Han pasado 41 años desde que la primera cirugía de implante coclear multicanal en el mundo, que se realizó en Viena, se convirtió en un éxito. Cuatro décadas después, Edgardo José Amarís, de 10 años, conocerá los beneficios de este dispositivo.
La historia de José, como cariñosamente le dicen sus familiares, la dividieron sus padres en dos partes. La primera es la de una infancia sin ningún problema, jugando y corriendo junto a sus hermanos, y la segunda, empezó hace cuatro años, cuando presentó ciertas afectaciones auditivas progresivas que lo llevaron, incluso, a perder el año escolar.
Ilse Romero y José Chalela describieron a su hijo como 'el alma de la casa'. Es extrovertido, le gusta cantar y bailar, pero ante todo 'es el consentido de todos'.
Las citas médicas determinaron que, por factores que aún se desconocen, el niño perdió la audición en el oído derecho y el 50% en el izquierdo.
A José no le gusta que le hablen por señas, él hace su mejor intento para escuchar y entablar una conversación con las personas. Gracias al 'hidrófono', como le llama al audífono que le pusieron el pasado 7 de febrero, puede atender mejor a los llamados, ver televisión y reírse con Samuel David, su hermano de crianza y compañero de aventuras.
El pasado 21 de febrero llegó el día esperado y luchado por Ilse y José. Edgardo José sería intervenido para tener un implante coclear que le permitiera escuchar por su oído derecho.
Un sistema de implante coclear es el único dispositivo médico con capacidad para sustituir el sentido de la audición. Está indicado para personas que padecen una pérdida auditiva neurosensorial de severa a profunda. Ese era el caso de Edgardo José.
Este consta de dos partes. La primera es un implante interno que se pone quirúrgicamente debajo de la piel, y la segunda es un procesador de audio externo situado detrás de la oreja o por encima de ella, sujeto por un imán a la parte interna.
La operación estuvo programada por el otólogo Alfonso Yepes, especialista de la Clínica Portoazul, para las 6 de la mañana. A las 5 ya estaba el pequeño acompañado de sus padres e ingresó a la sala de cirugía abrazado a su mamá.
Le tuvo un poco de temor a la anestesia, ya no quería cumplir ese sueño que le había comentado a su abuela y amigos del barrio El Bosque, donde vive. Quería ver a su papá, pero el efecto de la medicina pudo más y quedó dormido.
'Hasta hace unos años aquella persona que nacía sin audición estaba sujeta a quedarse así por el resto de su vida. Hoy en día si un niño nace sordo completamente, tenemos hasta los cinco años para recuperar la audición cumpliendo algunos requisitos', comentó el especialista Yepes.
La intervención duró cerca de una hora y media. En ella el galeno buscaba llegar a la cóclea en un trayecto milimétrico, teniendo en cuenta el músculo facial y el cerebro. Una misión acompañada de un potente microscopio.
Fueron diez centímetros los que midió la incisión realizada detrás de la oreja. Una cicatriz que le brindará una nueva oportunidad dentro de 45 días, cuando se active el procesador de audio en una recuperación que irá de la mano con una fonoaudióloga.
El objetivo era llegar a la cóclea y encontrar un 'huequito' que permitiría el paso del electrodo para ser conectado al sistema nervioso central. Una vez en la zona y cumplida la misión, se reconstruyó milimétricamente la estructura interna del oído.
En la misma sala de cirugía se hizo una telemetría, es decir, 'saber cómo quedó el electrodo y verificar a través de una medida si todo quedó bien'.
Si una persona se ve afectada por meningitis, explica Yepes como medida preventiva, tiene hasta seis meses para acudir al especialista y 'salvar la audición'.
Ayer, Edgardo José tuvo su primer control para retirar el vendaje. Los resultados fueron positivos y dentro de 15 días un nuevo análisis dirá lo que sigue en su proceso para volver a escuchar la música que tanto le gusta y responder a los llamados de sus papás con aquél silbido particular que solo entre ellos conocen.


