Colombia vive en la actualidad uno de los dilemas más complejos de las últimas décadas en materia de política exterior. ¿La razón? Las actuales tensiones entre Estados Unidos y Venezuela luego de que Washington ordenara un despliegue militar en aguas del mar Caribe.
El gobierno de Gustavo Petro no la tiene fácil. En la confrontación, por un lado, está Washington, su principal socio comercial, y, por el otro, la nación vecina con la que comparte enorme extensión de frontera. La prudencia y cordura, de acuerdo con los expertos, son las virtudes llamadas a reinar en medio de los enfrentamientos; sin embargo, los tres países involucrados carecen de dignidades que afronten las coyunturas con la diplomacia que se requiere.
La actual crisis
La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, anunció hace unas semanas una recompensa de 50 millones de dólares por información que conduzca al arresto del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Estados Unidos acusó a Maduro en 2020, durante la primera presidencia de Donald Trump, por delitos de narcotráfico y terrorismo, y en enero de 2025, la actual Administración aumentó la recompensa por su captura a 25 millones de dólares.
Posteriormente, la Casa Blanca comenzó a desplegar a 4.000 agentes –principalmente infantes de Marina– en las aguas de Latinoamérica y el Caribe para combatir a los carteles del narcotráfico, además que reforzó su presencia con aviones, barcos y lanzamisiles.
Por su parte, Nicolás Maduro acusó a Estados Unidos de buscar un “cambio de régimen” de manera “terrorista, militar”
“Lo que amenazan con intentar hacer contra Venezuela, un cambio de régimen, un zarpazo terrorista, militar, es inmoral, criminal e ilegal”, dijo el mandatario en un acto desde la sede del Legislativo, en Caracas, transmitido de forma obligatoria por las cadenas de radio y televisión del país.
Maduro agradeció a los gobiernos “la solidaridad, el apoyo que le han dado hoy a Venezuela y el rechazo mundial unánime a que Estados Unidos abra un conflicto armado en Suramérica, y lo sume a sus fracasos de Vietnam, Afganistán, Irak, Libia”.
Además, sostuvo que el derecho internacional “prohíbe la amenaza del uso de la fuerza contra Estados soberanos y el uso de la fuerza contra Estados soberanos”.
“Venezuela volverá a ganar, ganará otra vez la paz, la estabilidad, el crecimiento, la armonía, entre todos los venezolanos y todas las venezolanas, en cualquier circunstancia que hemos vivido, esa ha sido la fórmula, Dios está con nosotros, porque Dios está con los valientes, con los justos”, añadió.
El jueves, Maduro convocó a una jornada de alistamiento de las fuerzas milicianas durante el fin de semana, en respuesta al patrullaje de buques que planteó Estados Unidos en aguas del Caribe.
Petro enciende la llama
Sin la prudencia necesaria para manejar este tipo de conflictos, el presidente Gustavo Petro aseguró el martes que una invasión de Estados Unidos a Venezuela convertiría a ese país en otra Siria y arrastraría a Colombia a otro conflicto.
“Los gringos están en la olla si piensan que invadiendo Venezuela resuelven su problema (y con eso), meten a Venezuela en el caso de Siria, solo que con el problema (de) que se arrastran a Colombia”, manifestó Petro en un consejo de ministros transmitido al país.
Sin embargo, la declaración de Petro que más encendió la polémica fue una propuesta de fusionar el ejército colombiano y el venezolano en medio de la actual coyuntura.
El pronunciamiento no fue bien visto en Colombia. En este sentido, la presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana, María Claudia Lacouture, cuestionó al mandatario porel respaldo que ha hecho al régimen de Nicolás Maduro.
“¿Hermandad de pueblos o complicidad con una dictadura? Decir que cualquier operación en Venezuela es agresión a Colombia no es diplomacia: es volcar al país y a sus fuerzas a defender a un dictador y a un delincuente. Defender a los pueblos hermanos no es blindar dictadores”, criticó.
En este sentido, Luisa Lozano, directora del programa de Relaciones Internacionales de la Universidad de la Sabana, consideró que Colombia debe mantener una actitud prudente, pero estratégica.
“Es decir, Colombia tradicionalmente ha tenido como aliado a los Estados Unidos no solo en materia política y comercial, sino en la lucha contra las drogas. Y es un aliado que por años, con todos los problemas incluso que estos programas han tenido, pero también con todas las bondades que han dado, pues ha financiado la lucha contra las drogas en el país. Yo creo que esta es una oportunidad en un sentido muy puntual y es la tecnología y todo lo que puede desplegar a nivel militar los Estados Unidos es una capacidad que no tiene Colombia para atacar carteles de narcotráfico. Eso es una realidad. Ahora, cuando digo también muy prudente es porque no se trata de abrir las puertas de forma casi que unilateral: vengan, hagan lo que quieran en la región”, señaló la experta.
No obstante, Lozano advierte que el apoyo público de Petro a Maduro podría generar que Estados Unidos dejara de ver con buenos ojos a la administración colombiana.
“Definitivamente es una posición de frente en apoyo al Gobierno venezolano que nos podría poner en aprietos con nuestra relación con los Estados Unidos y eso es algo que tiene que ponderar el gobierno Petro. Y creo que el presidente tiene que ser muchísimo más prudente en lo que comunica, en lo que dice, porque ya lo vimos no solo con los aranceles y los impuestos que se han puesto a los productos, el gobierno Trump, por la misma personalidad de Trump, es un gobierno muy transaccional y quienes no son sus amigos pagan las consecuencias”, recalcó.
Por su parte, Ronald Rodríguez, de la Universidad del Rosario, aseguró que en este momento difícil para la diplomacia Colombia no tiene las personas capacitadas para ese ejercicio. Además, criticó los constances cambios en la dirección de la Cancillería.
“Colombia debe ser muy prudente porque no puede entrar en una confrontación directa con los Estados Unidos, pero tampoco puede terminar convirtiéndose en la caja de resonancia del régimen venezolano. Entonces, hay que tener muchísimo cuidado. Yo creo que el Gobierno colombiano debe ser muy prudente, debe mantener una distancia fuera del hecho porque la relación triangular es muy compleja. Lo más seguro es que Colombia quede descertificado en el próximo mes de septiembre y eso va a tener unas implicaciones. A veces pareciera que la alineación discursiva del presidente va más en eso, en la construcción de una narrativa antinorteamericana frente a los problemas que causa la vecindad con Venezuela”, aseguró.