Compartir:

'El machismo mata'. De esa frase Nazly Mulford sabe bastante. Sus más de 30 años como trabajadora social y caminar 'de arriba abajo' las calles de Barranquilla le han dejado claro que los abusos, acosos y todo tipo de violencia contra las mujeres (por parte de los hombres) brotan de las ideas que la misma sociedad le ha 'otorgado' a los hombres desde hace siglos.

'Yo he trabajado toda mi vida para romper con ese ciclo', dice la mujer mientras se lleva una mano al pecho y con la otra intenta contar los 24 años que lleva liderando una fundación que se encarga del empoderamiento femenino en las zonas más vulnerables de Barranquilla y su área metropolitana.

'Lo que queremos es aportar un grano de arena para cumplir con uno de los objetivos del milenio que es, precisamente, lograr la igualdad entre todos; para ello, nos hemos dedicado a trabajar en la restitución de derechos de niñas, niños y adolescentes y a potenciar y a reforzar todas las fortalezas que tiene esta población', señala la mujer.

Es por ello que desde hace poco más de dos años, Mulford decidió llevar el mensaje a una zona que, según sus estudios y las cifras de las autoridades, determinaron ser una de 'las más vulnerables por estos flagelos' en Barranquilla: el suroccidente.

La misión de esta mujer se concentra en el barrio El Bosque y su intención es lograr que las niñas y adolescentes de ese sector de la ciudad sean 'las multiplicadoras' de un mensaje que fortalezca las vidas de sus compañeras.

{"titulo":"A sembrar la bandera de Barranquillla en la celebración de sus 209 años ","enlace":"https://www.elheraldo.co/barranquilla/sembrar-la-bandera-de-barranquillla-en-la-celebracion-de-sus-209-anos-900019"}

'Nos dimos cuenta de que en la zona de El Bosque los casos de abusos, violencia intrafamiliar y embarazo en adolescentes estaban siendo alarmantes y de inmediato dije: hay que hacer algo allí. Fue cuando contactamos a la rectora de la Institución Educativa Distrital Lestonnac, Ivette Angulo Rincón, para poder intervenir de alguna forma esa comunidad. Allí estudian niñas de 5 a 18 años, y también hay migrantes. El trabajo era allí', recuerda Mulford al contar cómo comenzó su labor en esa zona de la ciudad.

En efecto, ese centro educativo tiene una población estudiantil de 1.160 niñas y adolescentes, de las cuales 58 son migrantes. Todas las estudiantes residen en el barrio El Bosque y sus alrededores.

{"titulo":"'Soy activo', la estrategia con la que el Distrito promueve actividad física","enlace":"https://www.elheraldo.co/barranquilla/distrito-promueve-la-realizacion-de-actividad-fisica-con-la-estrategia-soy-activo"}

Sin mucho esfuerzo

La líder recuerda que en un principio, ideando la campaña, buscaba que la misma no fuera a chocar con los ideales de la rectora, pues esta es una mujer religiosa, ella tiene claro que la campaña ‘Acción por las Niñas’ sería una luz y una guía a las niñas y adolescentes de esa zona.

'Hablando nos dimos cuenta de que Ivette es una persona defensora de los derechos humanos y consideró importante realizar ese trabajo preventivo en esa comunidad', sostiene Mulford, quien precisa que el punto de cohesión con la campaña y la religiosa se dio en el momento en que se dijo que la intención era afianzar la sororidad (solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento), en todo ese sector en el que desde hace algún tiempo habían identificado una serie de vulnerabilidades.

Ese era el eslabón que ambas partes necesitaban para poder comenzar a trabajar en la comunidad de ese sector. 'Nos dimos cuenta de que nos movían los intereses de querer una mejor ciudad en oportunidades de género, donde la violencia intrafamiliar no sea, a futuro, un impedimento para que las mujeres tengan mejor acceso a infinidades de cosas al estar empoderadas', resalta Mulford.

El proyecto

'A’mi güma yuma (las niñas tienen la palabra). Este mensaje, hasta en lenguaje arhuaco, es necesario que les llegue a todas', dice la religiosa Angulo Rincón, quien señala que la prevalencia del abuso sexual en ese sector fue un motivo para 'arropar' a todas las estudiantes con la campaña que Mulford les propuso.

'Es una fuerza grande de trabajar por levantar la dignidad de la mujer. La meta es reafirmar y elevar su talla humana para empoderarlas. Este proyecto nos permite fortalecer una vida libre de violencia contra los niños, niñas y adolescentes', señala la religiosa perteneciente a la Compañía de María, quien dice sentirse feliz por la campaña por los resultados que en poco tiempo ya ha podido comprobar.

La estrategia se enfoca en dos fases: la primera es trabajar en la activación de una hoja de atención para las niñas, adolescentes y mujeres víctimas de abuso y violencia, y la otra parte es impactar de forma directa sobre las estudiantes a través de talleres de formación y prevención para que estas sean multiplicadoras del mensaje en sus comunidades.

'Buscamos llenar esos espacios que la institucionalidad no logra cubrir, pero también escuchamos a las niñas y las remitimos a los entes para que se cumpla la restitución de los derechos de estas cuando se presenta un abuso', resalta Angulo, al tiempo que indica que uno de los pilares que se les enseña a las estudiantes es que su objetivo de vida como mujer no se limita solo a ser madres y que aprendan a tener tolerancia cero a la discriminación de la mujer.

'Les enseñamos cuáles son los tipos y formas de violencia para que aprendan a detectarlas y puedan poner freno cuando estas situaciones se presenten. Todo esto nos ha permitido convertirnos para ellas y sus familias en un referente protector', dice con orgullo la religiosa.

Replicadoras

Las herramientas y destrezas que las estudiantes aprenden las enseñan a ser 'pares' en las zonas en donde se desenvuelven. Ellas replican lo que aprenden y eso las lleva a estrechar vínculos, donde las propias estudiantes han sido capaces de identificar situaciones de violencia o abuso de alguna vecina de su sector para poder brindarle algún tipo de ayuda.

'Las enseñamos a identificar cuando sus amigas les dicen secretos, y eso no es otra cosa que gritos de auxilio. A partir de allí hemos visto cómo, desde un tiempo para acá, ya no son los papás los que vienen buscando ayuda, sino que son ellas mismas las que nos dicen que necesitan hablar o nos remiten a sus compañeras para que las ayudemos', afirma Angulo, al destacar que la solidaridad, la hermandad y la seguridad que se puede tejer entre mujeres tiene un valor incalculable para romper los silencios.

La religiosa destaca que las enseñanzas comienzan a dar sus frutos, pues desde hace unos meses para acá las estudiantes les han remitido casos de niñas y compañeras que les cuentan 'los secretos'.

'Ellas saben que esa es una información muy valiosa y si las demás niñas deciden compartirlas se debe actuar con respeto, todo por el bien de ellas. Es una información que no se usa para señalar, cuestionar o acusar, sino todo lo contrario: para ayudar. Eso nos llena de satisfacción, nos da la certeza de que estamos haciendo un buen trabajo por ellas, por la comunidad, por la ciudad y por el país', dice Angulo.

Nazly e Ivette están convencidas de que desde esa zona de Barranquilla, dentro de poco, saldrán mujeres con información y formación para edificar una sociedad que aprenda a dejar de lado los extremos, para encaminarse a una meta conjunta. 'Ellas ya saben que ese poder que ahora tienen es para construir. Reconocen que fueron educadas con buena fe y eso da frutos en justicia, equidad e igualdad. Eso es un mensaje que se está consolidando y estamos seguras que dentro de poco se expandirá por toda la ciudad'.