En los últimos años, Barranquilla y sus habitantes han vuelto a disfrutar de espacios públicos. Ejemplo de ello son los parques, cerca de las comunidades, el Gran Malecón, y, el caso más reciente, el Ecoparque de la Ciénaga de Mallorquín.
Estos dos últimos brindan una gran oportunidad a propios y visitantes de gozar de la naturaleza, de los manglares y del avistamiento de aves, por poner ejemplos, mientras se hace senderismo alrededor de cuerpos de agua.
Hasta el año 2022, en la Ciénaga de Mallorquín se registraron 30 especies de aves, en el río Magdalena (desde el muelle del Gran Malecón sector Puerta de Oro hasta la Ventana de Campeones) fueron 10 especies registradas, según datos oficiales.
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Es de esos planes que se prestan para el descanso de los ciudadanos, el sano esparcimiento en familia y también para alejarse por un momento del ruido urbano y de la rutina de la semana.
Sin embargo, estos espacios también necesitan de cuidado, precisamente por tratarse de áreas con alta demanda de visitas en el último tiempo y por la cantidad de especies que habitan en estos ecosistemas.
Un espacio de reflexión
Es así como se abre en Barranquilla un espacio de reflexión para el cuidado del medio ambiente, a través de la Fundación Barranquilla +20, que se prepara para participar en la COP 30, la cual se llevará a cabo del 10 al 21 de noviembre en Belém (Brasil).
La iniciativa lleva como nombre ‘Caravana Territorial Atlántico’, que se suma a la articulación global rumbo a la Conferencia de las Partes número 30 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
La Caravana de Barranquilla se une a Mesoamérica, Brasil, Ecuador y el movimiento global de Asambleas Climáticas (Climate Assembly), según explica Xiomara Acevedo, fundadora y directora de Barranquilla +20, en diálogo con EL HERALDO.
“La Caravana Territorial por la Emergencia Climática y Ecológica es una de nuestras iniciativas que se recoge de todo el trabajo que tenemos de más de 13 años en defensa de la biodiversidad, en defensa de la acción climática, con una perspectiva de justicia climática y una perspectiva feminista que también ponga en el centro a los ecosistemas más vulnerables”, cuenta la especialista.
Por la conservación
Acevedo, internacionalista y magíster en Liderazgo y Conservación en Cambridge University, señala que el foco involucra a las personas que han contribuido para que gran parte de esa naturaleza todavía se conserve a pesar de “muchos motores de degradación”.
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La Caravana busca visibilizar estas problemáticas y fortalecer la movilización social y política por la defensa de la vida, la naturaleza y los Derechos Humanos. En el caso del Atlántico, ambientalistas reflexionan sobre una serie de preocupaciones climáticas locales.
“Esta caravana representa la fuerza de las comunidades del Caribe que defienden la vida frente a la crisis climática. Es una acción de esperanza desde los territorios”, expresa la mujer.
En medio de los foros de la Caravana Territorial Atlántico, indican que la ciudad y el departamento enfrentan impactos acelerados de la crisis climática y ecológica, entre ellos el aumento del nivel del mar, la erosión costera, la pérdida de biodiversidad, las olas de calor extremas y las afectaciones a la salud pública.
“Tenemos también esta preocupación frente a la degradación de los ecosistemas. El bosque seco tropical es uno de los ecosistemas que está con mayor fragmentación del mundo y que en el Atlántico podría ser uno de esos guardianes. Sin embargo, mucho de ese bosque seco y bosque de transición de bosque seco a manglar se ha comprometido para proyectos de infraestructura inmobiliaria y demás”, manifiesta Xiomara.
En las escuelas
La Caravana, que se moviliza en distintas regiones de Colombia y América Latina rumbo a la COP30, incluyó como sede en esta ciudad a la Institución Educativa Distrital (IED) La Victoria.
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“Sabemos que muchos actores, muchos movimientos, muchos tejidos de la sociedad civil en toda su diversidad mujeres, juventudes, infancias, pueblos, indígenas, afrodescendientes y demás, pescadores y pescadoras, etc., tenemos una relación con la tierra, con el ecosistema vital, sin embargo, muchas de esas contribuciones, perspectivas, soluciones, conocimientos y visiones no son incorporadas en la toma de decisiones frente a asuntos ambientales”, apunta la mujer, quien fue reconocida por la Fundación Bill & Melinda Gates por su proyecto ‘Mujeres por la Justicia Climática’.