‘Gabólogos’ consultados por EL HERALDO analizan el impacto internacional que ha tenido la obra cumbre del magdalenense que mostró al mundo su ‘Macondo’.
García Márquez, buen discípulo de Rulfo, de Borges, de Faulkner y de Poe, dijo lo mismo de otra manera: «el deber de un escritor consiste en escribir bien». Para lograrlo, «he tenido que someterme a una disciplina atroz para terminar media página en ocho horas de trabajo». Gabo confesó asimismo que nunca hablaba de literatura porque, al igual que nosotros, no tenía la menor idea de lo que era. Quizá porque se trata de un enigma insoluble, como he sugerido al principio, o porque —como vislumbró Aureliano Babilonia en una de las últimas madrugadas de Macondo— la literatura no debe ser otra cosa que el mejor juguete que se ha inventado para burlarse de la gente.
Con la creación de sillas artesanales, Rafael Zúñiga fusiona innovación y tradición para llevarla al plano internacional.
En cada pueblo o caserío nuestro está el alma de Macondo.
Liderada por la Universidad del Magdalena y Outliers School, 20 emprendedores de varios países se dan cita en Santa Marta y Aracataca.