Entiendo la decisión de los directivos de Junior. Luis Fernando Suárez encontró un Ferrari y lo volvió un cacharro. Así de sencillo. Tomó un equipo ordenado, sincronizado, que ganaba, que gustaba y hasta goleaba, y en sus manos se convirtió en un conjunto caótico, previsible, gris, estéril y tedioso.
Obvio que los jugadores tienen una alta responsabilidad en este flojo desempeño general, ellos son los que entran a la cancha y juegan, pero fue Suárez quien reaccionó con pasividad ante el desmoronamiento y sostuvo a varios en las formaciones a pesar de sus discretos rendimientos.
Sí, no pone pases, no mete goles, no rechaza, no ataja, no desborda, no centra y no gambetea, pero sí decide quiénes son los jugadores que se encuentran mejor preparados y más enchufados para ejecutar cada una de esas acciones.
No sustituyó a los que peor jugaban ni buscó soluciones a tiempo. Insistió en lo mismo a pesar de que no le daba resultados.
La determinación de la dirigencia es comprensible por los resultados y por el estilo de juego. No solo es la eliminación en la Copa Libertadores ni las ocho jornadas consecutivas sin ganar en la Liga (con un solo golcito en los últimos cinco partidos). El funcionamiento general de Junior fue decreciendo tanto que terminó jugando a nada, sin brújula, sin norte, sin libreto, al garete, a su suerte, a la buena de Dios. Algo evidente y desesperante para todos, excepto para Suárez que en la ruedas de prensa aseguraba que estaba “tranquilo” con lo hecho por sus dirigidos. Además, el DT se veía como fastidiado y resignado desde la raya técnica.
No creo que haya existido “rosca de los jugadores”, como repite mucha gente con una certeza que realmente no tiene un sustento de peso. A Suárez no le fue bien, simplemente eso.
No logró darle continuidad a la herencia que le dejaron. Y no había señales de mejoría. Por eso se hizo insostenible.
¿El reemplazo?... Aunque sea caramelo repetido (nueve veces), aunque ya parezca el cuento del gallo capón y aunque se haya marchado al Colón cuando podía consolidar más a Junior, Julio Comesaña es el nombre más coherente ahora mismo para suceder a Suárez, a pocos días del crucial partido ante Melgar y del inicio de los cuadrangulares semifinales. Es el DT que llevó al club a su octava estrella y a la final de la Copa Sudamericana hace unos meses, prácticamente con esta misma nómina.