Nadia Celis y crónica de la mujer real detrás de un amor terrible | Análisis de la antítesis de García Márquez

García Márquez yace inagotable en las páginas de la vida de Nadia Celis como un río eterno que fluye. Era época de universidad cuando apenas su gusto por el descubrimiento del Caribe se visibilizaba junto con sus ganas de entender cómo funcionaba el poder del lenguaje.

Una periodista frustrada a quien le era tan cotidiano el ‘realismo mágico’ como desconocido, hasta que la vocación de enseñar por fuera ‘las raíces del patio’ parió a esta mujer que anda por el mundo hablando de sus obsesiones.

Dedicada al arte de entender cada renglón de la literatura caribeña, Nadia Celis nunca pudo escapar de García Márquez. Lo hallaba en las esquinas de Cartagena, en las murallas que protegen la zona norte, años después en sus estudiantes en Bowdoin College, en el oficial de migración, en el dentista y en el señor que le metió conversación luego de su clase de yoga de domingo.

A pesar de ello, el estudio de su obra no se dio hasta que se encontró por fuera del país. 'Enseñar a García Márquez fuera de Colombia ha sido decisivo para que yo estudie a García Márquez', suelta Nadia con una taza de té amarillento entre sus manos, dejando ver que su ‘yo’ local daba por sentado al estandarte de la literatura y su legado, mientras que su ‘yo’ global ya dimensionaba su impacto.

Visión de mundo que golpeó directamente el valor sentimental que guardan los colombianos por García Márquez y sus escritos. 'Es como si alguien cuestionara la figura paterna del país', reflexionó sobre la reacción de los lectores a su discurso crítico de la narrativa del Nobel.

Sin embargo, Nadia Celis encontró el tono perfecto, acompañado de la madurez de su propio feminismo, para escribir sobre García Márquez. Además de que los 13 años que lleva estudiando al cataquero no solo le permitieron construir un edificio investigativo complejo, sino que le dio la autoridad para poder decir ciertas cosas.

'A Margarita nadie la quiso oír y quienes la oyeron prefirieron no creerle', aseguró Nadia sugiriendo que García Márquez puso demasiada energía en hacer ver a Margarita Chica, mejor conocida como Ángela Vicario, como una mentirosa.

El día en que lo iban a matar, Santiago Nassar (Cayetano Gentile) sí se levantó muy temprano a esperar el buque en el que llegaba el obispo. De hecho, la mañana de ese 22 de enero hace 72 años, en 1951, ocurrió casi como la conocen. Los habitantes del recóndito Sucre-Sucre despertaron con el alboroto de un crimen fraticida, del que Cayetano fue la principal víctima.

Pedro y Pablo Vicario (Víctor y Joaquín Chica Salas) acababan de acuchillar a su amigo Cayetano en venganza por la deshonra de su hermana Ángela Vicario (Margarita Chica Salas) cuyo esposo Bayardo San Román (Miguel Reyes Palencia) la había devuelto a su familia tras comprobar en la noche de bodas que no era virgen.

Aterrada por la golpiza propinada por su esposo, la mirada de deshonra de su madre y la furia de sus hermanos, Margarita confirmó el rumor: había tenido relaciones sexuales con Cayetano cuando fue su pareja cinco años atrás.

Lo cuestionable surge cuando García Márquez no reconoce a Margarita Chica Salas como una víctima en medio de la tragedia, aún cuando el asesinato de Cayetano y el abandono de su marido se suman al señalamiento que recibe del pueblo y terminan de formar los trágicos hechos que cambian su vida para siempre.

La presencia tangible de García Márquez continúa sorprendiendo cada espacio de la vida de todos. Incluso en medio de la entrevista en el Barranquilla Plaza, un enorme lienzo en acrílico, con su rostro atlanticense, daba la bienvenida a los huéspedes y seducía la curiosidad intelectual de Nadia que lo miraba con conveniencia.

'Él, como los demás, creía que la culpable era ella. Que ella era la que había dicho su nombre y que gracias a eso, a él lo habían matado', explicó Nadia en un buen tono, aquél que su feminismo maduro le confiere.

Sin embargo, la autora señaló lo difícil que resulta imaginar a un genio como García Márquez incapaz de identificar a Margarita como una víctima luego de que le asignara responsabilidad al pueblo, le quitara cargo de conciencia a los asesinos, le removiera culpa al esposo que la devuelve y al muerto mismo.

'Es muy difícil construir el argumento y defender el hecho de que Víctor y Joaquín Chica Salas no quisieron matar a Cayetano, que el ‘pobrecito’ que la devolvió (Miguel Reyes) quedó deshonrado para siempre, y que el que murió era totalmente inocente. Porque entonces ¿quién te queda de culpable?', sentencia Nadia asegurando que había, de parte de García Márquez, un asunto de lealtad con su amigo que encontró resolver.

Por ello, según Nadia, como él quería defender a su amigo de lo que le parecía una situación injusta, no encontró otra manera de exculpar la condición inocente que atribuía a Cayetano, que dibujarlo como inocente también de la deshonra de Margarita con el argumento de que ella había tenido otros amantes antes de él.

'Eso me resulta todavía a mí muy difícil de creer', confiesa Nadia, quien en sus tantos años de estudio alrededor de Crónica y sus personajes no ha encontrado evidencia de ello.

De acuerdo con su investigación, Margarita Chica inició su relación con Cayetano cuando ella tenía 14 años, por lo que, entonces, la única explicación que quedaba era un caso de pederastia. 'Aparece la posibilidad de incesto, que no la descarto, pero no tengo más evidencia para sustentar la tesis de García Márquez', admitió.

Nadia Celis, en su hambre por entender la literatura Caribeña, visitó el Harry Ransom Center, donde reposan los archivos personales de García Márquez, y dio allí con un manuscrito inédito de Crónica de una muerte anunciada y, a su vez, con el epílogo que fue eliminado del producto final.

El manuscrito encontrado en el archivo en Austin revela que, hasta su penúltima versión, en el pueblo de Crónica de una muerte anunciada, como en el real, circulaba el rumor de que Ángela Vicario no era 'señorita'. Aún más, Bayardo San Román, al igual que el novio de la realidad, se casaba a sabiendas de que su prometida había estado enamorada de otro.

'Supongo que lo que a mí me llama la atención de eso es que si hubiese sido en estos tiempos no habría sido un drama', expuso Nadia apuntando a que Margarita, en efecto, era una adelantada a su tiempo que, entre otras cosas, a diferencia de en Crónica, no se casó obligada.

Lo cierto es que Margarita se había casado por amor contra la reticencia de su madre hacia un hombre de quien se decía tenía mujer e hijos en otro pueblo. Esto la perfila como una 'novia rebelde', tal cual lo plasmó Nadia en su investigación.

Si bien en Crónica, Margarita, decidida a hacerse virgen para quien era aún su esposo, escribió cartas por muchos años que al final hicieron que regresara, la realidad fue que el retorno de Miguel se atribuyó a que ella se había ganado una fracción de la lotería. Ella lo recibió, perdonó y persistió en mantener con él un romance clandestino que al final justificó un arreglo muy desigual de privilegios y opresión.

Final que deja el gran cuestionamiento de la antítesis de Crónica: el del ‘amor terrible’. '¿Cómo hacemos para desarmar los resortes que nos mantienen atadas a formas de amar que nos denigran y que justifican violencia? Pero también ¿cómo hacemos para poder potenciar nuestra capacidad de amar y de cuidar de los otros?'.