
Mohamed Mursi consiguió ayer llevar a los Hermanos Musulmanes a la presidencia de Egipto, 84 años después de la fundación de la cofradía islamista, gracias a la todopoderosa maquinaria del grupo y a su larga, tenaz y organizada oposición al régimen del depuesto Hosni Mubarak.
El candidato islamista se impuso por estrecho margen al general retirado Ahmed Shafiq, último primer ministro de Mubarak, según anunció la Comisión Electoral, que puso así fin a una semana de incertidumbre.
El órgano electoral confirmó lo que el propio Mursi había salido a celebrar pocas horas después del cierre de los colegios electorales el pasado 17 de junio, con los datos recabados a pie de urna por su formación.
Las cifras oficiales quitaron también de este modo la razón a Shafiq, quien igualmente se había declarado vencedor y había desconfiado de la actitud de los islamistas, movilizados en las calles desde el pasado martes para clamar victoria y protestar contra la Junta Militar.
Para compensar su falta de atractivo personal y sabedor de que el islamismo está fuertemente arraigado en este país conservador, Mursi ha instado en los últimos días a liberales y revolucionarios a unirse para preservar los valores de la revolución frente a los ‘fulul’ o remanentes del antiguo régimen.
Presidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ), afín a la Hermandad, tiene como principal credencial una larga trayectoria en esta organización, ilegal durante más de medio siglo y muy implantada en los barrios populares.
Siempre inicia sus alocuciones con la ‘fatiha’, la fórmula que abre el Corán, y con la que se subraya la importancia y solidez de un testimonio.
Mursi también hace continuas referencias a la ‘sharía’ (ley islámica) y a su proyecto de ‘nahda’, un renacimiento islámico que abarque todos los ámbitos, para Egipto.
Nacido el 20 de agosto de 1951 en el seno de una familia de clase media en el pueblo de Al Adwa, en el delta del Nilo, Mursi desarrolló una carrera brillante dentro de la Hermandad, que transcurrió en paralelo a la de ingeniero.
Ser miembro del aparato de los Hermanos Musulmanes ha sido una de sus bazas pero también puede ser uno de sus puntos débiles, ya que algunos sectores temen que su obediencia sea para el Guía Supremo de la cofradía, Mohamed Badía, antes que el pueblo que lo ha elegido.
Además, los Hermanos Musulmanes han sido muy criticados por presentar a un candidato presidencial cuando en un principio, nada más caer Mubarak en febrero de 2011, se habían comprometido a no hacerlo.
El destino de Mursi está unido al de la Hermandad en el Egipto post Mubarak, donde tendrá que demostrar su habilidad para lidiar con la poderosa Junta Militar y contribuir a culminar la transición política, llena de sobresaltos.
reacciones. Varios líderes políticos y religiosos de Egipto felicitaron hoy al islamista Mohamed Mursi por su victoria en las elecciones presidenciales y le pidieron que trabaje para lograr la reconciliación nacional.
Entre los que se han pronunciado figura el gran mufti, Alí Gomaa, máxima autoridad musulmana de Egipto, y el obispo Bajomios, que dirige de forma interina la Iglesia Copta.
Gomaa instó al presidente electo a trabajar por 'la reconciliación nacional' y le deseó suerte en 'unir a todos los egipcios'.
También en la red social Twitter, el líder político Mohamed el Baradei, premio Nobel de la Paz, afirmó que ha llegado la hora de 'trabajar todos juntos para construir un Egipto basado en la libertad y la justicia social'.
También felicitaron a Mursi algunos de los candidatos presidenciales que cayeron derrotados en la primera vuelta de los comicios, como el islamista moderado Abdelmoneim Abul Futuh y el liberal Amro Musa.
EFE



















