Batalla campal en partido sub-15 en Sabanalarga entre Universitario y Deportivo Galapa

Un campo de fútbol, el espacio destinado para el esparcimiento y la sana competencia, mucho más cuando se trata de niños y adolescentes, terminó convertido en un lamentable y bochornoso ring de boxeo. Hubo más patadas y trompadas que taquitos y goles, más agravios que celebraciones.

Una batalla campal se presentó en el partido entre el Club Deportivo Universitario y Deportivo Galapa, que se disputó el sábado en el estadio Marcos Henríquez, de Sabanalarga, en la jornada 17 del Torneo Nacional Sub-15, que es regido por la Difútbol.

Por un lado, jugadores de ambos equipos se trenzaban en una pelea, que después involucró a padres de familia de los dos lados, y por el otro un grupo de espectadores, integrantes y seguidores del equipo Universitario, que ejercía de local, la emprendieron contra el cuarteto arbitral integrado por Andrés Maza, Freyner Potes, Keyner Molina y Éver Gómez.

'Rechazamos de forma vehemente las agresiones físicas y verbales hacia nuestros compañeros por parte de algunos jugadores y padres de familia pertenecientes al Club Deportivo Universitario de Sabanalarga', expresó la Corporación de Árbitros de Fútbol del Atlántico (Codafa) a través de un comunicado.

'Es difícil ejercer nuestra labor en un escenario con insultos, presiones, amenazas, agresiones y resulta sorprendente la facilidad con la que se descalifica o, lo que es peor, se pone en duda la honestidad de todo el colectivo arbitral. Todo ello por, presuntamente, cometer errores arbitrales en el fútbol aficionado y, lo que es más grave, en el fútbol base, categorías que a todas luces deberían considerarse de ocio y formativas', agrega Codafa.

En los videos que llegaron EL HERALDO se ve cómo los cuatro jueces, a un costado de la cancha, intentan protegerse ante un grupo de personas que los insulta y trata de agredirlos.

En el primer párrafo asegura que 'repudia todos los actos que acaben con la fiesta y las emociones que produce este deporte', pero a a la vez admite que 'se presentó una batalla campal por una mala decisión arbitral, después de no pitar un penal claro y, en minutos posteriores, validar un gol en posición ilícita'.

'Ese hecho generó una confrontación ante las palabras desobligantes del réferi. Un jugador del equipo local, menor de edad, terminó siendo agredido por el juez central', se afirma en el comunicado.

Ojalá la Difútbol tome cartas en el asunto, investigue y sancione a quienes convirtieron un partido de fútbol en un espacio de violencia y mal ejemplo. Nada debe justificar esos comportamientos en una cancha, menos con niños y adolescentes en medio.