El folclor colombiano perdió a uno de sus mitos en la proyección del folclor. Sonia Osorio mantuvo viva la llama del folclor colombiano, lanzándolo al mundo con su Ballet de Colombia, dándole un espacio que antes no tenía, a pesar de los puristas que propendían por mantenerlo en su estado puro y localista.
Una mujer a quien le cabían los adjetivos de verraquera, tesón y perrenque con justeza: mandarria, sus cualidades, ritmo desde las entrañas, desenfado, imaginación, amor a su patria, exquisito gusto, disciplina férrea... La proyección que le dio al folclor a nivel mundial impresionante, se codeó en los mejores escenarios nacionales e internacionales, mostrando una de las grandes bellezas de nuestro país, como lo es el folclor.
Estrella de la cultura, emprendedora e inteligente en el amplio sentido de la palabra, dueña de una gran honestidad y franqueza. Brillantes en las actuaciones, contagiaba a los asistentes con sus bailes y coreografías, dejando en cada escenarios la riqueza de nuestra cultura. Lo mejor de la patria viajó con ella y abrió los ojos de lejanos países a nuestra cultura andina, caribeña, llanera, afroamericana. Con ella viajaron las cumbias, los ritmos del Pacífico, el mapalé, el joropo llanero, el bambuco huilense, los mercados cundiboyacenses y las campesinas con faldones negros y sombreros. Sonia vivió su vida con intensidad, y sus amores con una pasión desbordante. Nada en ella fue tímido ni sencillo.
Enamorada de lo nuestro, promotora de lo bello de nuestra gente, de nuestra herencia, de nuestro terruño, y nos enseñó a amar nuestro folclor con sus extraordinarias danzas que elevaron a la máxima potencia nuestros ritmos autóctonos.
Con su partida deja un vacío de nuestro folclor, pero también un legado inconmensurable que debe seguirse para el bien de nuestra cultura, hoy, ella está en los confines celestiales, reunidos con los grandes de nuestro folclor que ya han partido disfrutando de cantos, danzas y bailes colombianos.
Anuar Cortázar Cáez
c.c. n° 3.873.885 de Cascajal
Magangué Bolívar
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