El amor y la amistad tienen un poder especial. Y es que atraviesan los años, resisten a la distancia y se reinventan en cada etapa de la vida. Son vínculos que se celebran a diario, pero que en un día como este merecen un lugar destacado.
EL HERALDO presenta seis relatos (tres de pareja y tres de amistad) que reflejan cómo la fe, la complicidad, la confianza y las risas son los cimientos de relaciones que no se quiebran.
En el amor, la música acompaña la historia de Rafa Pérez y Milagros Villamil, pareja que ha hecho de su unión también un proyecto de vida; la fe guía el camino de Mayra Arroyo y Jesús David Suárez, quienes se conocieron en una iglesia y hoy esperan su primer hijo; y la complicidad sostiene el matrimonio de casi cuatro décadas de Aixa Amesquita y César Mendoza, forjado desde la adolescencia.
Mientras que en la amistad, la dupla creativa de Pedro Palacio y Alberto Castillo, ‘El Gatales’, convirtió una coincidencia en una hermandad que hoy hace reír a miles en redes sociales; la conexión universitaria de Liliana Montoya y Faviana Patiño trascendió a la siguiente generación con sus hijas siguiendo los mismos pasos; y el “combo inseparable” de Consuelo Clavijo demuestra que la risa y la presencia son el mejor vehículo para más de veinte años de unión.
“Ella es el cerebro y yo soy el corazón”: Rafa Pérez sobre su esposa Milagros Villamil

El cantante vallenato Rafa Pérez y su esposa Milagros Villamil conforman una de las parejas más sólidas del mundo musical en el país. Desde hace 10 años construyeron un amor que nació sin planearlo. “Desde la primera vez que nos vimos hubo algo especial, como si nos conociéramos de toda la vida”, expresó el artista.
Dos meses después de ese encuentro ya vivían juntos, y con ello arrancaba una historia en la que el amor se unió con la música y los negocios. Rafa lo define así: “Ella es el cerebro y yo soy el corazón. Juntos nos volvimos indestructibles”.
Milagros, empresaria de formación, se estrenó como mánager en la carrera de Rafa. “Al principio chocábamos porque veníamos de mundos distintos, pero con el tiempo aprendimos a equilibrar lo laboral y lo personal”.
Rafa agrega que ella fue puliendo como un diamante en bruto, teniendo en cuenta que al conocerse, él integraba el grupo Kvrass. “Yo tenía la voz, tenía el talento, pero faltaba enfoque, disciplina, estrategia. Milagros me enseñó a ver la música como una empresa, sin quitarle la esencia del arte y empecé con esos clásicos como ‘Mi novia mujer’ que tanto le encantaron al público”.
Diez años de convivencia, giras, trasnochadas, proyectos y desafíos les han enseñado que el amor no se sostiene solo con promesas. “Nosotros tenemos un ritual que nunca dejamos de hacer: todas las noches hablamos de lo que nos gustó y lo que no del día. Eso nos mantiene claros, evita heridas y fortalece la relación”, cuenta Milagros.
Ese hábito se convirtió en la brújula de su relación. “No somos una pareja de redes sociales, somos de la vida real. Tenemos diferencias, pero lo más importante es que no nos guardamos nada”, enfatiza Rafa.
En 2021, Rafa lanzó la canción “Ella es la que manda”. Muchos pensaron que era una confesión literal, un homenaje a su esposa. “No es que me mande, es que somos un equipo. A veces tiene la razón ella, a veces yo. Lo que hay entre nosotros es respeto, no imposición”.
Milagros, entre risas, agregó: “Si la gente supiera que esa canción fue más un juego que una declaración. Pero lo cierto es que sí refleja la manera en la que Rafa me valora: como alguien que suma, que impulsa, que ayuda a que todo tenga sentido”.
En el camino han aprendido que el amor se alimenta de detalles y de decisiones. Que la música, más allá de ser un trabajo, es el espacio donde ambos ponen el alma. Y que la complicidad es su mayor triunfo.
“Diez años después sigo sintiendo que fue ayer cuando nos conocimos. Milagros es mi compañera, mi consejera, mi amor, mi todo. Con ella soy más fuerte”.
Un romance que trasciende el tiempo entre Aixa y César

El amor de Aixa Amesquita Durán y César Mendoza Martínez es de esos que se construyen con paciencia, complicidad y fe, y que, con los años, va adquiriendo más valor. Ella, licenciada en Educación Infantil y profesora de preescolar en la Escuela Distrital San Salvador, mientras que él es un abogado y coordinador de facturación de Gases del Caribe. Juntos llevan 38 años de una relación que comenzó en las aulas de un colegio y que hoy es un ejemplo para muchos.
César llegó desde Bogotá a cursar séptimo grado. En aquel entonces, Aixa y él solo eran compañeros de clase, hasta que en décimo se cruzaron las miradas de otra manera y nació el noviazgo. Seis años después, un primero de diciembre, César pronunció la frase que marcó sus vidas: “vamos a casarnos”. En apenas 17 días organizaron una boda civil sencilla, y diez años más tarde, reafirmaron ese sí con un matrimonio por la iglesia. Hoy, este diciembre, celebrarán 32 años de casados.
De esa unión han nacido tres hijos que son el mayor orgullo de sus vidas. La fórmula de esta pareja no ha estado exenta de pruebas, pero ellos aseguran que el secreto está en tres pilares: el amor, la confianza y el respeto.
“El tener siempre a Dios como centro de nuestro hogar para lograr ser felices a pesar de los momentos no tan buenos, el apoyarnos el uno al otro sin perder la individualidad , el hacer juntos las cosas que nos gustan pero también disfrutar con los hijos, la familia y los amigos”.
Entre las cualidades que admira César de Aixa está su don de servicio. “También la huella que deja en cada niño como maestra trascendiendo en el tiempo y la pasión con la que vive su trabajo”.
El amor y la fe sostienen la relación de Mayra y Jesús: esperan un bebé
En la vida de Mayra Arroyo Jiménez todo parece estar escrito con fe. Su camino se cruzó con el de Jesús David Suárez en una iglesia cristiana. Cuando ella fue invitada a predicar, él estaba allí, cantando con su banda. Ese encuentro marcó el inicio de una relación que, tres años después, se sostiene en la convicción de que Dios es el centro de todo.
Desde entonces, ambos han asumido el compromiso de predicar el evangelio con su estilo de vida. Mayra, comunicadora social y parte del equipo de la Gerencia de Ciudad de la Alcaldía de Barranquilla, aprovecha cada espacio laboral y académico para sembrar una palabra de aliento a través de charlas de marketing, conferencias juveniles, mentorías emocionales. Jesús David lo hace desde la música, dejando en cada escenario un mensaje de amor y esperanza.
Hoy viven un tiempo de plenitud, ya que esperan a su primer hijo. “Toda mi vida soñé con ser mamá y Dios ha cumplido ese anhelo. Mi esposo también lo soñaba, y verlo ahora en su nueva faceta de padre me emociona mucho. La llegada del bebé ha traído bendiciones y crecimiento en todas las áreas de nuestra vida”.
Ambos realizan servicio social, y son felices ayudando a los demás. Hoy, enfrentan una nueva etapa con la pronta llegada de su primer hijo, pero la confianza en Dios los mantiene fuertes. “A veces esto da temores y nervios, pero el Seños siempre será nuestra guía”, expresó Jesús David.
‘El Gatales’ y Pedro Palacio: la dupla humorística que conquista las redes

Lo que empezó como una entrevista terminó convirtiéndose en una amistad sólida y una sociedad creativa que hoy le saca carcajadas a miles de seguidores en redes sociales. Hace dos años, el actor Pedro Palacio y el creador de contenido Alberto Castillo, más conocido como El Gatales, se cruzaron por casualidad en Barranquilla y desde entonces han caminado juntos uniendo sus profesiones.
Pedro recuerda ese primer encuentro: “fue por medio de un amigo en común. Alberto ya tenía su podcast y un programa de entrevistas. Yo fui a una de esas grabaciones y me encontré con un tipo supremamente amable, muy profesional, muy talentoso y disciplinado. Sin proponérnoslo, en esa primera charla surgió una camaradería. Después vino la invitación para grabar un videíto y la cosa fue creciendo”.
Esa relación laboral logró crear una bonita amistad. “Hoy no solo es mi amigo, también es mi socio. Y eso no es fácil de encontrar. Es complicado unir trabajo y amistad, pero con Alberto ha sido muy natural porque compartimos valores: responsabilidad, disciplina, tranquilidad y sencillez para asumir la popularidad”, resalta Palacio.
Ambos aseguran que el secreto ha estado en la claridad desde el inicio. “Todo lo que hacemos es 50-50. Nadie siente que aporta más que el otro, porque cada uno sabe cuál es su potencial. Yo llegué con mi experiencia en redes, él con su formación en actuación, y así nos complementamos”, explica El Gatales.
Alberto, entre risas, confiesa que también fue profesor de Pedro en el mundo digital: “Yo le digo que es el viejo, porque él no sabía de redes sociales. Yo lo ayudé mucho a entenderlas para que pudiera sacar adelante todo lo que ha logrado hoy”.
De su lado, Pedro reconoce que la disciplina del teatro y la actuación fue su aporte: “Ese respeto que aprendí en las tablas se lo imprimo a todo lo que hago. En nuestras grabaciones no improvisamos al azar, creamos guiones, planificamos y buscamos siempre que el contenido sea claro, directo y cercano al público”.
Parte del éxito de sus videos está en el tono que escogieron: humor sano. Nada de vulgaridad ni excesos. “Yo creo que a la gente le gusta porque se ve todo muy natural y porque nuestro humor es limpio, basado en situaciones cotidianas con las que cualquiera se identifica. No se trata de burlarnos, sino de reírnos con la gente”, asegura El Gatales.
Una amistad de dos generaciones que nació en la universidad

El año era 1994 y las carteleras de las universidades eran el Google de aquella época. Sin internet ni plataformas digitales, los aspirantes a una carrera universitaria tenían que acercarse personalmente a las instalaciones para descubrir si habían sido admitidos. Fue precisamente allí, frente a una lista de nombres pegada en una pared Liliana Montoya y Faviana Patiño se conocieron.
“Ese día nos presentamos en la entrada de la Universidad del Norte y nos dimos cuenta de que habíamos pasado a la carrera. Fue muy bonito porque sabíamos que ese sería el inicio de todo lo que íbamos a vivir juntas”, contó Liliana.
Desde entonces caminaron lado a lado. En trabajos en grupo, largas tardes en la biblioteca, noches de estudio para los parciales, ensayos en el estudio de televisión de la universidad y fiestas universitarias que, aunque no las coronaron reinas, les regalaron recuerdos inolvidables.
La complicidad que nació en las aulas se extendió a la vida cotidiana. Cumpleaños, matrimonios, baby showers y nacimientos fueron hitos compartidos. “Yo quedé embarazada primero y después Fabi; ella estuvo en mi baby shower y yo estuve en el de sus mellizos. Luego, cuando nacieron nuestros hijos, fuimos a visitarlos, celebramos los primeros años, las primeras comuniones, los quinceañeros… siempre estábamos allí la una para la otra”.
El destino, con su sentido del humor, se encargó de reforzar la conexión. No solo coincidieron en embarazos casi simultáneos en más de una ocasión, ya que la hija menor de Fabiana (Violeta), tiene la misma edad que Charlie, el hijo menor de su amiga, sino que, con el tiempo, sus hijas mayores también decidieron estudiar la misma carrera universitaria.
“Cuando Fabiana me contó que Fiorella quería estudiar Comunicación, le dije que Antonella también. Nos dio mucha risa y emoción, porque nuestras hijas estaban repitiendo nuestra historia. Estudiaron juntas, hicieron trabajos juntas, compartieron la universidad, y ahora están a punto de graduarse al mismo tiempo, como nosotras lo hicimos un día”.
El combo inseparable de 10 amigos que han hecho de la complicidad su mayor tesoro

Por más de dos décadas, un grupo de diez amigos ha demostrado que la verdadera amistad no entiende de distancias, agendas apretadas ni vidas distintas. Así lo cuenta Consuelo Clavijo, tecnóloga en ingeniería de sistemas, quien recuerda con emoción cómo comenzó todo: “Nos conocimos en el colegio, algunos desde kínder y otros se fueron sumando con el tiempo. Básicamente crecimos juntos y nos volvimos inseparables, como un combo que ya viene de fábrica. Esto tenía que ser así y así ha sido”.
Todos tienen un sello particular, y es la alegría. “Nos encanta celebrarlo todo: cumpleaños, ascensos, logros, y hasta el simple hecho de vernos. También organizamos viajes que nunca hacemos, cenas y reuniones improvisadas solo para hablar y reírnos de la vida y de nuestras propias ocurrencias”.
La clave de la permanencia está en la diversidad. Son personas muy distintas, pero esa diferencia nunca ha sido un obstáculo, sino una riqueza. “Creo que lo que ha fortalecido nuestra amistad por tanto tiempo es que somos muy diferentes, pero nos respetamos. Nos reímos juntos de todo, incluso de nosotros mismos”.
Más allá de los encuentros y las celebraciones, lo que sostiene este lazo es la certeza de estar siempre presentes. “Tenemos la seguridad de que podemos contar el uno con el otro, sin importar el tiempo o la distancia. Siempre vamos a estar ahí”.