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Mientras en las canchas de squash de la Villa Bolivariana se compite ante la mirada de muchos sentados en las graderías llevados más por la novedad que por una afición, Luis Eduardo y Josué Polo, samarios como el morro de la bahía, asumen silenciosamente un papel protagónico.

Profesor de tenis y mesero, respectivamente, son quizás los que más relación tienen con los participantes internacionales, puesto que son los encargados de tejer y tensar las cuerdas de las raquetas que por efectos del uso se debilitan y se revientan. Su trabajo es tan importante en el squash como para el automovilismo lo es el mecánico.

Se les conocen como ‘encordadores’, tarea que Luis Eduardo aprendió de su amigo paisa, Alberto Rosas (ya fallecido) cuando juntos manejaban una escuela de tenis. Josué, que es mesero de un hotel en El Rodadero, aprendió de su hermano.

'Es una gran responsabilidad la que tenemos, pues debemos ceñirnos a los que los deportistas quieren', comentaron.

El promedio de raquetas que perfeccionan por jornada está entre las 10 y 14, tomándose para cada una 25 a 30 minutos. Luis Eduardo confiesa que otros encordadores lo hacen en un menor tiempo, pero por la experiencia.

'Yo suelo tensar raquetas de tenis en Santa Marta, pero en un promedio de 4 al mes, por eso tengo que ponerme las pilas para coger más cancha', anotó.

La tensión se mide por libras, generalmente entre 22 y 27. La máquina que utilizan no es propia, sino de la Federación Colombiana de Tenis y consta de un sostenedor de raquetas y un medidor de presión. Su costo comercial oscila entre los 3 y 3.5 millones de pesos.

Por raqueta arreglada cobran $20 mil y en la primera jornada del squash fueron conducidas a su ‘taller’ 11, siendo la mayor cantidad las de los chilenos (4) seguido de los colombianos (3), los paraguayos y guatemaltecos, con 2 cada uno.

La tarea que a los Polo les espera en los XVIII Juegos Bolivarianos va a ser más dispendiosa y de retos puesto que les toca multiplicarse para ser también los mecánicos de las raquetas del tenis, ráquetbol y bádminton, jornadas que apenas comienzan. Para esta última también hay una máquina especial.

Pese a que no están acostumbrados a arreglar tanta cantidad de raquetas en un solo día, Luis Eduardo y Josué recibieron el estímulo que esperaban, el empujoncito que quizás necesitaban para 'creérselas'.

Sebastián Gallego, una de las raquetas del team Chile, les hizo saber que el trabajo que hicieron fue tan bueno, que podría asegurar que fue mejor que el que le realizaron en otras competencias internacionales.

'Estuve en los Juegos Panamericanos 2015, de Toronto, en el Canadá y estos señores han hecho una tarea impecable… mi raqueta quedó a la perfección', manifestó.

El chileno le puso a su raqueta 27 libras, debido a que se ajusta más a su estilo de juego, en el rebote y cerca de la pared.

Los hermanos Polo saben que esto es solo una oportunidad, pues pronto el evento acabará, pero esperan que a raíz de la experiencia adquirida en los Bolivarianos, los llamen a justas venideras, una de ellas los Centroamericanos de Barranquilla 2018.