Sencilla, apasionada y con una alegría que ilumina corazones, Vicky De Andreis mantiene la sonrisa que hace 50 años evocó al enterarse que era la reina del Carnaval de Barranquilla 1974.
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Han pasado cinco décadas desde aquel día en que el alcalde de la época, Humberto Salcedo Collante tocó la puerta de su casa para anunciarle que era la designada para liderar el evento magno de la ciudad.
Vicky confesó a EL HERALDO que nunca había aspirado a llevar una corona, pero el destino tenía otros planes. La noticia llegó como un vendaval, y la incredulidad se reflejó en sus ojos.
Aunque inicialmente resistente a la idea, Vicky entendió a sus 18 años que esta oportunidad era más que un capricho del destino; era la ocasión de representar a su querida Barranquilla con autenticidad y pasión.
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La preparación para asumir el papel de reina no fue fácil. Los vestidos suntuosos y las coronas relucientes no encajaban con la humildad que Vicky llevaba en su ser. Sin embargo, con determinación y un toque de su esencia auténtica, transformó el papel que la vida le asignó.
'El alcalde llegó con Ernesto McCausland (padre) una noche, de cualquier lunes, cualquier martes, a las 7 de la noche, yo no estaba ni siquiera en mi casa. Y tocaron la puerta y mi papá dice que cuando eso se asomó y vio mucha gente y me dijo ‘mija, algo está pasando’ y cuando mi papá abre la puerta se encuentra con el gobernador José Tcherassi'.
Nadie podía creer lo que estaba pasando. Al padre de Vicky no le daba para pronunciar ninguna palabra. En los casos donde el silencio puede ser devastador, en esta ocasión representaba la ilusión y el orgullo de ver a una mujer que acababa de cumplir su mayoría de edad, tener en sus manos una de las más grandes responsabilidades a las que desean enfrentarse la mayoría de las niñas barranquilleras.
'Aunque al principio no lo podía creer, fue para mí una alegría muy grande porque mi mamá siempre decía, si a mí me nombro reina del carnaval, yo con ojos cerrados lo acepto. Porque mi abuelita nunca aceptó que mi mamá fuera reina del Carnaval'.
Un momento para la historia
A pesar de no haber buscado la corona, Vicky se convirtió en la representante perfecta de la esencia del Carnaval: una celebración que trasciende las apariencias y resalta la diversidad y autenticidad de su gente.
'A mí me encantaba una fiesta, me encantaba bailar y todo, pero no me imaginaba siendo reina. Es que antes uno no le prestaba mucha atención. Vivía en otro mundo. Yo llegaba a la calle y no entendía, pero poco a poco me fui soltando'.
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Llegó el gran momento de leer la Lectura del Bando en el Paseo Bolívar. Vicky recuerda aquel 19 de enero en el que sus decretos le daban apertura oficial a la celebración.
'Antes era a las tres de la tarde. Primero tú ibas a la oficina del alcalde. El alcalde te entregaba las llaves de la ciudad y después uno se venía caminando con el alcalde hasta el Paseo Bolívar. Ahí se leía el decreto que abría el Carnaval, aunque mi Carnaval estaba abierto desde el 7 de diciembre. Los viernes venían reinas internacionales, de Brasil, de El Salvador, de Honduras y otros países'.
Extrañando viejos tiempos
Vicky suspira al recordar la espontaneidad y la autenticidad que caracterizaban aquellos festejos de antaño. En esos tiempos, las celebraciones no se limitaban a los grandes escenarios; eran una expresión efervescente que fluía en cada esquina.
Consciente de que muchos elementos debían evolucionar, Vicky recuerda su Batalla de Flores y las creativas carrozas de la época. Un desfile que salió de la calle 82 con carrera 43 bajando hasta Murillo, finalizando entre las carreras 44 y 45.
'Pese a que no había mucho palco, nadie interrumpía los desfiles, todo era tan sano y tan auténtico y la gente disfrutaba de una forma muy chévere'.
A medida que el tiempo avanzaba, los cambios en la dinámica del Carnaval trajeron consigo escenarios más grandes y elaborados. Vicky, aunque agradece la evolución, no puede evitar sentir una nostalgia por aquellos días en los que la sencillez y la conexión humana eran el alma misma de la festividad.
Felizmente coronada
Su coronación fue en el Coliseo Cubierto Humberto Perea, hoy Coliseo Sugar Baby Rojas, con la actuación de Mario Gareña.
'El alcalde era el que coronaba y después se presentaban bailes. Es que antes a la reina era la que le ofrecían todo, no como ahora que la reina es la que baila, no, antes no, antes a la reina le bailaban y lo mismo fue en el Bando'.
Tal como se mantiene vigente, la soberana tenía una agenda maratónica. Visitar a las reinas populares también hacía parte de su listado de eventos.
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'Era una agenda bastante apretada. Eso era de lunes a lunes porque es que antes las candidatas tenían fiestas que le llamaban verbenas y uno como reina tenía que ir a visitarlas a todas, entonces en una noche tú podías ir a seis o siete y los fines de semana ir a los pueblos'.
'¡Llegó la reina de la oficina!', le dicen a Vicky cuando llega a su lugar de trabajo en el que se desempeña como asesora de ventas. Su presencia es la fiel representante de una barranquillera carnavalera.
Y es que Vicky porta en su historia haber sido la primera reina que participó en la primera Guacherna, todo un desfile inmortalizado que hoy es el más importante de carácter nocturno que tiene la ciudad. Hoy recuerda con nostalgia ese primer desfile y la hermosa luna de Barranquilla que se posaba mientras ella saludaba con alma de reina.
Hoy vive para servirle a Dios
Con el pasar del tiempo, Vicky decidió vivir para agradarle y servirle a Dios.'Yo sigo siendo la misma de aquel entonces, pero ahora tengo más cercanía con Dios. Mi esencia no ha cambiado, todos en la oficina se mueren de la risa porque yo sigo siendo la misma alegre y enamorada del baile. A pesar de mi edad, sigo con la misma alegría'.





















