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En una noche que quedará grabada para siempre en la historia del béisbol, Shohei Ohtani protagonizó una actuación de proporciones legendarias. El astro japonés no solo lanzó una joya desde el montículo, sino que además conectó tres jonrones en el mismo juego, guiando a los Dodgers de Los Ángeles a una victoria 5-1 sobre los Cerveceros de Milwaukee, resultado que selló el paso del equipo californiano a la Serie Mundial por segundo año consecutivo.

Lo ocurrido en el Dodger Stadium fue mucho más que un partido decisivo de postemporada: fue un espectáculo sin precedentes. Ohtani, quien asumió la responsabilidad de abrir el cuarto juego de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional (NLCS), dominó a los bateadores rivales durante seis entradas y un tercio, permitiendo solo dos hits y una carrera limpia, ponchando a diez rivales y demostrando que su talento trasciende las categorías convencionales del béisbol moderno.

Pero lo más asombroso vino con el bate. En la primera entrada, Ohtani abrió el marcador con un jonrón solitario ante José Quintana, convirtiéndose en el primer pitcher en la historia de las Grandes Ligas en conectar un cuadrangular de apertura en un juego de postemporada. Más tarde, en la cuarta entrada, volvió a sacarla del parque con un batazo descomunal de 469 pies que hizo vibrar las gradas del estadio. Y ya en la séptima, después de despedirse del montículo bajo una ovación ensordecedora, coronó su noche con el tercer jonrón del encuentro, un hecho que lo sitúa en un pedestal reservado para los mitos.

EFE

Con esta gesta, Ohtani se convirtió en el primer jugador en la historia de la MLB —en temporada regular o postemporada— en conectar tres jonrones y ponchar al menos a diez rivales en el mismo juego. Su actuación rompió moldes y reescribió los límites de lo que puede hacer un beisbolista de dos vías en la era moderna.

Las 52.883 personas que colmaron el Dodger Stadium fueron testigos de una hazaña que traspasa fronteras. En un deporte acostumbrado a las estadísticas, los números de Ohtani parecen salidos de un videojuego: 3 HR, 10 ponches, 6.1 entradas lanzadas y 0.00 de efectividad hasta dejar el montículo. Pero más allá de los registros, fue la manera en que lo logró lo que marcó el pulso emocional del encuentro: potencia, precisión y un dominio absoluto sobre cada faceta del juego.

Los Dodgers vuelven a la Serie Mundial

El triunfo 5-1 sobre Milwaukee completó la barrida (4-0) en la Serie de Campeonato y aseguró a los Dodgers su boleto a la Serie Mundial 2025, donde buscarán revalidar el título obtenido el año pasado. Es la quinta vez en los últimos nueve años que la novena angelina conquista el banderín de la Liga Nacional, consolidando una dinastía que se apoya en talento, profundidad y liderazgo.

El equipo dirigido por Dave Roberts se impuso a los Cerveceros con autoridad en cada faceta del juego. Su ofensiva, liderada por Ohtani y Mookie Betts, impuso el ritmo desde el primer episodio, mientras la defensa mantuvo impecable su consistencia. De esta forma, Los Ángeles se convierte en la primera franquicia en más de dos décadas en alcanzar Series Mundiales consecutivas, un logro reservado para los equipos más dominantes de la era moderna.

El ambiente en el estadio fue de fiesta total. Al finalizar el juego, los jugadores se abrazaron en el centro del campo mientras los aficionados coreaban el nombre de Ohtani, consciente de que habían presenciado algo irrepetible. “Nunca había visto una actuación así”, admitió Roberts en conferencia de prensa. “No sé si lo volveremos a ver. Shohei hizo todo lo que un ser humano puede hacer en un campo de béisbol… y más”.

Una noche inmortal

Con cada hazaña, Shohei Ohtani amplía su legado y desafía las reglas de lo posible. En una época en la que la especialización domina el béisbol, él encarna la esencia pura del juego: el espíritu de los pioneros, la versatilidad y la grandeza sin límites.

Mientras los Dodgers se preparan para la Serie Mundial —en busca del bicampeonato—, el béisbol mundial celebra una noche que quedará escrita con letras doradas. Porque lo que hizo Ohtani no fue simplemente ganar un juego: fue trascender la historia.