
Mi son, es un caprichito, caprichito de verdad, y todos quieren bailar este ritmo, este ritmo tan caliente y sin igual, tururum. Lindo capricho, capricho de verdad...
Canciones como esta llenan de alegría a quienes las escuchan; tienen armonía, buena letra y sincronización auditiva. Lo mismo puede decirse de: Yo me llamo cumbia, yo soy la reina por donde voy, no hay una cadera que se esté quieta donde yo estoy, mi piel es morena como los cueros de mi tambor y mis hombros son un par de maracas que besa el sol, traigo en la garganta una fina flauta que Dios me dio, canuto de millo, ebria de tabaco, aguardiente y ron...
Es una canción guapachosa, ritmo jacarandoso y letra fácil de aprender, y dispone el ánimo para entusiasmar a las personas. Pero en el mercado musical existe una serie de ritmos de diferentes tonalidades y de difícil audición, porque si usted transcribe lo que allí se dice no tiene rima.
Cada época ha marcado un estilo musical que ha variado para el deleite del melómano. Pero en la incursión de estos géneros tipo reguetón, champeta, solo para nombrar algunos, son letras expresadas en un lenguaje burdo y a veces soez.
La próxima vez que escuche música, no lo haga buscando aquella melodía que todo el mundo escucha, sino aquella que a usted le llene, le sea agradable al oído y le proporcione relax en vez de estrés.
Nubia Esther Mendoza Martínez
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