Mompox, la joya colonial a orillas del Magdalena, no deja de reinventarse. A su aire tranquilo, sus calles empedradas y su memoria viva se suma ahora un proyecto que combina tecnología, arte y memoria histórica: Mompox Inteligente, una iniciativa que busca transformar la ciudad patrimonial en un territorio conectado, moderno y al mismo tiempo orgulloso de su pasado.
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Su expresión más visible —y también la más simbólica— son los murales inteligentes de la Calle de la Relojera, donde los muros hablan, se mueven y cuentan historias cuando se les apunta con un celular.
El proyecto, desarrollado por la Gobernación de Bolívar en alianza con el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC), integra innovación, sostenibilidad y arte público en una propuesta que pretende no solo embellecer el municipio, sino también acercar a sus habitantes y visitantes a un nuevo modelo de ciudad digital.
“Este es un proyecto con la Gobernación de Bolívar y con el Ministerio de las TIC”, explica Sabina Arteaga Garrido, coordinadora del proyecto Mompox Inteligente. “Tiene varios ítems: unos puntos smart en los que hay zonas wifi gratis y puntos eléctricos donde la gente puede cargar sus implementos como celulares o computadores”.
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Pero, el punto cultural del proyecto está en sus murales: once obras monumentales que, gracias a la realidad aumentada, cobran vida al escanear un código QR.
“También entra este proyecto que es la parte ya de creación, pintura y arte, donde tenemos todos los murales inteligentes. Es la parte de inteligencia artificial donde todo el cuento se llama La Valerosa”, explica la coordinadora.
“Cuando las personas vengan a caminar y escaneen el QR, los murales se irán moviendo; cada uno contará un pedazo de la historia de los valerosos, cuando fue la época de los momposinos que lucharon por la independencia”, dice.
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Callejón que renace
El escenario elegido no fue casual, la Calle de la Relojera, una vía antes oscura y olvidada. “Decidimos escoger este callejón porque ahora es la zona principal y queríamos darle vida, iluminarlo y recrearlo. Se colocaron luces con paneles solares, todo dentro de la línea del Ministerio de las TIC”.
El proceso artístico y técnico fue complejo. “Tuvimos que hacer un estudio con un ingeniero estructural, que nos ayudó a reforzar las paredes y a garantizar que estuvieran en buen estado antes de pintar. Luego entró un ingeniero civil que dejó todo preparado con repellado e impermeabilización. Los muralistas trabajaron prácticamente de noche, por el calor. Todo duró un mes, desde el primero de agosto hasta el 17 de septiembre”.
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La historia detrás del color
La historia que anima los murales fue concebida por Karen Vega, historiadora y una de las formuladoras del proyecto: “Mompox Inteligente nace de la idea de utilizar la tecnología para implementar un territorio inteligente en Mompox, combinando arte, innovación y conectividad. Queríamos que la tecnología hiciera más fácil la vida de las personas, pero también que sirviera para contar nuestras historias”.
Para construir esa narrativa, Vega y su equipo se sumergieron en las memorias locales. “Investigamos sobre la historia de Mompox, pero quisimos ir más allá de lo que normalmente se conoce. Hicimos tertulias con los vecinos de la Calle de la Cruz y del sector, escuchamos cómo era la vida cotidiana durante la guerra de independencia: el papel de las mujeres, los niños, los artesanos, los alfareros, los joyeros de filigrana. Todo eso se plasmó en un cuento llamado La Valerosa, que es la base de los murales”.
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Ese relato convierte a Mompox en personaje: “La historia se cuenta como si Mompox fuera una mujer valerosa que ayudó, que fue espía, que acogió a los refugiados, que luchó y que sigue presente en sus calles. Ella misma narra quién es. Es una historia mágica, que a través del QR se puede escuchar y ver animada en realidad aumentada”.
Los murales no solo narran la historia de la independencia, sino también la vida cotidiana: el mercado, los oficios tradicionales y la religiosidad. “Cuando sucede una guerra, la vida no se detiene. El mercado continúa, las mujeres siguen trabajando, los curas desde sus púlpitos también alentaban la independencia. Todo eso está reflejado en las paredes”.
Once murales, once visiones
En total, once murales componen el recorrido. Cada uno aborda un aspecto distinto de la identidad momposina. “El primer mural es la parte folclórica: el tambor, la cumbia, la danza. Luego viene la artesanía y las iglesias representativas. Escogimos la de San Francisco, porque casi nunca se pinta; siempre aparecen Santa Bárbara o San Agustín. Quisimos darle protagonismo a otra iglesia importante”.
Otros murales se inspiran en Cien años de soledad y en la iconografía de Gabriel García Márquez: “El ícono del proyecto es la mariposa, inspirado en Gabo. En los lugares donde no se pudieron hacer murales grandes, pintamos mariposas en homenaje a él”, añade Sabina Arteaga.
Entre los artistas que dieron vida a estas obras están tanto creadores locales como invitados de distintos lugares.
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Uno de ellos, Javier Arrieta Santos, de Los Palmitos, Sucre, explica: “Mi obra consistió más que todo en la parte religiosa. Representa el momento en que la guerra había terminado y el pueblo retomaba su vida cotidiana. Muestra las siete iglesias y la devoción momposina. También pintamos escenas del mercado y de los oficios tradicionales como la filigrana”.
El artista momposino Juan David Villanueva Toscano, docente y pintor, fue el encargado de narrar la gesta del 19 de octubre. “Mi mural muestra la guerra que se dio en Mompox en 1812, cuando los momposinos se enfrentaron a los realistas. Se ve una mujer montada en un caballo: ella es La Valerosa, la representación de Mompox como esa mujer guerrera que defendió esta tierra”.
Por su parte, Pedro Pablo Herrera Mármol, también artista local, participó con un mural que retrata el inicio del proceso colonial: “Mi obra simboliza la llegada de los españoles y su encuentro con los indígenas. Ahí comienza la evangelización y toda esa historia que después continúa en los otros murales. Duramos dos semanas pintándolo”.
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