El nombre de Mike Schmulson va más allá de una relación con el béisbol. Este lituano, que nació el 16 de marzo de 1930, se sentaba frente a frente con deportistas, políticos, economistas, entre otras personalidades, y gracias a sus conocimientos e intelectualidad, desarrollaba grandes entrevistas con respuestas reveladoras.
La voz de Schmulson se apagó el jueves 15 de diciembre de 2016 a las 10:30 de la noche en la ciudad de Houston, Texas, EEUU, pero su legado quedará grabado en la memoria de todos aquellos que lo veían narrando béisbol por el canal Telecaribe.

Schmulson llegó a Colombia a los 2 años y se instaló en Ciénaga.
'Mis padres (ambos eran médicos) se estaban especializando en Francia cuando leyeron un aviso de que se necesitaban profesionales en una población colombiana y que estuvieran capacitados para atender enfermedades tropicales, ahí empezó todo, en la United Fruit Company, empresa que los contrató', contó Mike en una entrevista que le concedió al periodista Efraín Cuadrado del diario Al Día.
Pero la historia de Schmulson se tejió en Barranquilla, ciudad a la que llegó luego de cuatros años de estar en Ciénaga. Arribó en compañía de su madre y estudió en el colegio Americano, en el cual se graduó como bachiller. Luego estudió Ingeniería Química en la Universidad del Atlántico y después se marchó a la Universidad de Columbia a estudiar Economía y retornó a su amada ciudad.
'Barranquilla es una ciudad que quiero. Seguiré queriéndola y defendiéndola, por eso no quiero que le digan Curramba sino Barranquilla. Curramba me parece que es un gentilicio despreciativo. Que no le digan La Arenosa, porque ya no hay arena', expresó en algún momento.
El primer deporte que lo enamoró fue el boxeo, pero el béisbol se robó su corazón.
'Yo me aficioné al béisbol por accidente. En el mes de octubre de 1939, escuché una narración de la Serie Mundial de ese año y empecé a escuchar béisbol, pero no sabía el inglés suficiente. Leía la revista cubana Carteles y empecé a escuchar las transmisiones en onda corta que hacían las emisoras de los Estados Unidos para los militares que estaban en el pacífico combatiendo en la Primera Guerra Mundial. Comencé a aprender inglés y béisbol escuchando esos partidos que eran diurnos', recordó Mike, quien también era amante de los boleros.
Su primer relato de un partido de béisbol también se dio por accidente y fue en los Juegos Centroamericanos y del Caribe que organizó Barranquilla en 1946. 'Mi mamá era asistente médica y a mí me habían regalado unas boletas para entrar al Tomás Arrieta. De casualidad ese día no fue el narrador y me preguntaron que si me le medía y les dije que sí, de ahí para adelante ya tu sabes cómo es el cuento'.
Mike se casó hace más de 6 décadas con Susie Steckerl, también europea, con quien tuvo seis hijos y 16 nietos.
Junto a Rúgero Manotas y Marcos Pérez conformó un gran equipo de trabajo. Las transmisiones de los juegos de las Grandes Ligas tenían gran sintonía y la audiencia siempre lo admiró. Narró el batazo de Édgar Rentería que le dio a los Marlins la Serie Mundial en 1997 y su último Clásico de Otoño que transmitió fue el que disputaron los Cachorros y los Indios, en donde la novena de Chicago se quedó con el anillo de Serie Mundial.
El ícono de las transmisiones televisivas del béisbol de Grandes Ligas en Colombia dijo adiós, pero su legado quedará por siempre en la memoria de los que aprendieron a amar este deporte gracias a su voz.























