El Barcelona rozó la gloria en San Siro. Puso al Inter contra las cuerdas y estuvo a escasos minutos de volver a la final de la Liga de Campeones, pero los goles de Acerbi en el minuto 93 y de Frattesi en la prórroga (4-3: 7-6, en el cómputo global) quebraron con crueldad el sueño blaugrana y permitieron a los italianos sacar el billete a Múnich, donde se enfrentarán al PSG o al Arsenal para disputar el título, la deseada ‘orejona’ que se les escapó en 2023.
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Eliminatoria para la historia. Honor para Barcelona e Inter, desfondados tras brindar espectáculo puro en dos duelos a pecho descubierto. Una oda al fútbol que acabó cayendo del lado ‘nerazzurro’ después de una igualdad máxima y 13 goles que exhibieron el potencial de ambos equipos.
Fue un ida y vuelta constante. De los ataques continuos del Inter a la resurrección del Barcelona. De los hachazos de Lautaro y Calhanoglu a los centros con lazo de Gerard Martín, asistente de Olmo y Eric García. De estar contra las cuerdas al dominio absoluto blaugrana. Y el colofón final del tiempo reglamentario con el gol de Rapinha en el 89, disfrazado de Iniesta durante unos minutos, el palo de Lamine que pudo ser decisivo y la respuesta sobre la bocina de Acerbi en el 93 que revivió al Inter.
Ahí, en ese momento, en el minuto 93, cambiaron las tornas. El Barcelona se hizo algo pequeño y el Inter se agigantó cuando estaba muerto hasta que Frattesi entró en la historia del club con el gol en el 99 de la prórroga que vale una final.
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Hacía 10 años que el Barcelona no llegaba a una final de Liga de Campeones. Fue también en Alemania, aunque en Berlín. Era el año de su triplete, roto en añicos tras la visita a San Siro.
Sólo dos años hacía que el Inter disputó en Estambul la última. Ambos merecieron el pasaporte, pero será el Inter el que viaje a Múnich esta vez. Volvió al partido más importante del continente de manera heroica por la remontada en un escenario brutal como San Siro y ante un Barcelona que nada puede reprocharse. Murió de pie. Con honor. Con valentía. Dejándolo todo y sin dejar de soñar.
Fue un partido loco, aunque no fue el inicio tan caótico del partido de ida en el Lluis Companys. Las ideas de ambos se mantuvieron. El Barcelona quiso el dominio con el balón y el Inter acechó en todo momento en busca de una salida rápida. La única diferencia es que esta vez, jugando en casa, los ‘nerazzurri’ no quedaron a merced de los blaugrana durante mucho tiempo.
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Igualó el Inter las presiones altas, mantuvo el bloque sólido y, aunque precipitado en un inicio en busca del último pase, domó al Barcelona durante la mayor parte del primer acto, incapaz el combinado catalán de generar el torrente de ocasiones de la ida, mermado por el desacierto de Olmo, Rapinha y Ferran, y en busca constantemente de la chispa y genialidad de un Lamine Yamal siempre encimado.
El plan del Inter siempre estuvo claro. Y el Barcelona fue también siempre consciente de lo que iba a buscar Inzaghi. Ningún equipo cambió su estilo. Y los balones a la espalda de la defensa ‘culer’ empezaron a sucederse, con Dumfries como destinatario principal.
Tuvo Iñigo Martínez que aparecer en el corazón del área para evitar que el centro lateral de Mkhitarian llegara a Lautaro tras una salida espectacular de Bastoni, espectacular. Barella amenazó con un disparo escorado que salvó Szczesny. Fueron las dos ocasiones que amenazaron al Barcelona y que avisaron de las intenciones interistas.
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Y no fueron vacías, no cayeron en saco roto. Porque en el minuto 21, en un robo de Dimarco a De Jong en el centro del campo, llegó el primer hachazo. De carrilero a carrilero, aunque lejos de su zona habitual. Dimarco tardó un segundo en colocar un balón al espacio a Dumfries, que en posición regular solo tuvo que dejarle suavemente el balón a Lautaro, goleador en un partido en el que hace no mucho ni se le esperaba.

Intentó reaccionar este Barcelona, que, a diferencia de hace algunos años, no cae a la lona tras un golpe en la mandíbula. Tuvo dos ocasiones seguidas Olmo, la primera en un barullo dentro del área y la segunda con un disparo en una contra; y un disparo Pedri desde lejos.
La sensación era que el Inter, en realidad, tenía todo controlado. Ni siquiera un error en salida de balón que acabó con un centro de Eric y un intento de remate de Ferran hizo saltar las alarmas. Tampoco un tímido disparo de Lamine en lo que pareció ser una de las últimas de la primera mitad, que terminó agitada por el penalti de Cubarsí sobre Lautaro. Convirtió desde los once metros el infalible Calhanoglu.
El Inter lo tenía en la mano. Pareció definitivo. El Barcelona parecía lejos de la gesta. Hasta que el colegiado pitó el inicio del segundo acto. El Barcelona volvió a ser el Barcelona de Flick. Agresivo, preciso, dominador y propositivo, en busca de la enésima remontada de la temporada.
Y lo consiguió por todo lo alto. Desdibujó por completo al Inter en unos pocos minutos y se erigió como dominador total. Le faltaba el gol y lo encontró, quizá, de la manera más inesperada: en un centro lateral, con Gerard Martín como asistente y con Eric García como rematador en el segundo palo.
Noqueó ese tanto al Inter. El Barça olió sangre y pudo hacer el segundo inmediatamente con una contra con los mismos protagonistas: pase de Gerard y remate de Eric casi a puerta vacía. Casi, porque Sommer salió de la nada para hacer la parada de la noche y mantener a los suyos con vida. Fueron unos segundos efímeros, porque otra vez Gerard colocó un centro medido al segundo palo, directo a la cabeza de Olmo para igualar una eliminatoria que parecía perdida.
Intentó ser el héroe Lamine Yamal, pero su disparo a la escuadra lo repelió otra mano salvadora de Sommer. Fue el primer presagio de un duelo que ganó el meta suizo.
La gloria pareció estar reservada para un hombre que no tuvo una gran noche, pero cuya temporada es encomiable. Rapinha, en su primera acción de peligro, en el minuto 89, emuló a Iniesta para colocar al Barcelona, a su Barcelona, a escasos minutos de volver a una final de ‘Champions‘.
El destino, sin embargo, tenía otros planes. La épica, la gesta, al final cayó del lado que pareció dejar escapar el partido. Primero Acerbi, central disfrazado de nueve, llevó el partido a la prórroga. Y después Frattesi, en una jugada bestial de Thuram, sentenció al Barcelona, luchador durante los 15 últimos minutos, frustrado por las ocasiones de Lewandowski y el paradón de Sommer de nuevo a Lamine.
Se quedó a las puertas de la final de la ‘Champions‘, esa que el Inter, que pasó de estar muerto a celebrar un pase histórico, jugará ante el PSG o el Arsenal..