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Cada año, Catedratón pone a prueba la certeza de que la fe, cuando se traduce en obras, es capaz de movilizar corazones y transformar comunidades enteras. En su edición 22, que se celebrará este domingo en el salón Jumbo del Country Club, reunirá a cientos de fieles bajo el lema ‘Florece la esperanza’.

A partir de las 10:00 a.m. hasta las 6:00 p.m., el recinto acogerá a todos aquellos que deseen unirse en un propósito común. Lo recaudado se destina a la construcción y refacción de templos, casas curales y salones parroquiales, así como al apoyo de programas pastorales y sociales en los barrios y municipios del Atlántico.

En palabras del padre Jaime Marenco, director de comunicaciones de la Arquidiócesis y coordinador del evento, la edición 2025 quiere ser una voz de confianza en medio de las dificultades.

“A través de esta obra de evangelización, la Arquidiócesis de Barranquilla promueve la necesidad de construir juntos la esperanza en un mañana mejor, invitando a reflexionar sobre la importancia de esta virtud para alcanzar propósitos colectivos que aporten a una sociedad más justa, solidaria y fraterna”.

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El lema de este año se inspira en el mensaje del papa Francisco (q.e.p.d.) para el jubileo que celebra la Iglesia Católica en todo el mundo, tomando como base la carta del apóstol Pablo a los Romanos (5, 1-5), que recuerda que la esperanza “no defrauda”.

La entrada al Jumbo será libre y gratuita; solo se debe presentar el documento de identidad. Durante las ocho horas del evento, los asistentes podrán disfrutar de una programación que incluye música en vivo de distintos géneros, presentaciones artísticas de talentos locales y nacionales al servicio de esta obra y un espacio de gastronomía diversa para todos los gustos.

También se contará con un espacio creativo para niños y un oratorio durante toda la jornada para la oración personal y el sacramento de la Confesión.

Un homenaje a tres generaciones de artistas

Uno de los momentos más emotivos será hacia el mediodía, cuando se rinda un homenaje a Alci Acosta, figura emblemática de la música colombiana. La celebración hace parte del jubileo de los artistas, una iniciativa que cada diócesis acoge en este año jubilar con el propósito de exaltar a los sectores representativos de la sociedad.

En el escenario estarán Alci Acosta, su hijo Checo y su nieta Sharon Acosta, reina del Carnaval de los Niños 2026, quienes representan tres generaciones de una familia que ha dejado en alto la música y la identidad cultural del Atlántico.

“Queremos mostrar cómo el Señor, como dice el salmista, ha sido nuestro refugio de generación en generación” (Salmo 90), expresó el padre Marenco.

Niños, familias y fe compartida

La programación también reserva un espacio especial para los niños. Desde las parroquias se ha promovido la elaboración de flores de papel, que los pequeños depositarán en una gran jardinera, como símbolo de pureza y esperanza.

Antes de este gesto, 150 niños de distintos colegios del norte de la ciudad interpretarán una canción a la Virgen con ritmo flamenco, acompañados por un grupo de pequeños bailarines.

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“Los jóvenes en preparación para el sacramento del matrimonio también tendrán un papel central. 120 parejas, que adelantan su cursillo en el segundo piso del Jumbo, bajarán al encuentro comunitario llevando una flor de papel hecha por ambos, ofrenda que depositarán a los pies de la Virgen como signo de su compromiso y súplica de bendición para la vida en pareja”.

En paralelo, habrá un oratorio en el segundo piso, donde se ofrecerán confesiones, y un espacio más amplio para la niñez, diseñado bajo la premisa de que la Iglesia debe ser siempre un lugar seguro, una respuesta pastoral frente a las heridas que dejaron los casos de abusos de menores.

“Se trata de abrir un nuevo camino, de mostrar que la Iglesia puede ser un espacio de creatividad y confianza, donde juntos aprendemos a florecer en esperanza”, concluyó el padre Marenco.

Historia de fe y solidaridad

El padre Marenco recordó que la primera Catedratón nació en 2004 como respuesta a la necesidad de reparar el techo de la Catedral Metropolitana María Reina, cuya impermeabilización costaba entonces cerca de 300 millones de pesos.

“Monseñor Víctor Tamayo propuso hacer algo grande, que uniera a todos, católicos y no católicos, alrededor de la catedral, que además de ser templo madre es un monumento arquitectónico y cultural que identifica a Barranquilla y al Atlántico”, explicó.

La idea tomó forma gracias al aporte creativo de María Patricia Dávila, experta en comunicación y marketing, quien propuso llamarla Catedratón.

Aquella primera edición, realizada en el estadio Romelio Martínez, superó las expectativas: se recaudaron 644 millones de pesos, más del doble de lo necesario para la reparación.

Con los excedentes, se decidió ayudar a comunidades necesitadas, comenzando por el barrio La Chinita y el barrio La Luz, donde se levantaron templos parroquiales que hoy siguen siendo referentes comunitarios. Desde entonces, la campaña ha intervenido cerca de 100 parroquias y ha llegado incluso a familias de escasos recursos, apoyando la mejora de más de mil viviendas con pisos y adecuaciones básicas.

“Así como una madre se sacrifica por sus hijos, la catedral ha entregado en muchas ediciones todo lo recaudado a otras parroquias más necesitadas”.