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Juan Daniel Oviedo considera que el gran mal que afronta Colombia en la actualidad, además de la polarización, es la carencia de propósitos comunes para impulsar la nación. En este sentido, el exdirector del Dane, que se ha mostrado criticado con las figuras políticas radicales, asegura tener una fórmula para crear alianzas entre distintos sectores para impulsar la nación en varios puntos clave: seguridad, economía, educación y salud.

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¿Cuál es su propuesta para llegar a la Casa de Nariño en 2026?

Yo creo que la propuesta que nosotros queremos hacerle a Colombia es, primero, generar conciencia de que, en este momento, el gran dolor que tiene Colombia no es ni siquiera la polarización. Sino que no tenemos un propósito común. El país en este momento no tiene un norte claro de qué queremos que pase en Colombia. Y por eso creemos que es posible unir a Colombia alrededor de un propósito común, que es el desarrollo de todos los habitantes del país, y eso es lo que queremos trabajar y que nos haga ganar la presidencia el 7 de agosto de 2026.

¿Cómo analiza los diferentes indicadores del país?

En la situación económica estamos viendo unos vientos de cola favorables a la economía. No podemos negar que eso está sucediendo. Pero esos vientos de cola tienen un elemento crítico y es que están alimentados por un exceso de consumo de los hogares que no está acompañado de un fortalecimiento de la inversión. Y esa debilidad de la inversión es el reflejo claro de la inseguridad que tenemos en el país. No solo una inseguridad física, sino una inseguridad jurídica y hoy el problema de criminalidad en Colombia es un problema que está muy atado a la actividad económica del país.

Y, tristemente, algunos indicadores económicos, como los indicadores del mercado laboral, están siendo alimentados por la facilidad que ha permitido el gobierno del presidente Gustavo Petro de que los dineros ilegales de los delincuentes entren a la economía legal a través del contrabando, a través de la informalidad, generando empleo en la calle y el rebusque, que no es el pueblo digno que necesitamos para sacar adelante ese país. Hoy eso requiere no solo una fuerza pública empoderada, sino que le apostemos a la conexión territorial, la infraestructura física, por ejemplo, que necesitamos fortalecer aquí en el Caribe colombiano, pero también a que el Estado no sea el ejemplo de lo que estamos viendo hoy, corrupción, mentiras, polarización, sino que sea un Estado que trabaje y que solucione los problemas de los habitantes del país, en donde también el más importante es la protección social.

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Vivimos en un tiempo de mucha polarización. Usted es una figura de centro. Sin embargo, de cara al 2026 hay que hacer alianzas para llegar al poder. ¿En su gobierno la izquierda más radical, por así decirlo, y la derecha más radical tienen cabida en ese gabinete?

No, nosotros queremos dejarlo claro y tenemos que demostrar la coherencia. Naturalmente, vamos a gobernar en coalición, pero lejos de los extremos que tanto daño le están haciendo al país. Entonces, queremos ser sensatos y reconocer que gobernar Colombia desde el 7 de agosto de 2026 implica hacer equipo. Hacer equipo con todos los alcaldes y con todos los gobernadores sin importar su color político, pero en particular gobernar lejos de los extremos para que Colombia entienda que la política escucha y responde a las preferencias ideológicas de la gente que vota en el país.

El presidente Gustavo Petro dijo hace algunos días, con cifras del Dane, que los indicadores de pobreza extrema en la ciudad han aumentado. Sin embargo, este periodo evaluado está también bajo su administración. ¿Tiene responsabilidad?

Es un poco el sentimiento de angustia que genera tener un presidente que hace relatos con los datos. Efectivamente, la pobreza extrema en Barranquilla, pero eso es el reflejo de un gobierno nacional que abandonó a Barranquilla en la asignación de subsidios a la pobreza extrema a través de los programas que administra el Departamento de Prosperidad Social. Entonces, conclusión, sí, Petro viene a Barranquilla, le echa la culpa al alcalde de que subió la pobreza extrema, pero es él mismo quien abandona Barranquilla en la asignación de subsidios a la pobreza extrema, que los necesita la ciudad por la informalidad que históricamente ha sido la mayoría aquí en Barranquilla. Yo creo que desafortunadamente hay algo que es la indolencia. El presidente no trabaja por resolver los problemas del país. Es una irresponsabilidad gobernar hablando y no haciendo, que es lo que percibo en este momento ya de forma contundente y que me motiva muchísimo hacer esta carrera política para demostrarle a Colombia que en la política sí hay gente que quiere llegar a trabajar, a hacer la tarea y a poner el poder que nos asigna la democracia al servicio de todos los habitantes del país.

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Por otro lado, ¿qué le ha dicho su familia sobre esta nueva aspiración política?

Mi mamá no está de acuerdo con que esté haciendo esto. Ella dice que soy un irresponsable, que yo debería estar es haciendo otras cosas, que para eso hice un doctorado en Francia, pero son las diferencias familiares que tenemos, pero yo sé que ella está todo el tiempo orando y pidiendo porque esto salga muy bien.

En el caso de Sebastián Reyes (su pareja sentimental) está ahí acompañándome, pero ese es un ejercicio que creo yo, como tú lo mencionabas, me cambió la vida. Me emociona ponerme al servicio de todo el país porque creo que Colombia se merece gente que trabaje y que entienda que gobernar es servir.