
No creemos que se pueda catalogar como una sorpresa la victoria clara y contundente del filipino Merlito Sabillo sobre el colombiano Luis Chino De La Rosa, el sábado por la noche en Cereté.
Si bien al colombiano le podía caber el rótulo de favorito por pelear en su patio, se sabía de antemano que el asiático iba a ser un rival respetable. Los antecedentes de sus compatriotas Manny Pacquiao o Nonito Donaire ratificaban ese concepto.
Desde el mismo primer asalto se vio que el Chino iba a tener que dar mucho de sí para lograr que el cinturón de las 105 libras de la Organización Mundial de Boxeo se quedara en nuestro país.
El pegador de Arboletes intentó imponer su estilo agresivo desde el round inicial, pero se encontró con un Sabillo que no solo venía bien preparado, sino que estaba convencido de que ir a una decisión era correr un riesgo demasiado grande.
Respetamos todas las opiniones, pero consideramos que hasta el momento en que la pelea se definió, en el octavo asalto, el filipino estaba arriba en las tarjetas. Sin embargo, nos llamó poderosamente la atención que en la transmisión de televisión del combate se asegurara lo contrario e, inclusive, se afirmara que efectivamente en las tarjetas de los jueces el ganador era el colombiano.
Es una lástima lo del Chino, porque se perdió una buena oportunidad de tener un tercer campeón mundial en vigencia (los otros dos son Enis Pacheco y Momo Romero), pero hay que reconocer que se enfrentó a un rival superior.
Para aplaudir la respuesta de la gente de Cereté, que se abre como alternativa de plaza para grandes programaciones boxísticas, gracias al apoyo de su Alcalde. Es una pena que la fiesta no haya sido completa por la derrota de De la Rosa, a quien se le abona el coraje que mostró.
Por Manuel Ortega P.
Editor Deportes