Bailar una noche de Guacherna bajo la luna, dejarse acariciar por la brisa decembrina mientras el atardecer pinta de oro el río Magdalena y sentir cómo el viento enreda su melena son algunos de los placeres más entrañables de Aria Vega.
¿Y quién es ella? Pues, algunos la llaman “costeñita premium”, “sirenita” o simplemente “Ari”. Pero esta joven barranquillera de 28 años es dueña de una voz que está encantando a todo aquel que la escuche, perfilándose como una de las artistas más reveladoras de este 2025.
La leyenda dice que Barranquilla tiene su propia sirenita y no habita en el mar. Así se define ella, mientras relata que hace años atrás ni siquiera sabía que tenía el don de cantar.
“Una profesora del colegio Marymount –de donde me gradué– lo descubrió cuando participé en un coro navideño y desde allí estuve en academias de canto y baile como la de Conchita Salcedo, el grupo Amira de la Rosa o Julie de Donado”.
A los 17 años se subió al escenario de Idol Colombia, reality que terminó de convencerla de que su vida estaba hecha para estar encima de los escenarios cautivando al público con su voz.
Pero la ruta hacia la música no fue tan lineal. Su padre le puso una condición: que hasta los 23 años no saldría de Barranquilla. Así que, mientras esperaba, estudió Comunicación Social en la Universidad del Norte. Al mismo tiempo, cantaba en bares y restaurantes, aunque interpretando canciones ajenas. “Yo quería mi autonomía, cantar lo mío”, expresó.

Lea también: Secretaría de Cultura de Barranquilla rinde homenaje póstumo a Carlos Sojo Guzmán
Llegada la edad prometida, empacó maletas rumbo a Bogotá y empezó a tocar puertas. Poco después recibió una llamada que parecía un sueño. Warner Music México estaba interesada en su proyecto. Firmó, grabó y lanzó su música. “Pero entonces llegó la pandemia, que desdibujó la industria y enfrió lo que parecía despegar. Al terminar con la disquera, elegí independizarme”.
Desde allí empezó una exploración sonora. Probó con reguetón, pero lo sintió ajeno: “Era lo que me impulsaban a hacer, pero no era lo mío”. Entonces encontró en el afrobeat un refugio perfecto: un género que le permite cantar, transmitir alegría y, sobre todo, compartir mensajes de paz y amor. “El reguetón es más de flow, de fronteo; el afrobeat me da espacio para decir cosas lindas y suena a playa, a brisa, a vibras bonitas. Eso es lo que yo llevo por dentro”.

Mucho Caribe en su ser
Con sus ojos claros verdosos, unos grandes aretes morados que se movían junto a su melena castaña, una blusa multicolor y uñas tornasoladas que brillaban bajo la luz, Aria Vega no pasaba desapercibida. Así habló de una de las canciones que hoy la tiene en boca de todos: Agua e’ panela.
El tema, un afrobeat con tintes de vallenato, no solo ha conquistado a los barranquilleros, sino que ha cruzado fronteras. “‘Agua e’ panela’ me ha traído muchas bendiciones. Estábamos en el top #2 viral de Colombia en Spotify y me llevó hasta México a cantarla, donde seguro muchos no tenían ni idea de qué era una agua e’ panela”, contó entre risas.

Pero, ¿Cómo nació esta canción que ya es un himno costeño moderno? Surgió en un viaje a San Andrés, junto a su pareja. “Viví la vida isleña de buceo, de esa energía caribeña que te envuelve. Entre todo eso, me inspiré en las expresiones propias de la isla, como el ‘yaman’ o el ‘guay’ o el ‘girl’. Yo me sentía en mi hábitat natural, como la sirenita costeñita que soy, y así nació”.
Lea también: Diana Ricarda Arteta, nueva reina del Carnaval de Juan de Acosta
Aunque prefiere el jugo de corozo, ella se refresca con todas las bebidas costeñas. Antes de este éxito, muchos habían oído por primera vez su voz en Costeñita, una canción junto al también barranquillero Dekko, que alcanza las más de 500 mil reproducciones en YouTube.

Una oda a la Arenosa
Ella andaba con un gran abanico en la mano. No era Sanyo, pero bastaba para apaciguar el calor. El que tiene es de dos velocidades, y en un instante se apagó. Momento idóneo para hablar de su reciente sencillo: Abanico Sanyo. “Este tema nace desde el amor, desde el deseo de llevar a la traga a tu tierra, a tu ciudad. En mi caso, Barranquilla. Quería que esa persona especial viera a mi Barranquilla con los mismos ojos con los que yo la miro: preciosa, única y mágica”.
En su relato, Curramba es la protagonista: “La he llamado mi bollo, mi musa, mi inspiración, mi Macondo en este Realismo Mágico que vivo. Barranquilla es mi Macondo, me encanta romantizar a mi ciudad”.
