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En un territorio como Barranquilla en el que cada día aumenta el número de urbanizaciones, se hace necesario trazar estrategias de desarrollo urbano sostenible que le apunten a lograr que el territorio y los asentamientos humanos sean 'inclusivos y seguros'.

Para cumplir con esa misión de protección y regulación es primordial conocer, entre otros factores, cómo funciona el arbolado urbano en términos de cantidad, distribución, función y estructura física, esto último relacionado con la composición de las especies.

En la ciudad se hizo un monitoreo que permitió determinar esa distribución arbórea y, además, los potenciales espacios para hacer nuevas plantaciones.

Este rastreo lo hizo Barranquilla Verde a través de la herramienta que proporciona imágenes satelitales (i-Tree Canopy) desarrollada por el Servicio Forestal de Estados Unidos.

'Esta evaluación nos sirve como herramienta para asesorar de forma apropiada los programas de siembra que se realizan en la ciudad y asimismo ajustar los requerimientos que se realizan en trámites de compensaciones', dijo el director de Barranquilla Verde, Henry Cáceres.

Dentro de los resultados obtenidos se conoció que el territorio tiene un 26% de cobertura arbórea, esto se refiere a la capa de hojas, ramas y tallos de los árboles que proporcionan una cubierta del suelo cuando se observa desde arriba.

De hecho, considerando determinadas variables se puede definir el beneficio ambiental que genera el arbolado y evaluar los niveles más críticos dentro del territorio.

Sin embargo, la cifra para lograr una cobertura ideal que permita mitigar los efectos del calor es del 40%, según explicó la coordinadora del proyecto de arbolado urbano de Barranquilla Verde, Gina Serrano.

'Con los resultados obtenidos buscamos sintonizarnos con otras entidades como Siembra Barranquilla y la Agencia Distrital de Infraestructura para generar recursos y conocimiento en la ciudadanía sobre la importancia de mantener sanos y a salvo los árboles de la ciudad', indicó.

Por localidad.

Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, lo ideal es un árbol por cada tres personas y en ese sentido el estudio satelital permitió conocer el índice de cobertura por localidad. Por ejemplo, en Riomar el porcentaje arrojó una cobertura del 39%, alcanzando prácticamente el nivel ideal recomendado.

Serrano argumentó que esto tendría relación con las áreas sin urbanizar que existen en esta localidad. 'Aquí la cobertura de edificaciones es del 27.5% relativamente. Eso explica por qué hay más zonas verdes'.

En el caso de la localidad Norte Centro Histórico, la cobertura arbórea es del 21.5%, mientras que el porcentaje correspondiente a la cobertura de edificaciones es el doble, con un 42.25%.

En la Suroccidente, en cuanto a cobertura arbórea hay un 26.25%. Esta cifra incluye los árboles en las laderas que elevan este porcentaje. Las edificaciones ocupan un porcentaje del 49.25%.

Mientras que en Suroriente el porcentaje de cobertura arbórea es de un 21%, superada altamente por las edificaciones con un 51.25%.

'Con estos resultados podemos establecer una línea base para monitorear la cobertura arbórea existente y su cambio en los siguientes años', dijo la coordinadora del proyecto.

En resumidas cuentas, a menor densidad de población, mayor es la cobertura vegetal de la ciudad.

Ante este panorama el biólogo Luis Carlos Gutiérrez reflexiona sobre la importancia de conocer la funcionalidad de esa vegetación existente para saber si es capaz de amortiguar los efectos de las altas temperaturas. 'Los planes de urbanismo no pueden ir en contravía de los planes ambientales, es necesario que se evalúe si en las zonas de mayor cobertura como es el caso de la localidad Riomar esas capas verdes en unos años van a desaparecer por cuenta de la urbanización'.

Las especies

El estudio también arrojó datos sobre las especies más comunes en Barranquilla. Estas son: el árbol de mango, el roble morado y la palma de coco.

Mientras que especies como el matarratón, el noni, y el guásimo cuentan con una abundancia menor al 4%.

Además, se pudo establecer que el arbolado urbano en la capital del Atlántico tiene un cálculo de 661.000 árboles adultos; es decir que tiene dos especies por cada habitante. Un árbol adulto se define cuando el diámetro del tronco es mayor a 10 centímetros tomando la medida a la altura del pecho.

'Existe una población predominantemente joven y en sus primeros años de madurez. Mientras que la población de árboles que ya han alcanzado su madurez máxima es tres veces menor que la de la población de árboles jóvenes', dijo la coordinadora del proyecto de arbolado.

En definitiva la importancia del follaje de los árboles es una manera natural para mitigar los efectos del cambio climático a través de la captura y almacenaje a largo plazo del dióxido de carbono. Por ejemplo, un roble que tiene 30 años de edad puede absorber hasta 69.5 libras de dióxido de carbono por año. Pero quizás un efecto menos obvio es que los árboles son efectivos en la eliminación de partículas sólidas y gaseosas en el aire, así lo explicó un estudio del Servicio Forestal de Estados Unidos.

Proyectos

Dentro de sus proyectos, el director de Barranquilla Verde informó que durante el mes se llevarán insumos a unas 20 casas en el sur de la ciudad para hacer huertas caseras, que no solo contribuyan a crear conciencia sobre sembrar, sino para que se convierta en autoabastecimiento para las familias. 'Empezaremos con un plan piloto, pero la idea es extenderlo', dijo el directivo.

También anunció la siembra de unos 9 mil árboles que serán distribuidos en los barrios con menos cobertura arbórea.

En el Día Mundial del Árbol, la autoridad ambiental invita a la ciudadanía a reforzar su compromiso para proteger el arbolado urbano.

'La gente es nuestra mejor aliada para proteger los árboles, es importante que reporten y denuncien las talas ilegales, solo de esa manera podremos lograr una ciudad más consciente y amigable con el medio ambiente'.

Una particularidad que se puso en evidencia es que las especies de árboles en la ciudad generan identidad sobre algunos sectores como ocurre con las bongas de El Prado y los árboles de mango en La Victoria.