Agradar es una forma de insulto para el egoísmo. Si se cree que la popularidad, el carisma o el lenguaje afable son amenazas para quien ostenta una dignidad o posición de liderazgo, no se ha entendido correctamente que significa tener la responsabilidad de tomar buenas decisiones. El líder ideal inspira y la influencia eficaz, motiva.
El mejor decisor se rodea de mucho potencial. Ubica en cada sector a quienes más le pueden aportar, aunque no sean sus favoritos, preferidos o procurados. La gracia de la buena dirección es saber fusionar creatividad, experiencia, compromiso, talento, empatía y buena disposición al trabajo en equipo. Con la realidad no se debe jugar a la superstición.
En muchas culturas se ha dicho que la gente prefiere el bienestar de los demás siempre y cuando no sea superior al suyo. Principalmente en aquellas sociedades en las que la competencia se confunde con la comparación. La mejor forma de encontrar equilibrio entre habilidad y posibilidad es evitar la parcialidad. La subjetividad es una rueda suelta en el viaje de la excelencia.
Si los resultados importan, la forma cómo se muestran, revela si la galería es capaz de colocar las piezas de arte en los estándares que les corresponden. Una joya incrementa su valor si aparece en la ocasión ideal para brillar. La etiqueta, el protocolo, los usos, las formas, las tradiciones y las costumbres no son maquillaje en el rostro del líder: Son el contexto que vuelve atractivo al contenido.
Lo peor constituye el nivel más bajo de lo que se comparó con lo malo. Si se refiere a algo bueno, la palabra se vuelve muy desagradable, sonando tan inferior cómo la pronunciación incorrecta de sus vocales. Decir qué es peor, resulta humillante si se refiere a personas, seres vivos o nuevas tecnologías.
Ordinario es aquello común y corriente, habitual, normal, rutinario o típico. La ordinariez, tiene unas dimensiones muy grandes en las profundidades de la baja calidad en la toma de decisiones. El líder ordinario suele ser soez, ineficiente, procrastinador, incumplido, irresponsable, improvisado y peleonero. Prefiere siempre la confrontación por encima de la concertación.
Lo ‘peordinario’ es la pésima representación de lo correcto, normal o habitual, por la capacidad de desvirtuar el valor de los bienes, la razón de las decisiones y la causa de las preferencias. Es la agresión ética del discurso deficiente. La alusión peyorativa de la personalidad.
Entre ser y parecer seduce la buena imagen. Encanta por tu valor. Sigue tu convicción. Lidera con integridad. Sorprende, inspira, motiva y anima: Que no te atraiga lo ‘peordinario’.
@JulioCesarHT