fisioterapeuta', cuenta Oliveros quien también ha tatuado a Yimmi Chará y James Sánchez.

En el brazo izquierdo del defensa central Rafael Pérez sobresale un tatuaje que va desde el hombro y termina en la muñeca. El cartagenero es un apasionado por esto, pero dice que no volverá a pintarse la piel por una promesa que le hizo a su hija.

'Cada tatuaje es una vivencia que he tenido y trato de plasmarlo de esa forma. Tengo como seis. El del brazo izquierdo es una flor de loto y un pez Koi, que es japonés y significa prosperidad', sostuvo el cartagenero.

Jarlan Barrera es otro a los que le encanta el mundo tattoo. El barranquillero ‘Tavo’ Paternina relata como ha sido la experiencia que ha tenido con el mediocampista del Junior y otros jugadores rojiblancos.

'Jarlan se aguanta 6 horas de aguja, James en estos días se hizo varias piezas sin problema. Jarlan tiene el número 10, es un homenaje a su posición y al número que usa', apuntó Paternina.

El lateral izquierdo Germán Gutiérrez también luce un tatuaje imponente. 'En el brazo tengo un león, un balón y el nombre de mis hijos. Son tres tatuajes en uno. Me gusta el arte de los tatuajes. Es algo simbólico que plasmo en mi cuerpo', dijo el defensor.

Los que no usan

Sebastián Hernández, José Luis Chunga, Jorge Arias, Luis Díaz, Jorge Aguirre, Teófilo Gutiérrez, Enrique Serje, David Murillo, Víctor Cantillo, Yonathan Murillo, Alberto Rodríguez, Luis Carlos Ruiz y Deivy Balanta son los 13 jugadores del Junior que no poseen tatuajes. Algunos de ellos tienen la duda de si hacérselo o no, otros si son radicales y dicen que nunca se tatuarían.

'No tengo por una promesa a mi mamá. Una vez mi hermano llegó tatuado en el brazo y ese día mi mamá se molestó. Desde entonces le dije que no me tatuaría', contó Jorge Aguirre.

'Si me gustan los tatuajes, pero aún no tengo un motivo para hacerme uno. Estoy esperando un momento especial que me motive a hacérmelo', reconoció el defensa Jorge Arias.