El Heraldo
Barranquilla

“En las universidades debe haber más libertad”

El nuevo rector de Uninorte se posesionó el pasado 3 de julio, tras el retiro de Jesús Ferro Bayona. Dice que continuará dictando clases y que espera incentivar una mayor participación del Caribe en el debate nacional.

Para Adolfo Meisel Roca, uno de los máximos estudiosos de la historia económica de Colombia, asumir la rectoría de la Universidad del Norte es regresar a un mundo que ha sido suyo por años, un lugar que no le resulta extraño. 

El excodirector del Banco de la República es egresado en Economía de la Universidad de Los Andes con maestría y doctorado en Economía de la Universidad de Illinois. Es, sobre todo, un defensor de la investigación y de la educación de calidad. Por eso, aseguró que promover el liderazgo en la Región Caribe e instarla a una mayor participación en los debates a nivel nacional son algunos de sus principales propósitos en este nuevo cargo.

En una entrevista con El HERALDO, Meisel compartió sus perspectivas, ideas y retos para cumplir con lo que se ha trazado: “aportar significativamente a la mejoría de Uninorte”.

P.

Viene de ser codirector de Banrepública y ahora rector de la Universidad del Norte, ¿qué puesto le parece más difícil?

R.

Aún no lo sé. Como codirector tuve una buena formación en macroeconomía y teoría económica, mis áreas principales han sido política monetaria y macroeconomía, así que tengo fundamentos sólidos en esos campos. Pero el campo universitario no ha sido raro para mí, ha sido mi mundo por muchos años. Empecé a dictar clases a los 22 años, luego siete años estudiando en Estados Unidos y siendo asistente de investigación o del profesor. Desde que regresé a Colombia he seguido dictando clases en los Andes, la Javeriana, la Norte, entre otras universidades. En ese sentido, la universidad no es diferente para mí.

 

P.

¿Qué es para usted la Universidad del Norte?

R.

Es una iniciativa del sector privado barranquillero que ha sido exitosa incluso en la época cuando la ciudad pasó por sus mayores dificultades. La Universidad del Norte se ha mantenido apartada de eso. Ha sido independiente, se ha caracterizado por su excelencia en medio de una región con dificultades y con indicadores de educación que no son los mejores.

P.

Después de una rectoría tan prolongada y tan marcada por la figura de su antecesor, Jesús Ferro Bayona, hay quienes creen que ya está todo hecho…

R.

Yo no creo que en una universidad no haya nada que hacer. En las mejores universidades del mundo siempre hay un margen para mejorar la calidad y por supuesto en nuestro país, donde ninguna de las instituciones está en los primeros lugares del mundo, hay mucho camino por recorrer. El principal reto de cualquier universidad es ser mejor. Después de mí, el próximo querrá seguir mejorando la calidad. Ojalá yo pueda, es un proceso que no termina, además de otras labores, claro.

 

P.

¿Tiene un plan ‘bandera’ para su rectoría?

R.

En mi primer diálogo con el Consejo Directivo me preguntaron que cuál era mi filosofía de educación y les dije: “yo no vengo a hablar de filosofía de la educación ni nada sofisticado, yo simplemente vengo con mucha humildad a trabajar”. El objetivo que me quiero trazar es aportar al mejoramiento significativo de la universidad y eso se logra en el día a día, en las pequeñas decisiones y bueno, en algunas grandes. Es fundamental la calidad de los docentes, profesores con doctorados y con potencial de investigación. No hay que descuidar las clases, yo pienso dictar clases. La calidad de la enseñanza es fundamental.

P.

Usted tuvo una época universitaria muy agitada y convulsa, ¿cómo la vivió y qué reflexiones hace?

R.

 Recuerdo que en el 72 me tocó un paro y me fui a Cartagena para leer. A mí me gustaba mucho leer teatro y cuando llegué a Bogotá había mucho teatro y cine. Tenía compañeros que habían estado años en Europa y hablaban de pensadores que yo ni conocía, eso me estimuló mucho la lectura y la discusión amigable con los compañeros. Era un entorno de efervescencia intelectual. Yo aprendí más en las discusiones en la cafetería que en las mismas clases. Lo que vi en muchas se me ha olvidado, incluso a las que les invertía mucho tiempo, pero lo que aprendí en escenarios diferentes de la vida universitaria, como haber ido a teatros o participado en debates, oír a grandes conferencistas e intelectuales, la mística de algunos profesores, su respeto y compromiso, eso me ha quedado más que aprender a derivar. Las lecciones más profundas lo marcan a uno.

P.

Sobre el debate intelectual en las universidades, ¿cómo deben actuar? Da la impresión que ahora son menos tolerantes.

R.

Son épocas diferentes, los tiempos son cambiantes. Lo que sí veo es que los muchachos tienen interés en los debates. El día del debate presidencial organizado por EL HERALDO, Uninorte y otros aliados, me fui a una de las cafeterías de la universidad a verlo con los jóvenes, el piso estaba lleno, estaban pegados a los televisores, no había un espacio donde sentarse. Todos estaban ávidos, no había bulla, solo concentración y silencio total.

P.

En las elecciones pasó que no se dejaba entrar a gente por “propaganda política”, ¿las universidades deben establecer normas así o debe haber más libertad?

R.

Debe haber más libertad. En el reglamento del estudiante dice que no puede haber proselitismo político. Yo creo que sí podría si se hace con respeto. Si antes del debate ellos quieren invitar a su candidato y que hable, me parece que eso es parte de la democracia. Lo que queremos es esa democracia y participación vibrante. Eso no es un delito, es un derecho.

P.

Últimamente la educación habla de la “pertinencia”, pero también asalta el debate sobre si esta pertinencia solo hace personas útiles para ciertos sistemas productivos. ¿Cuál es el equilibrio?

R.

Yo creo que la calidad educativa no tiene que ver con ningún conocimiento muy específico, debe tener unos fundamentos de competencias básicas: la matemática, la lectura y la escritura. Mas que pertinencia en el conocimiento, creo en la pertinencia de la responsabilidad social. No podemos tener técnicos que solo sepan construir puentes y que no sepan en qué tipo de sociedad viven. Las humanidades son fundamentales.

El rector de la Universidad del Norte, Adolfo Meisel Roca, durante la entrevista con el director de EL HERALDO, Marco Schwartz Rodacki. Jesús Rico
P.

Usted es uno de los artífices del gran proyecto La Casa Grande, ¿cómo se puede tener eso en cuenta en la universidad?

R.

Sí, estoy pensando convocar un grupo de líderes de la Región de diferentes áreas de actividad productiva: empresarios, emprendedores e intelectuales para empezar a plantear iniciativas. No tanto para pensarlas sino también para llevarlas a la acción.

 

P.

¿De todos los hallazgos de La Casa Grande, cuál es el que más le interesa?

R.

 Hay algunos puntuales como el problema del agua, que es urgente, pero transversalmente me interesa más la educación en todas sus dimensiones. Tenemos más de 700 mil analfabetas en la Región y cambiar eso no vale mucho en términos de presupuesto, es cuestión de voluntad. Hay que acabar con la doble jornada escolar y construir colegios con buena infraestructura.

P.

Es una cadena porque la calidad viene desde la escuela…

R.

Si los estudiantes llegan deficientes, entonces tienen que trabajar más y dedicar más tiempo de estudio. Eso es como todo en la vida y lo estamos viendo en el Mundial de fútbol. Los equipos que han ganado no son necesariamente los más costosos, sino los que más entusiasmo le ponen. La inteligencia está distribuida de igual forma en todo el país, la diferencia está en las oportunidades, pero la inteligencia es igual en Santa Lucía y en el norte de Bogotá.

P.

Otro tema que usted ha trabajado mucho, incluso en sus informes que han recorrido el país, ha sido la crisis de liderazgo en la Costa Caribe, ¿qué se puede hacer para mejorar?

R.

Si tenemos excelencia educativa, tenemos liderazgo. Tenemos que participar en los grandes debates nacionales y traer a los principales pensadores del mundo. Está conversado firmar un convenio con el Hay Festival para traer tres escritores en cualquier área para que los estudiantes escuchen cómo piensan. Recuerdo que una de mis grandes experiencias en conferencias magistrales fue haber escuchado a Helmut Kohl, el primer ministro alemán (…) Es que en la Región hay falencias, somos líderes en la cultura y en las artes, pero no lo somos en el pensamiento político.

 

P.

¿Hace falta el debate en la Costa?

R.

 Es que no se están planteando los debates aquí. La idea es hacer convenio con una fundación norteamericana que hace simposios sobre los grandes pensadores y así podemos familiarizar a las nuevas generaciones de intelectuales, empresarios y artistas del Caribe con los pensadores del mundo. No es tan costoso. No estoy pensando en que eso sea para un grupo selecto sino para todos los estudiantes. El liderazgo no es para los grandes caudillos, yo estoy en contra de los caudillos. Pienso en un liderazgo más transversal, todos tenemos que ejercer un liderazgo en la sociedad.

P.

La Universidad del Norte desarrolla proyectos para la ciudad, piensa en la ciudad, pero ¿cuál es su relación con la ciudad?

R.

Yo quisiera una universidad más integrada con la sociedad, con más responsabilidad social. Vamos a discutir con los vicerrectores y los decanos un proyecto para que la universidad haga intervenciones, por ejemplo, en algunos municipios del Atlántico y desde diferentes perspectivas: con los ingenieros, arquitectos, médicos y economistas para contribuir a la solución de problemas sociales. Eso es muy útil y la idea es hacer un plan piloto. Es una idea en borrador, un reto. Si no funciona, se aprende.

P.

Casi se convierte en el primer ministro de Hacienda costeño del país, Sergio Fajardo lo tenía en su lista, ¿usted hubiese aceptado?

R.

No hubiese podido inmediatamente porque los codirectores del Banco de la República tenemos una inhabilidad de un año para aceptar cargos en la rama ejecutiva. Hubiera sido una difícil decisión en lo personal, no sabría cuál hubiera sido la respuesta.

P.

¿Qué opina de lo que le ocurrió a Sergio Fajardo en las elecciones?

R.

Bueno, ya que soy excodirector del Banco puedo opinar. Yo creo que si la campaña hubiese durado más, Fajardo hubiese seguido subiendo, así como venía. Obviamente ocurrió lo que todos sabemos, la polarización lo perjudicó. En los primeros debates no le fue tan bien, quizá porque era académico y demasiado cauteloso en sus planteamientos. En política se necesita ser un poco más audaz, incluso irresponsable a veces, pero él no estaba dispuesto a serlo. Lo bueno es que ahora sabemos que se puede hacer una política decente, de forma no populista, con argumentos y sin engañar a la gente.

P.

¿Cómo ve el entorno político después de los resultados electorales?

R.

Aspiro a que el presidente Iván Duque haga una buena lectura de los resultados. Un grupo muy grande de colombianos votaron por otras opciones, en parte, porque tienen un compromiso muy grande con la paz, porque están convencidos de que el país necesita mayor equidad social y porque saben que hay muchas desigualdades sociales. Espero que Duque tenga políticas bien definidas para la reducción de pobreza y que tenga éxito en hacer un esfuerzo por el mejoramiento de la justicia y por combatir la corrupción. No es fácil para ningún presidente, pero sí se pueden tomar medidas muy drásticas. La corrupción hace que el Estado sea inoperante.

P.

¿Qué le recomendaría a los jóvenes en materia humanística, qué libro, qué corriente de pensamiento?

R.

No recomiendo ninguna corriente de pensamiento específica porque quiero libertad, quiero que busquen mucho porque así encuentran lo que se acomoda a sus vocaciones. Recomiendo leer los grandes clásicos, leer mucho, leer a los grandes pensadores. Recomiendo a Mario Vargas Llosa, Raymond Aron, Karl Popper, Max Weber, Nicolás Maquiavelo y John Rawls, por citar algunos ejemplos.

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