No son buenas las expectativas que tienen excancilleres e internacionalistas consultados por EL HERALDO sobre un pronto retorno de la democracia en Venezuela tras el hecho de que el pasado jueves el Tribunal Supremo de Justicia del vecino país, controlado por magistrados afines al chavismo, confirmó que los cuestionados resultados de las elecciones del pasado 28 de julio le dieron la victoria a Nicolás Maduro. El mandatario lleva más de una década ejerciendo un poder absoluto en el Palacio de Miraflores, donde además el chavismo se ha atornillado desde hace más de dos décadas al Ejecutivo.
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Un grupo de ex jefes de Gobierno calificó el pasado viernes dicha ratificación como “un golpe de estado contra la soberanía popular”. En la declaración conjunta, 30 exmandatarios que forman parte de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA) señalaron que esa soberanía popular quedó expresada en “la clara decisión de los venezolanos de elegir presidente de la República a Edmundo González Urrutia”, el candidato del bloque opositor mayoritario.
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Agregaron que así lo confirman además los informes técnicos de la ONU, la OEA y el Centro Carter. E hicieron eco los ex jefes de Gobierno de lo expresado por la Misión de las Naciones Unidas sobre Determinación Crímenes de Lesa Humanidad, que alertó de “la falta de independencia e imparcialidad del Tribunal Supremo de Justicia y del Consejo Nacional Electoral de Venezuela”, los cuales incluso “han desempeñado un papel dentro de la maquinaria represiva del Estado”.
Firman la misiva, entre otros, los expresidentes de España José María Aznar y Mariano Rajoy; de México Vicente Fox y Felipe Calderón; de Argentina Mauricio Macri y de Colombia Iván Duque, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe.
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A su vez, el expresidente Juan Manuel Santos, nobel de paz de 2016, calificó de “patraña” la decisión, agregando que “Colombia no puede, ni debe avalarla, como se lo dijimos ayer (miércoles) al canciller (Luis Gilberto) Murillo en la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores”.
Asimismo, el presidente del Congreso, el senador Efraín Cepeda Sarabia, del Partido Conservador, rechazó el viernes en sus redes sociales el anuncio “que pretende convalidar estos resultados sin sustento, desconociendo el fraude electoral perpetrado por el régimen; lo que es peor, sin revisar las actas”.
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“Reiteramos: solo una auditoría imparcial e independiente de los votos, con una evaluación de todas las actas, permitirá garantizar el respeto a la voluntad popular soberana y la democracia en Venezuela”, agregó, pidiendo además “respeto por los opositores, quienes están soportando violaciones de los Derechos Humanos, al igual que los ciudadanos que pacíficamente reclaman el respeto al voto y el restablecimiento de la democracia”.
Para el próximo martes, el canciller Murillo invitó a los expresidentes del país a asistir a la reunión consultiva de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, después de que cuatro exmandatarios rehusaran participar en la informativa que se celebró el pasado miércoles para debatir, entre otras, la situación en Venezuela.
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“Invitamos a todos los expresidentes a que asistan porque ese es el escenario más importante de planteamientos de Estado, donde nos encontramos los que pensamos de manera distinta y tenemos recorridos políticos distintos, pero ahí es donde realmente se encuentra el país”, dijo.
Brasil, Colombia y México han mantenido una postura pareja sobre Venezuela, sin reconocer a ningún ganador y pidiendo a Maduro entregar las actas electorales, en tanto sus cancilleres han dicho que mantendrán sus consultas de “alto nivel”, pero con pleno respeto a la “soberanía y la voluntad del pueblo venezolano”.
Maduro se entroniza en el poder
El excanciller Julio Londoño Paredes reiteró en EL HERALDO que la decisión del tribunal “estaba esperada, era una acción que estaba cantada prácticamente porque el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela está constituido por amigos incondicionales del régimen desde hace tiempos”.
Frente a las opciones que le quedan al vecino país, comentó: “Mi impresión personal, puedo pecar de pesimista, es que el señor Maduro va a quedar entronizado en el poder por lo menos hasta el año 2031 si es que antes no modifica la Constitución nuevamente para prorrogar su mandato o permitir una nueva reelección. El pueblo venezolano no tiene otra cosa que mantener sus protestas como lo ha hecho, con respaldo y apoyo de la comunidad internacional en general, porque no todos los países obviamente se han abstenido de reconocer el triunfo del señor Maduro, hay varios que así lo han hecho; entonces, es una lucha complicada y que naturalmente creo que está en las manos de los venezolanos salir adelante”.
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Dijo además que la gestión conjunta de Colombia con Brasil y México ya quedó bastante diluida, debido a que Brasil ha sugerido la opción de unas nuevas elecciones, lo que ha sido rechazado tanto por el gobierno como por la oposición venezolanas, y México ha tomado una posición de otras características porque el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que solamente esperaba la decisión del Tribunal Supremo para tomar una decisión.
“No sabemos cuál va a ser la opción que en última instancia tome el presidente de la República (Gustavo Petro) sobre ese particular. Como se sabe, tenemos otra reunión de la Comisión Asesora el próximo martes con el presidente y no sabemos cuál va a ser la línea que va a adoptar, dentro de los mismos miembros de la comisión hay diferentes puntos de vista, como es natural”, expresó el ex ministro de Relaciones Exteriores.
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Y de cara a la presión de la comunidad internacional tampoco se muestra optimista el exjefe de la cartera diplomática, pues advierte que en este momento los Estados Unidos están muy complicados, tienen una guerra en el marco de la OTAN con Rusia, una situación muy complicada en el Medio Oriente con Israel y Hamás y además están en una situación interna con un proceso electoral muy complejo cuyo resultado es impredecible.
“Naturalmente los llamamientos de la comunidad internacional creo que no van a tener mucho efecto, en las elecciones pasadas 50 países, entre otros Colombia, no reconocieron a Maduro y hubo pronunciamientos de la OEA y de organismos internacionales y a lo largo se diluyeron: mientras esté el gobierno de Maduro afianzado y respaldado por las fuerzas armadas no creo que haya ninguna modificación en la situación venezolana”, concluyó.
La oposición debe insistir
La filósofa y magistra en desarrollo económico de América Latina, Martha Lucía Márquez, cuestionó en este diario que “como lo afirmó un grupo de profesores de derecho constitucional de la Universidad Central de Venezuela, el Tribunal Supremo de Justicia no tiene la función constitucional para avalar el resultado electoral. Eso es competencia del CNE, que solo puede proclamar vencedor después de consolidar los resultados electorales y eso supone mostrar las actas”.
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En otras palabras, agrega la doctora en estudios sociales, el CNE no hizo bien su labor de garantizar la integridad de las elecciones por lo que la promulgación de Maduro como ganador no está ceñida a la ley.
Y puntualiza la directora del Centro de Investigación y Educación Popular, Cinep, de la Universidad Javeriana, que “lo que tiene que hacer la oposición es seguir insistiendo en eso: el CNE no puede proclamar sin mostrar las actas detalladas por mesas. La academia apoya este argumento jurídico que será la base para no aceptar lo que dice el Tribunal Supremo”.
Fricción o intervención
El internacionalista y politólogo, experto en política de América Latina, Manuel Camilo González, plantea en diálogo con este periódico cuatro posibles escenarios. El primero, la consolidación autocrática, en la que Maduro logra controlar la situación, ganando tiempo, haciendo que la oposición se desgaste en movilizar a la gente y que al final de cuentas no se logre instalar un nuevo gobierno.
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“Segundo: un quiebre en la coalición autocrática y ahí lo que se busca es que existan fricciones internas del régimen y esta parte que disiente del control de Maduro termina aliándose con la oposición para que se produzca por lo menos una negociación a una transición pacífica. Usualmente este tipo de escenario siempre está concentrado en los esfuerzos sobre las fuerzas armadas, que son el actor clave, y aquí la idea es cómo convencer al alto mando e incluso a los subalternos, lo cual es muy complejo debido a que el esquema de corrupción generalizado que ha generado el régimen impide que el cálculo costo-beneficio esté del lado de la oposición”, dijo.
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Añade el catedrático de la Universidad Javeriana que el tercer escenario es una suerte de empate técnico: el país no es gobernable para Maduro y por lo tanto genera mucha inconformidad dentro de sus filas y la oposición renuncia a una expectativa de gobernar y se aboca incluso a tratar de compartir el poder, y el resultado sería un cogobierno. Tal vez, admite, es la menos probable porque el chavismo no quiere dejar el poder y la oposición tampoco estaría convencida de lograr acuerdos sabiendo que han ganado las elecciones.
“Y cuarto, que también es poco probable, es una intervención internacional, que posiblemente se podría presentar si Donald Trump es presidente de los Estados Unidos este noviembre debido a que obviamente el escenario de un Juan Guaidó 2.0 existe y tenemos un Edmundo González que tiene votos y lo legitiman –pero distinto porque Guaidó no ganó ninguna elección–, y esto también iría en línea con quebrar la lealtad de las fuerzas armadas y de incluso el parlamento o los tribunales de justicia”, observó González.


