Como esos amigos que no se ven todos los días pero siempre están, el Museo de Arte Moderno de Barranquilla (MAMB), salió de su casa desde hace cinco años, pero no se ha ido de la vida de los barranquilleros. La segunda fase de su restauración y ampliación está prevista para finales de este 2025, pero el arte no espera y su esencia no ha dejado de hacerse sentir.
Por ello, desde este domingo 18 de mayo, estrena nueva sede en la calle 76 No 54-11, primer piso del edificio del World Trade Center, local B3 con la exposición titulada ‘Sentipensantes: Obras claves de la colección del Museo de Arte Moderno de Barranquilla’. Cada una de las obras exhibidas habla de memorias, territorios, luchas, afectos y preguntas que siguen vigentes en la sociedad.
Luego de recorrer cada una de ellas, los visitantes también encuentran una línea de tiempo llamada ‘La persistencia de un sueño’ en la que se muestra la larga historia de acontecimientos que han ido dando forma a un museo que poco a poco revive bajo la dirección de María Eugenia Castro, su cofundadora, quien habló con EL HERALDO de esta nueva sede.
“Estas eran oficinas del Banco de Colombia antes de mudarse a otro edificio. Las tienen en venta, pero como no se habían vendido, dijeron: bueno, tómenlas hasta que se termine el Museo de Arte Moderno. Para nosotros es como un palacio”.
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En la segunda fase se adelantan acciones en la implementación de los diseños museográficos y museológicos, pero aún falta una etapa crucial. “ Falta una tercera que es ya la parte de luces,aires acondicionados, seguridad, lámparas, una serie de cosas que valen un billete también”.
Uno de los momentos más esperados será la instalación del mural ‘Cosas del Aire’ de Alejandro Obregón, una obra monumental que estuvo en el antiguo edificio del Banco Ganadero. Rescatarla fue una misión compleja. “Esa es la pared que se cortó en ocho pedazos. Cada pedazo de esos pesa dos toneladas, así que será una misión compleja”.
Castro es consciente de que cuando la apertura sea una realidad, vendrán una serie de retos: “Primero, seguir manteniendo la calidad de nuestras exposiciones con un esfuerzo mayor porque los espacios son mucho más grandes. Entonces ya no es conseguir 20 obras, sino que hay que conseguir 100. Hay que mantener el interés e ir evolucionando, ir consiguiendo nuevas piezas para la colección”.
Con más de 3.000 metros cuadrados que habrá que mantener operativos, también surge un nuevo desafío administrativo. “Se necesitan guardias, gente que limpie, una plantilla no tan grande”, explicó.
Una colección muy Caribe
La nueva exposición incluye una selección curada de obras clave que abordan seis ejes temáticos: el paisaje, el cuerpo como expresión, las anatomías desgarradas, la mirada femenina, el arte político, y la forma y el espacio. Cada sección narra un fragmento del pensamiento artístico regional y nacional con artistas como Norman Mejía, Álvaro Barrios y Feliza Bursztyn.
“Las obras de arte son propuestas que piensan su mundo, que construyen identidades, que reflexionan sobre problemáticas sociales y políticas. Son un patrimonio para todos los barranquilleros y para todo el país”, dijo la curadora Isabel Ramírez.
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La muestra también apuesta por un diálogo con públicos diversos. “El reto del museo es abrirse a nuevos públicos, construir vínculos, puentes con más barranquilleros”.
La obra del colectivo El Sindicato, ‘Alacena con zapatos’, ganadora del XXVII Salón Nacional de Artistas en 1978 también hace presencia en la colección.
“La idea salió de un poeta de Cartagena, ‘el Tuerto López’, que hablaba del valor simbólico de los zapatos. Los zapatos guardan toda la energía de vivienda y vivencia de una persona, por donde no se mete uno con ello, entonces con mi grupo recorrimos barrios de la ciudad y recolectamos 640 zapatos”, dijo al artista plástico, Carlos Restrepo.