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Antonio Caballero, un maestro del periodismo apasionado por la fiesta brava

Antonio Caballero nació en 1945 en Bogotá, en el seno de una de las familias más acomodadas del país, con una predilección por las letras y las artes.

El periodismo y la tauromaquia perdieron este viernes a una de sus figuras emblemáticas, el escritor y especialista taurino Antonio Caballero, dueño de una pluma crítica con el poder, sin importar su signo.

Antonio Caballero nació en 1945 en Bogotá, en el seno de una de las familias más acomodadas del país, con una predilección por las letras y las artes, y desde niño tuvo una sólida educación en Colombia y en España, que complementó con estudios de Derecho en Bogotá y de Ciencia Política en París donde su padre, el escritor Eduardo Caballero Calderón, fue embajador ante la Unesco.

La cultura ha sido un cuestión hereditaria en su familia, como quiera que su tío, Lucas Caballero Calderón, conocido con el seudónimo de Klim, fue uno de los escritores más importantes de Colombia en el siglo XX y su hermano, Luis Caballero Holguín, un destacado pintor expresionista.

"Erudito, agudo como pocos, dueño de un estilo y de una cultura amplísima, Caballero ocupó un lugar central en los debates de la Colombia de la segunda mitad del siglo XX", manifestó hoy en un comunicado el Grupo Planeta, que en 2018 publicó, bajo el sello Crítica, su obra "Historia de Colombia y sus oligarquías".

En esa obra, el escritor fallecido hoy hace un recuento, con su particular estilo, de la historia nacional, desde el Descubrimiento y la Conquista, hasta nuestros días.

Crítico del poder

Caballero se caracterizó además por sus agudas críticas a los gobernantes colombianos, no solo con su prosa sino con sus caricaturas de fino humor sobre la realidad política y social de Colombia en las que un ciudadano cualquiera, un político, un narcotraficante o un guerrillero reflexionaban en un monólogo sobre la situación del país.

"Lamento mucho la muerte de Antonio Caballero. Implacable con el poder, como debe ser todo buen periodista, y excelente pluma. Mucha falta le hará a nuestra democracia su ácida e inteligente crítica", así lo recordó hoy el expresidente Juan Manuel Santos.

Su trayectoria como periodista comenzó como caricaturista del diario bogotano El Tiempo en la década del 70, y durante sus prolongadas estancias en Europa escribió en la BBC de Londres y en The Economist, así como en la revista Cambio 16.

En Colombia también trabajó en la revista Alternativa, que circuló entre 1974 y 1980; fue columnista en El Espectador y en Semana, revista de la que hizo parte hasta 2020 cuando decidió renunciar, junto a otros columnistas, por desacuerdos con los giros editoriales de la publicación.

Defensor de las corridas de toros

De su familia también aprendió la afición a los toros, que disfrutaba principalmente con su primo Lucas Caballero Reyes, fallecido en 2018 y heredero de la ganadería de Clara Sierra.

Reconocido crítico taurino, Antonio Caballero defendió siempre la fiesta brava y la cría de toros de lidia, y cuando las manifestaciones de los movimientos animalistas empezaron a tomar fuerza en el país y en el exterior se llenó de argumentos para abogar por la tauromaquia.

Afirmaba que las razones que de verdad importaban eran las de quienes están a favor de las fiestas de toros porque los antitaurinos "no tienen razones, porque por lo general no saben de qué hablan: nunca han ido a los toros y lo que dicen es de oídas, o de prejuicios de sordos".

En 2012, cuando el entonces alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, prohibió las corridas en la Plaza de Toros La Santamaría, Caballero publicó una columna en El Tiempo en la que criticó con dureza esa decisión.

"No solo son abusos de autoridad sus decisiones destructivas, como esta que borra de un plumazo la antigua y arraigada tradición de los toros en Bogotá, sino que también son alcaldadas sus propuestas en apariencia constructivas, como la que se sacó de la manga de prestidigitador para sustituir las corridas abolidas", expresó en aquella ocasión sobre la idea de Petro de convertir la Santamaría en lugar de encuentro de poetas y estudiantes.

A la fiesta brava dedicó algunos de sus libros, como "A la sombra de la muerte: Toros, toreros y públicos" (1992), "Los siete pilares de un torero" (2003) y "Torero de sillón" (2010), que junto con "Sin remedio", una novela urbana publicada en 1984 e "Historia de Colombia y sus oligarquías", componen lo mejor de su obra.

Obra periodística

En 2001 fue galardonado con el Premio de Periodismo Simón Bolívar a la Vida y Obra de un Periodista, que recibió con su habitual humor crítico.

"Señoras y señores, amigos y enemigos: Me cae este Premio Simón Bolívar como hubiera podido caerme un tiro. No lo digo porque me disguste, ni mucho menos, sino porque esto es Colombia, donde se pegan tiros con la misma naturalidad con que se dan premios", comenzó su discurso.

Y lo cerró: "Ahora me dan este premio por haber criticado toda la vida lo que estos premios significan y me criticarán por recibirlo (...) Sin embargo, no rechazo este premio. Me parece que, si el jurado ha juzgado que lo merezco, debo aceptarlo. La suma de las dos cosas, otorgamiento y aceptación, se me antoja útil en este país envenenado por la intolerancia: porque es una demostración de tolerancia".

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