¿Qué funciones cumplen los chigüiros en los ecosistemas de la región Caribe?
Expertos señalan que es una especie clave para conservar entornos naturales esenciales para la seguridad hídrica, la biodiversidad regional y otros servicios ecosistémicos para el bienestar en el territorio.
Si se le llega a preguntar a un pescador del Atlántico por un chigüiro, existe la probabilidad de que no reconozca al animal, porque aquí, en el territorio, se les dice Ponche y su presencia solía indicarles abundancia de peces. Pero lo cierto es que esta especie vive en distintas zonas del país y en cada lugar cumple un papel fundamental en los ecosistemas.
En las últimas semanas han estado en el foco mediático debido a una presunta resolución del Ministerio de Ambiente en la que pretendía promover su caza comercial. No obstante, la jefa de dicha cartera, Lena Estrada, aclaró que no hay ningún proyecto de norma con ese fin.
La noticia, que generó revuelo, causó un gran impacto debido a la presencia de este animal en distintas partes y su trascendencia ecológica en el país.
Pese a que la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA) no reporta grupos establecidos en condiciones naturales en el departamento y son actualmente escasos en el territorio, no siempre fue así, ya que anteriormente sí existían poblaciones establecidas en casi todas las ciénagas a lo largo del río Magdalena.
Según las investigaciones de Rafael Borja Acuña, profesor de zoología de vertebrados de la Universidad del Atlántico, se llegaron a reportar grupos en la parte sur del embalse del Guájaro. Entonces, halló que su presencia en este sector corresponde a algún proceso de reintroducción que realizaron algunos pescadores.
Por otro lado, también los descubrieron en la zona entre Repelón y el sur del departamento, más que todo cerca de cuerpos de agua. La población de esta especie en dicha zona podría ser migratoria, proveniente de las ciénagas del Bolívar, en donde sí se ha confirmado su presencia permanente.
“Se han reportado también hacia la zona norte, particularmente en el río Magdalena, frente a la ciénaga de Mallorquín, buscando las aguas dulces de esa zona. Pero estas apariciones han sido esporádicas y creemos que estos grupos migran desde el Vía Parque Isla de Salamanca hacia la zona de Mallorquín”, relató el experto.
Trascendencia ecológica
Existen dos tipos de chigüiros en Colombia: Hydrochoerus hydrochaeris, que es más grande, de color más rojizo y habita principalmente en el sur del país, e Hydrochoerus isthmius, que es más pequeño, un poco más amarillo y se distribuye en los valles interandinos y la costa Caribe.
“Es interesante, porque el nombre Hydrochoerus significa “marrano de agua”. Por pertenecer a la familia Caviidae, los capibaras están más relacionados con los curí que con las ratas o ratones, aunque todos pertenecen al orden de los roedores”, explicó Borja.
El docente añadió: “Mucha gente tiende a confundirlos y cree que se trata del mismo animal. Pero en realidad, la especie que tenemos aquí es completamente diferente. Esta puede ser una de las razones por las que nuestros pescadores y campesinos la reconocen más como ponche que como capibara”.
JOSEFINA VILLARREALHERRERAEn el zoológico de Barranquilla se pueden encontrar los chigüiros, los cuales suelen tener comportamientos tranquilos diariamente.
A su turno, Juanita Aldana, profesora e investigadora de la Universidad del Norte, relató que los ponches son, en realidad, los roedores más grandes del mundo. También son semiacuáticos, por lo que pueden vivir tanto en zonas húmedas como en zonas secas. Además, su alimentación se basa en consumir las plantas en los humedales.
En concepto de la profesional, esto ayuda a mantener el equilibrio de la vegetación y no permiten que una sola especie vegetal domine, favoreciendo a una mayor diversidad.
Por su lado, Nelson Rangel, docente e investigador de la Universidad del Atlántico, explicó que estos animales desempeñan funciones ecológicas clave en los ecosistemas acuáticos y ribereños de América tropical.
“Como consumidores de grandes cantidades de vegetación acuática y herbácea, los chigüiros regulan la estructura y dinámica de la vegetación ribereña. Esta actividad influye en la diversidad vegetal, la sucesión ecológica y el acceso a recursos para otras especies herbívoras o polinizadoras”, expuso el experto.
Además, al alimentarse de frutos y vegetación —y posteriormente defecar en diferentes zonas—, los chigüiros actúan como agentes de dispersión zoocoria de semillas, facilitando la regeneración vegetal en zonas húmedas y degradadas.
Rangel también indicó que son una fuente de alimento fundamental para depredadores nativos como el jaguar, el puma, el caimán aguja y grandes aves rapaces.
Y añadió que “por su alta dependencia de cuerpos de agua, su presencia y abundancia pueden servir como indicador biológico del estado de conservación de humedales y corredores ribereños. La reducción o desaparición de poblaciones locales frecuentemente refleja alteraciones graves en el hábitat, como contaminación, deforestación o fragmentación”.
Por ende, puso de presente que, al proteger al chigüiro de forma indirecta, también se están conservando ecosistemas esenciales para la seguridad hídrica, la biodiversidad regional y los servicios ecosistémicos de los que dependen miles de personas en la región Caribe.
Particularidades biológicas del ‘ponche’
EL HERALDO
Preservación en el Atlántico
El chigüiro es generalmente cazado para la época de la Semana Santa, puesto que los pescadores lo incluyen en su dieta como uno de sus platos populares. En años anteriores, según el docente Borja, era cazado con más frecuencia para obtener su piel.
Ante esto, la especie está catalogada como vulnerable a la extinción, según la normatividad colombiana.
“Los chigüiros han sido objeto de una caza indiscriminada que ha provocado que las poblaciones silvestres disminuyan. En algunos lugares, incluso, estas poblaciones se han extinguido. (...) Ocurre principalmente durante Semana Santa, cuando se matan a los chigüiros que logran capturar. Esto es muy negativo para las poblaciones silvestres”, señaló Aldana.
Y añadió: “Deberíamos estar mucho más preocupados por los chigüiros: saber dónde están, en qué condiciones están y, sobre todo, cuidar sus hábitats”.
Por su parte, Joe García, biólogo de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA), notificó que con las labores de conservación de hábitats que adelanta la entidad, se permite que estas especies puedan establecerse de forma adecuada para conformar grupos viables en condiciones naturales.
“Adicionalmente, la corporación realiza acciones sobre los cuerpos de agua. En ese sentido, hacemos seguimiento y monitoreo para que, por lo menos, se respeten las rondas hídricas, donde posiblemente estas especies puedan habitar”, finalizó.