La directora española Isabel Coixet no deja de sorprendernos cada vez que incurre con un nuevo tema en el mundo del cine. Así lo muestra su trayectoria que comprende Cosas que nunca te dije (1996), A los que aman (1998), Mi vida sin ti (2003), La vida secreta de las palabras (2005; ganadora de 4 Premios Goya), Invisible (2007), Viaje al corazón de la tortura (2003), Elegy (2008), Escuchando al Juez Garzón (2011, Premio Goya a Mejor Documental), Ayer no termina nunca (2012), Mi otro yo(2013), Learning to drive (2013),y Nadie quiere la noche (2016).
En esta ocasión, con La Librería, nos trae un melodrama clásico con toques de ironía y mucha sensibilidad, ganadora de varios premios, entre ellos el Goya como Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guión Adaptado.
Basada en la novela de Penelope Fitzgerald nominada al Booker Award, la película tiene lugar en Hardborough, un pequeño pueblo costero en Inglaterra, donde una joven viuda, Florence Green (Emily Mortimer), lleva adelante su sueño de abrir una librería, la primera en la localidad. Para ello debe soportar la resistencia de varios de los locales, entre ellos los dirigentes mas influyentes y, por supuesto, los mas adinerados.
Está finalizando la década de los 50 y las expectativas para una mujer sola no son exactamente las que cumple Florence, con su espíritu libre, arriesgada y decidida, que se atreve traer a este pueblo conservador de pescadores obras de autores como Ray Bradbury y Vladimir Nabokov.
Su principal opositora es la gran dama de la sociedad, Violet Gamart (Patricia Clarkson), quien se rebusca las formas mas retorcidas para abortar el proyecto. El principal apoyo viene de un viudo y entusiasta lector, Edmund Brundish (Bill Nighy), que se encuentra recluido en su casa y se comunica con ella a través de mensajeros.
Mientras Edmund se deleita con las nuevas adquisiciones que Florence le hace llegar, Violet busca excusas para atacarla y reprimirla, y la reciente publicación de Lolita parece ofrecer la coartada perfecta.
Aunque al parecer tenga algunos lugares comunes, las excelentes actuaciones y la admirable ambientación hacen que la cinta se mueva con ritmo propio, y nos lleve a doblegar la frustración que los acontecimientos puedan provocar en el espectador.
Las buenas intenciones, cuando de cultura se trata, no son suficientes, y Florence tendrá que verse obligada a revaluar su propuesta. Lo hemos visto y experimentado mas de una vez.
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