Apasionado por transformar a las comunidades más vulnerables de Barranquilla, Jorge Del Río, oriundo de Aguachica, Cesar, decidió establecerse en la ciudad para conquistar a aquellas poblaciones que necesitan apoyo, con el objetivo de mejorar su calidad de vida.
Han sido ocho años de labor social, en los que esta fundación ha generado muchas sonrisas en niños y adolescentes, buscando evitar la violencia y el uso de las drogas por medio del arte, como una forma de canalizar las heridas que ayudan a transmitir un mensaje de armonía y paz.
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En la búsqueda de este cambio, muchos jóvenes han logrado sobresalir por tener un increíble talento. Jorge, en compañía de su equipo de trabajo, siempre le apuesta a la creatividad y a algunas herramientas artísticas que le permiten expresar y convertir una situación compleja en una labor que conlleva a la práctica de los buenos valores.
'Nuestra Fundación Laboratorio Amarillo empezó en mi tierra Aguachica, Cesar, en un espacio abierto donde le dimos rienda suelta al arte experimental, en el que los niños tenían la oportunidad de expresarse libremente con unos enfoques pedagógicos que les brindaron la facilidad de desenvolverse en el mundo de la creatividad. Hace tres años llegamos a Barranquilla para hacer nuestro aporte', contó Del Río.
La huella de la guerra
La fundación realizó un importante trabajo cultural en el Magdalena Medio, en el corregimiento de Puerto Viejo, ubicado en el municipio de Gamarra, Cesar. Allí hizo una investigación, logrando un acercamiento con la comunidad. De esta manera, se crearon códigos y vínculos para dar a conocer su cultura, pues era un pueblo escondido que durante muchos años estuvo saturado de violencia, algo que lo hacía parecer como un pueblo fantasma.
'Cuando empecé a viajar por el Magdalena Medio me di cuenta de que existía este pueblo. Apenas empezamos a investigar nos dimos cuenta de que las personas tenían temor al llegar allí, porque hubo un tiempo en el que se veía mucha violencia, y lo que quisimos hacer fue tratar de que más personas conocieran la cultura de Puerto Viejo, teniendo en cuenta que es un pueblo donde la pesca es dominante; además, es el sustento de muchas familias. Fue algo que a nivel cultural nos pareció importante para destacar', dijo.
La tierra de oportunidades
Luego de realizar sus recorridos y proyectos en el sur de la región Caribe, en uno de sus viajes en motocicleta por La Arenosa, Jorge Del Río se dejó seducir por esta tierra, en la que encontró una variedad de comunidades en las que él sentía que podía hacer grandes aportes.
No fue en vano quedarse, ya que dice haber encontrado excelentes personas en las comunidades, con un corazón inmenso y una calidad humana increíble que lo hizo sentir como en casa.
'Desde que llegué a Barranquilla, mi equipo y yo hemos estado haciendo una labor muy fuerte, también lo hemos hecho en Soledad. Quiero que las personas sepan que nosotros no creamos solo murales como piensan, eso es simplemente el resultado de un proceso', agregó.
Del Río logró encontrarse con escenarios frágiles, en los que había historias de lucha, superación y resiliencia. Barrios como La Playa y el sector de La Cangrejera, La Concepción, isla La Loma, entre otros, han sido invadidos por la delincuencia y las drogas, logrando afectar a los jóvenes que no tuvieron más remedio que ser parte de ese cruel y dañino entorno.
El apoyo de otras fundaciones
Hasta hoy, no ha habido alguna empresa que haya patrocinado los proyectos de la Fundación Laboratorio Amarillo; sin embargo, otras fundaciones se han sumado a la causa para trabajar en el futuro de los jóvenes, logrando conseguir materiales para los murales como las pinturas, las brochas y los talleres de formación.
La comunidad, interesada en participar en estas actividades, igualmente aporta materiales, ya que ellos consideran que estas personas hacen un bien a la juventud.
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'Hemos contado con la ayuda de distintas fundaciones y personas particulares que pertenecen a la misma comunidad, me han dicho en muchas ocasiones que si voy no me preocupe por la estadía, la alimentación y los materiales. Es una travesía constante, pero me siento feliz de poder ayudar a los niños, porque aunque a veces no tengamos los recursos, hacemos todo lo posible para conseguir lo que se necesita', anotó.
Las organizaciones que lo han apoyado son: Children International, Arenal Soy Yo, Unicef, 5ta con 5ta Crew, la Comisión de la Verdad, Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, Goal Global, Fundación Mi Sangre, Usaid y Baúl Polisémico.
Otros medios que han sido un apoyo para la visibilidad de esta labor son Radio Vassiviere de Francia, Comunidad indígena de los Pastas en Aldana, Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, revista Rugidos Disidentes y, desde hace poco, Saltamontes Network también quiso ser parte de la transformación de las nuevas generaciones.
Un gran testimonio
Emerson González habla con alegría y cariño de Jorge y Rina Mora, quien es subdirectora de la organización. El joven contó que la mujer dirigió un proyecto en el barrio La Concepción, llamado ‘Tejedoras de historias’, en el que varias mujeres gozaron de talleres de fotografía y otras actividades logrando tener éxito.
'Hemos participado en la realización de muralismos, fotografía, actividades lúdicas, y ellos llevaron a cabo un proyecto muy bonito y exitoso que se hizo con mujeres de nuestra comunidad. Ellas se divirtieron mucho'.
Por otra parte, lograron realizar actividades de medio ambiente a través de la fotografía, para concientizar a los jóvenes de la importancia de cuidar el planeta.
Para Jorge y Rina es fundamental trabajar paralelamente con las mujeres. 'El arte es una herramienta poderosa, seguiremos viajando, porque sé que hay muchas comunidades que necesitan apoyo social', agregó.




















