Las elecciones se ganan con votos y el voto se conquista enamorando al elector a través de diferentes acciones. Hay candidatos que llegan al público con más facilidad que otros. El atractivo físico es una ventaja especialmente en la actividad política que demanda buenas relaciones humanas y un “efecto halo”, un concepto psicológico vinculado a la belleza que indica que la apariencia física influye en los niveles de éxito, según opinión de la revista Ciencia y Tecnología. Ahora bien, si ese atractivo físico natural va acompañado de otras cualidades como el carisma, el buen humor y la facilidad de comunicación, se incrementa la posibilidad del triunfo.

Lo anterior significa que en una campaña electoral donde son varios los competidores, tiene más opción de triunfo quien tenga mejor atractivo físico, mientras que el maluco, como dice mi tía Bernarda de Aracataca, le queda más difícil persuadir, pues la pinta favorece al candidato o candidata con mejor parecido físico. La desgracia es mayor cuando la persona es maluca y pobre. De ahí que el mejoramiento de la imagen de los candidatos o candidatas ha generado otras fuentes de ingresos como son los salones de belleza, gimnasios para construir una figura atlética, así como los centros médicos de cirugía estética y dermatología.

De otra parte, hay que advertir que la política mueve la economía de un país. Por ejemplo: reuniones de barrios y veredas implican grandes gastos para movilizar amigos y simpatizantes, comandos políticos, publicidad en los medios de comunicación y redes sociales, estrategas políticos (nacionales y extranjeros), refrigerios, camisetas, gorras, pancartas, pasacalles, publicidad en paredes, movilización en diferentes medios de transporte, tipografías, tiendas de barrios para las empanadas y hayacas, tamales, lechona para la atención del elector (exigente y de buen apetito), así como la música y equipos de sonido de alta potencia que haga vibrar el tímpano del mundo político, incluyendo grupos musicales de diferentes niveles y cantantes de prestigio nacional, pues el más barato cobra 50 millones de pesos por presentación.

Se calcula que los 3.100 candidatos inscritos para las elecciones del Congreso de la República en marzo de 2026 generan una actividad económica de unos 9 billones de pesos, (3.000 millones de pesos cada uno en promedio), casi el valor de la reforma tributaria que peleaba el Presidente Petro en el legislativo actual.

Por eso, como dicen Los Guaracheros de Oriente: La fiesta no es para feos.

@FcuelloDuarte