El barrio San Antonio de Malambo es el fiel reflejo del abandono estatal.
En este sector de tres carreras y diez calles, las vías permanecen destapadas, las 300 viviendas construidas a pulso por sus habitantes no tienen agua, alcantarillado ni energía eléctrica y la esquina de la 1G con calle 45B5 está convertida en el basurero que según sus líderes, arrojan vecinos de otras zonas.
En esta última cuadra, viven Javier Díaz y unas casas más adelante su hija Lina junto a su esposo Hugo Ordosgoitia y su hija Ámbar de nueve años.
Díaz es vendedor de EL HERALDO desde 1981. Empezó caminando las calles del norte de Barranquilla y con los años montó junto a su esposa Marina Meléndez un puesto en el barrio.
'Yo construi mi casa y eduqué a mis tres hijos con la venta diaria de EL HERALDO', dice con una amplia sonrisa este hombre oriundo de Barranca Nueva (Bolívar) de donde se vino junto a su familia desde hace más de tres décadas para mejorar su nivel de vida.
A las cinco de la mañana ya está en su puesto de venta junto a Marina, lectora fiel de EL HERALDO. 'Ella lee de punta a punta el periódico. Así le enseñó a sus hijos que la lectura era importante', comenta subido en la bicicleta que compró hace dos meses luego de que desconocidos la hurtaran de la puerta de su casa junto con los ejemplares del día.
Quien más le 'copió' el consejo a Marina fue Lina, docente de español en el colegio José Antonio Ricaurte (Malambo), quien cultiva el amor por la lectura entre sus alumnos tal como lo ha hecho con su hija Ámbar, de 9 años.
'Yo aprovecho que productos como El Heraldito para herramienta pedagógica. Ahora incentivamos los cuentos de ficción, fantasía y terror'. añade.
En familia
Tanto los Díaz como los Ordosgoitia acostumbran a reunirse para celebraciones familiares. Poco les gustan los bailes y rumbas masivas. 'Somos más bien caseros, nos quedamos viendo televisión', dice Javier.
De su matrimonio con Marina nacieron además Harold, quien trabaja en El Cerrejón y Éder, al servicio de una panificadora.
'Con los tres hijos y los siete nietos qué más le puedo pedir a la vida. Todos son mi orgullo', pregunta Díaz, amante del vallenato clásico y la guaracha de Aníbal Velásquez.
Rafael Orozco, el de más ventas. Como todo un veterano voceador, Javier es toda una autoridad para armar una especie de 'ranking' con las noticias que más ventas le han representado a lo largo de sus 37 años en el oficio.
'Con la publicación del asesinato de Rafael Orozco (el cantante de música vallenata célebre en la década de los ochenta) EL HERALDO la sacó del estadio', asegura.
Díaz se refiere al 12 de junio de 1992, al día siguiente del asesinato del artista oriundo de Becerril (Cesar) ocurrido en la puerta de su vivienda en el norte de Barranquilla.
'Yo acostumbraba a vender los periódicos en el norte, pero ese día me fui para el Paseo Bolívar, vendí 720 periódicos, cuando lo normal eran 120', recuerda.
A partir de allí vinieron alrededor de dos meses de buenas ventas teniendo en cuenta que el homicidio concentró la atención local y nacional.
'El Heraldito, una escuela'
Los domingos desde bien temprano, lo primero que busca Ámbar Ordosgoitia entre las diferentes secciones de EL HERALDO es El Heraldito.
'Me encanta lo que ahí sale publicado, además, porque cada vez que envío un cuento sale el domingo siguiente', dice la niña.
Asegura que además de su afición por la literatura, le gusta bailar y jugar con sus amigas del colegio y de la cuadra, y por supuesto, coleccionar este producto de nuestra casa editorial, que ya suma las dos docenas.
Nuestra pequeña lectora sostiene que en cada cuento que escribe deja una enseñanza entre los niños.
En 'La muñeca perfecta', por ejemplo, escribe: 'Laura era una muñeca muy bonita que vivía en el país de las muñecas. A diferencia de otros compañeros que jugaban Playstation, ella prefería bailar y cantar'.
Y en 'Carlos, el ogro bonito', en el que se refiere a que 'no importa cómo se ven los ogros, sean bonitos o feos, todos se respetan y se valoran porque pueden hacer muchas cosas buenas'.
Lina cuenta que desde pequeña, su hija la esperaba en la puerta de la casa para preguntarle qué libro le había traido.
'Tiene cierta ventaja ante niñas de su edad porque maneja un buen léxico y sabe cómo anda el mundo. Es que siempre le he dicho que la lectura es fundamental', confiesa la líder del barrio San Antonio.
Lina se asoma a la puerta de su casa, mira el basurero que es su dolor de cabeza y vuelve a referirse a las promesas que le ha hecho la administración de turno de Malambo.
'El alcalde Efraín Bello nos prometió que el barrio va a estar incluido en el plan de alcantarillado. Pero también necesitamos que la Secretaría de Medio Ambiente atiende nuestras quejas por el basurero', asegura.




















