La invaluable riqueza que posee la comunidad afropalenquera en Barranquilla no solo se enmarca en las manifestaciones artísticas o estéticas, su gastronomía también ha trascendido entre las generaciones como una forma de resistencia y supervivencia en esa lucha histórica por conservar el legado ancestral de su pueblo y lograr visibilidad ante el mundo.
Desde las estrechas calles del tradicional Barrio Abajo, en la capital del Atlántico, un grupo de mujeres aguerridas tomó la bandera de guardianas de la memoria y con su arte culinario trabajan por la preservación de los saberes y sabores de su herencia con los más jóvenes, asegurando que estas tradiciones no se dejen en el olvido y no desvanezcan en esa ‘revolución’ de la modernidad.
La cocina se ha convertido para esta comunidad en ese espacio sagrado en donde se entrelazan el pasado, el presente y el futuro de sus raíces y su esencia palenquera. Desde los bollos, pasteles, sancochos, arroces y los tradicionales dulces, todos en su elaboración cuentan su propia historia.
Silva Herrera Cassiani es una de las mujeres líderes que trabaja por mantener vigente ese legado. Es sicóloga de profesión y representante legal de la Asociación Cimarrón de Barranquilla.
Su inquietud la llevó a crear el proyecto ‘Fogones del Saber Afro en Barrio Abajo’, como una iniciativa para arropar su cultura y a esas decenas de mujeres negras que con su don han sido ejemplo de templanza y superación. A través de la transferencia de conocimientos a las nuevas generaciones, estas matronas no solo enseñan técnicas culinarias, sino también valores de identidad y orgullo.
'El proyecto nace de varias preguntas a las que no teníamos respuesta y era sobre el futuro de nuestras tradiciones e identidad. Los hijos se profesionalizan y pierden el interés de seguir esta tradición y oficio muy importante para la preservación y conservación de la memoria y la cultura afropalenquera en Barranquilla, el país y el mundo', contó.
Es así como en el 2018 se inició este proyecto con un programa de formación y capacitación a las matronas y sus familias en temas de gastronomía, liderazgo, trabajo en equipo y atención al cliente. Luego, a través de una feria gastronómica que se realiza desde ese entonces cada domingo de fin de mes, se proyectan todos esos conocimientos y la culinaria tradicional para deleitar a propios y visitantes con las exquisiteces de la herencia afropalenquera.
En otras noticias: Más de 60 invitados reflexionarán en el Carnaval de las Artes
Las mujeres, en su mayoría, trabajan con sus hijos y nietos. Allí cada una representa su núcleo familiar y la identidad negra que tanto enriquece la cultura y la historia de un territorio.
Herrera señaló que esta iniciativa –desde su concepción– ha logrado despertar el interés, amor y apropiación de los más jóvenes, quienes ahora tienen la responsabilidad de continuar con el legado de sus ancestros y seguir conquistando esos espacios de reconocimiento y resignificación que históricamente han logrado estas comunidades con el paso de los años.
'Ahora son los jóvenes los más interesados en conservar las tradiciones', anotó Herrera, quien agregó que actualmente unas 60 personas aproximadamente se benefician del programa que se expone a través de la feria que cada año se realiza en la calle 46, entre las cerreras 53 y 54, en el estadero Agosalsa de la familia Marrugo, en Barrio Abajo.
Manifestó que la proyección a futuro con esta iniciativa es liderar un corredor gastronómico que permita a las familias mostrar sus comidas y elaboraciones llenas de mucho sabor y sazón de manera permanente. Que esto, además, logre impulsar la economía de estas familias y dar mayor visibilidad a la memoria e identidad afro hacia el mundo.
La nueva generación
Carla Cañate Hernández, quien es una joven comunicadora y beneficiaria del proyecto, destacó la importancia que tiene la apropiación cultural y la trasmisión de saberes para blindar e impulsar la esencia del ser afro.
En otras noticias: Nequi dejará de funcionar temporalmente: conozca la fecha y hora
Pese a que inicialmente estuvo alejada de las tradiciones culinarias de sus abuelos, Carla encontró en ‘Fogones del Saber Afro’ el valor para resaltar y rescatar estas culturas. Desde los 17 años, ahora con 20, se ha sumergido en el proyecto, reconociendo la visión inclusiva que acoge y la oportunidad de mostrar al mundo todo ese trabajo que se hace con mucho amor y que dignifica la labor de estas mujeres, las cocinas tradicionales y la ancestralidad.
'Mi abuela se dedicaba al oficio de hacer bollos y dulces, pero siempre me había mantenido alejada de esa tradición y cuando llegó esta iniciativa me llené de valor para conocer las diferentes historias que se tejen con la cocina ancestral y así poder seguir construyendo esa esencia e identidad que nos caracteriza como personas afrodescendientes', comentó.
Precisó que se requiere de mayor apoyo de la institucionalidad local y nacional para seguir preservando y promoviendo estas tradiciones. Sueña con expandir ‘Fogones del Saber Afro’ a nivel nacional, inspirándose en ferias como el Petronio Álvarez en Cali.
Miriam Cabarcas Pomare, una matrona dedicada a los dulces
Soy de San Basilio de Palenque, tengo 76 años, y me vine a Barranquilla, a Barrio Abajo, desde muy joven a trabajar, primero en casa de familia y luego haciendo y vendiendo cocadas y frutas. Cuando llegó el proyecto decidí participar y hasta ahora ha sido una maravillosa experiencia. Desde muy pequeña aprendí las recetas tradicionales de mamá y ahora las comparto con mi nieta, que tiene 30 años y se desempeña como jueza. Hacemos los dulces juntas y salimos a vender, a ella le gusta todo esto. Quiero seguir aprendiendo más con el proyecto ‘Fogones del Saber Afro’.
Mariela Herrera, famosa por su arroz de pollo en zumo de coco
Mi papá es de San Basilio de Palenque y mi mamá de Barranca Vieja, en Bolívar, pero yo nací en Barranquilla, en el Barrio Abajo. Yo veía a mi abuela cocinar y luego mi madrastra me enseñó el arte de la cocina afropalenquera y lo que mejor me queda y que me encanta hacer es mi arroz de pollo con zumo de coco. De mis 8 hijos, solo la mayor se ha interesado en seguir la tradición y la última de mis hijas es la que me ayuda con las ventas durante las ferias gastronómicas en el barrio. Con el proyecto he aprendido mucho y sueño con ser famosa por mi arroz y que cruce las fronteras hacia otras ciudades y demás países.
Iveth Herrera: siguiendo el legado de su madre María de los Santos
Inicialmente era mi madre, María de los Santos Miranda Cassiani, quien se encontraba vinculada al proyecto y luego de su muerte yo asumí su legado. Era una matrona de 86 años que me transmitió todos sus saberes, soy la menor de 10 hijos que tuvo y seré quien continúe con la tradición en la elaboración de bollos, dulces y venta de chicharrón con yuca. Soy maestra de danza en primaria y además hacedora del Carnaval, esto me ha permitido transmitir mis conocimientos que me fueron entregados por mi madre y toda su cultura. Ser negro es un don de Dios y conservar la tradición es de cada una de las generaciones.




















