Los izquierdosos tratan de revivir el frustrado proyecto de ley que busca otorgar a las víctimas del conflicto dieciséis curules al Congreso, iniciativa aparentemente justa y digna de encomio. De justicia que, si los victimarios cuentan con diez curules, a las víctimas se les otorgue por lo menos las mismas diez. Pero no. Lo que estaban planteando era una trampa, como todo lo de los áulicos del santismo. Es que pretendieron escoger a los futuros congresistas entre una selectiva lista elaborada por sus compinches y los guerrillos, e inscribieron a su acomodo nombres de supuestas víctimas que no está claro cuánto lo son, y de algunas víctimas reales pero que fueron previamente adoctrinadas para actuar contra el gobierno, de tal manera que conjuntamente con los malandros alcanzaran suficientes votos para una eventual mayoría. Además, entre los inscritos habían ignorado que los familiares de los militares caídos en combate y de los soldados mutilados por las minas también son víctimas. Por ello es también de significativa equidad y de elemental justicia lo que propone el senador Antonio Zabaraín y es que, ceñido a los derechos y la igualdad que pregonan los izquierdos, a los militares retirados, a aquellos que dedicaron su vida a defendernos combatiendo insurgentes, que muchos sufrieron durante años el criminal secuestro en inhumanos campamentos guerrilleros, se les reconozca y otorgue también sus diez curules representándolos ante el Congreso. O sea, todos en la cama, no importa se tenga que modificar la Constitución para cambiar el número de congresistas.

También alborotan los izquierdosos por la tajante respuesta de Duque al abusivo mensaje que la oficina de derechos humanos de la ONU le envió instruyéndolo acerca de cómo gobernar, a cargo de quién debería estar nuestro valeroso ESMAD, y otras lindezas por el estilo. Era de esperarse. Con alguna frecuencia no sólo la Bachelet sino también en otras áreas la ONU muestra algunos marcados sesgos y se pasa de piña, al punto que ya Trump, sin agüeros, les paró el macho y los amenazó con no darles más billete. Al aquí delegado Alberto Brunori ya lo han botado de otros países por irrespetuoso y sesgado. Y la Bachelet, todos saben de sus confesas posiciones de extrema izquierda. Hay que zafarlos pronto.

Ésa es la izquierda malosa. La izquierda decente la representa Claudia López: Invitó a Peñalosa a su posesión, le reconoció sus positivos logros, ratificó a quienes lo hacían bien, valora al ESMAD, y hace poco trapeó al revoltoso estudiante miembro del Consejo de la Distrital. Sin rabia, con suave pero firme entonación, lo dejó como lo que es: Un farsante. Claudia es la izquierda al derecho.

Coletilla porteña: Soplan vientos de progreso en Puerto Colombia, que Duque y buena parte de su gabinete y altos mandos vinieron y se comprometieron con su desarrollo.

Coletilla editorial: Soplan también en EL HERALDO nuevos vientos de progreso y renovación: Damos la bienvenida al mando a alguien joven, con suficiente experiencia y, para mejor, mujer.

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