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La exrectora de la Universidad Autónoma del Caribe, Silvia Gette, durante la audiencia del proceso judicial en su contra por el homicidio del arquitecto y ganadero Fernando César Cepeda, ocurrido en agosto de 2003, se defendió de las acusaciones y, en una extensa intervención, habló también de la delicada situación de la universidad y de los responsables de quiebra.

La diligencia se realizó este 14 de octubre en el Juzgado Primero Penal del Circuito de Conocimiento de Soledad, y se encuentra en etapa de alegatos de conclusión.

Gette, exesposa del fallecido fundador de la universidad, Mario Ceballos Araújo, durante su extensa intervención, defendió su gestión al frente de la institución, la cual ejerció durante casi diez años.

“Logré el reconocimiento nacional e internacional de la universidad. Duplicamos la población estudiantil, que pasó de ocho mil estudiantes en 2003 a catorce mil en 2013, sin depender de favores políticos”, señaló.

La exrectora recordó además que bajo su administración la institución abrió una sede en North Miami, convirtiéndose en la primera universidad colombiana en tener presencia en Estados Unidos.

“Construimos cuatro edificios en la sede principal, incluyendo una biblioteca moderna, un edificio de aulas de pregrado, otro para posgrados y uno exclusivo de parqueaderos. También impulsamos nuevos escenarios deportivos y programas académicos atractivos para la juventud costeña, con proyectos de expansión en Ocaña, Valledupar, Cartagena y Santa Marta”, manifestó.

Crisis de la universidad

En la audiencia, Gette también se refirió a la crisis que atraviesa actualmente la institución, responsabilizando a quienes la sucedieron en el cargo.

“La decadencia de la universidad comenzó con quienes me sucedieron. Entre 2005 y los años siguientes, ocho rectores se aprovecharon de la falta de sentido de pertenencia para saquear la institución”, afirmó.

Cuestionó que aquellos que desviaron recursos y recibían dinero en bolsas negras hoy caminen libres por Barranquilla “disfrutando de lo robado”.

Según Gette, tras doce años de administraciones irregulares, la Uniautónoma se encuentra al borde de la quiebra.

Pretenden justificar su desastre intentando convertirla en una institución pública, manipulando actas y mintiendo. De tener 1.200 empleados en 2013, hoy queda menos de la cuarta parte. De 14.000 estudiantes matriculados, el número ha disminuido considerablemente”, subrayó.

Recordó que tras su salida se decía que había llegado “el Mesías” que salvaría la universidad.

“¿Dónde está ese logro? ¿Qué beneficios trajo su gestión? Lo único que hicieron fue falsificar actas y fabricar acusaciones en mi contra”, expresó.

“Está demostrado que las actas de la Sala General fueron manipuladas con firmas falsas. Lo único que pido es justicia, que se conozca la verdad y se determine quiénes fueron realmente los que se apoderaron, destruyeron y saquearon la Universidad Autónoma del Caribe”.

Por último, la procesada pidió que “Dios le conceda al juez discernimiento y valentía para tomar la decisión que en derecho corresponda. Soy inocente, y Dios lo sabe. Quiero vivir y descansar de este hostigamiento. He sido arruinada económica, social y moralmente. Me han negado lo más elemental: asistir a los grados de mis hijos, a sus fiestas, incluso viajar con ellos. Todo me ha sido negado”, concluyó Gette.