Convencidas de que el baile se traduce en un arte que es capaz de conectar la mente, el corazón y el cuerpo, Martica Maturana y Gabriela Pinzón, una costeña y una cachaca unidas por la vida, se pusieron de acuerdo para llevar todo el sabor y la alegría del Caribe al resto mundo.
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Y es que sin pretender cosa distinta que convertirse en multiplicadoras de buena energía, está maestra y alumna que ahora pasaron a ser socias, adquirieron un propósito especial, reafirmar que bailar es mucho más que solo movimiento.
En el caso de Martica, la vida la premió, nació en un hogar en el que las artes siempre estuvieron presentes, y fuera por hobby o por trabajo, el baile también tenía su lugar, de hecho lo recuerdo como rey de la casa.
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Sin mucha preocupación Maturana creció disfrutando de todo el quehacer artístico que se desarrollaba a su alrededor, los cuales años más tarde darían resultados excepcionales.
'En mi casa siempre convivimos con el arte, todo giraba alrededor de la danza, un universo que fui descubriendo con los años y que cada vez me parecía más fascinante al mismo tiempo que me envolvía'.
Dedicada al baile
A partir de todo ese descubrimiento que tuvo decide crear una carrera que fuese consecuente con sus pasiones, por eso comienza a participar en talleres de formación, ganó el reinado popular en 2003 e incluso llegó a ser una de las vitaminas del Checo Acosta.
Sin embargo, no fue sino hasta que decidió retarse a sí misma que la vida comenzó a marcarle el camino que debía seguir 'Mi gran sueño siempre era ser actriz famosa, tanto luché por eso que estuve en el Desafío y casi llego al top 10 porque yo pensé que así alcanzaría la fama, pero ey, la vida me estaba llamando a seguir bailando'.
Luego de estar en el reality aprovechó para irse a Bogotá en buscas de oportunidades, y a punta de talento se hace profesora de baile en diferentes espacios en los cuales comienza a ganar algo de reconocimiento por su carisma.
'Siempre he estado convencida de que los costeños tenemos una actitud frente a la vida insuperable, y eso creo que era lo que me hacía destacar, además que entre nosotros nos entendíamos y al estudio comenzaron a llegar reinas del Carnaval; la primera de ellas fue María Margarita Diazgranados'.
Sin embargo, luego de un tiempo Martica decide irse para Estados Unidos, en donde se encuentra la fusión del baile y el ejercicio, una idea que le parece novedosa y que con mucho esfuerzo decide traerlo a Barranquilla.
'Yo comienzo el primer estudio con una plata que me prestó mi hermano, ni yo creía mucho en el proyecto, pero me arriesgué. Recuerdo que la inauguración fue divina, pero al día siguiente no teníamos clientes y los números estaban en cero'.
Al poco tiempo entró la pandemia, pero entonces ella supo encontrar su oportunidad, las redes sociales, crecieron tanto que al momento de reactivar todo comenzó a funcionar.
'Desde ese momento esto no ha parado, la gente se ha multiplicado y no precisamente por el baile, nosotros al final entendimos que lo que realmente vendemos es alegría, un espacio de desconexión y pura buena energía que sin duda cambia vidas'.
De Barranquilla para el mundo
Sin embargo, en este punto de la historia se suma la cachaca, Gabriela Pinzón, quien antes había sido estudiante de Martica, quería proyectar sus estudios en Administración con su pasión, el baile.
Apenas se enteró que Maturana había regresado la buscó, y con la aprobación de su papá comenzaron a negociar para llevar el concepto a Bogotá, y es que aunque Gabriela estaba convencida de que iba a funcionar, Martica no tanto, pero se volvieron a arriesgar.
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'Siempre estuve convencida de lo que quería hacer, y encontrarme con Martica y ‘Matumbé’, nombre del proyecto que ahora desarrollan juntas, ha sido lo más gratificante de todo'.
En los planes que tienen a futuro está seguir expandiendo la marca, pero que siga llevando el mismo sello, toda la alegría del Caribe colombiano, de los sueños a cumplir, llegar a Miami.
'El baile es una fenómeno mundial que está basado en el bienestar, y que mejor que salga de Colombia un producto como este que es consecuente con la alegría y felicidad'. finalizó Gabriela Pinzón.


