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El mundo respiró aliviado al apartarse Estados Unidos del abismo del impago de su deuda soberana, aunque los especialistas y los funcionarios extranjeros advirtieron que la credibilidad de Washington ha resultado perjudicada, aspecto reconocido por el presidente Barack Obama desde Washington.

El acuerdo, que garantiza sólo unos pocos meses de orden financiero, y la posibilidad de otra crisis a principios del próximo año (15 de enero), cuando este expire, hizo dudar a muchos sobre la estabilidad del liderazgo global de Estados Unidos.

El analista político Nicholas Kitchen, de la London School of Economics, dijo que el cierre mancilló la reputación de Estados Unidos.

'Al demostrarse incapaz de regentar en forma competente incluso sus propios asuntos, en cierto modo Estados Unidos renunció a su reclamo de liderazgo global', indicó.

Añadió el analista que es difícil indicar a otras personas cómo deben regentar sus asuntos cuando EEUU es incapaz de poner orden en su casa.

'Estados Unidos no realiza un buen trabajo como modelo de un buen gobierno', insistió Kitchen.

Empero, dijo que la crisis seguramente no tendría un impacto a largo plazo en la influencia internacional de Estados Unidos, pese a que Obama tuvo que cancelar su viaje por Asia para encarar la situación interna.

La legisladora del Partido Laborista británico Ann Clwyd dijo que ella y otros miembros del Comité de Asuntos Exteriores siguieron atentamente la situación ante la visita que realizará con otros colegas a Washington dentro de dos semanas. Esta no se habría dado si el gobierno continuaba cerrado, aclaró.

Daño innecesario. El presidente estadounidense, Barack Obama, dijo ayer que no hay ganadores tras haberse superado la parálisis parcial de la Administración federal, que ha provocado un daño innecesario que seguramente ha frenado la recuperación económica.

Obama hizo esas declaraciones en la Casa Blanca pocas horas después de firmar el acuerdo del Congreso para elevar el techo de la deuda y autorizar las asignaciones presupuestarias para el funcionamiento de las agencias federales, que estuvieron cerradas durante 16 días por falta de fondos.

Nada ha hecho más daño a la credibilidad de Estados Unidos como economía mundial de referencia que el espectáculo al que hemos asistido, dijo Obama, quien definió el enfrentamiento en el Congreso como 'una crisis fabricada'.

En opinión del mandatario, EEUU es una nación indispensable a la que el mundo contempla como el lugar más seguro y fiable para invertir.

'Por ello, esta crisis envalentona a nuestros enemigos, alienta a nuestros competidores y deprime a nuestros amigos', reflexionó el mandatario.

Anoche, al filo del plazo fijado por el Tesoro como el momento en el que no podría garantizar el pago de sus obligaciones sin un aumento de techo de deuda, el Congreso decidió autorizar las asignaciones presupuestarias para la Administración hasta el 15 de enero del próximo año y elevar el tope de endeudamiento hasta el 7 de febrero.

No es una sorpresa que los estadounidenses estén totalmente cansados de la política de Washington, indicó el presidente, que sin nombrarlo directamente criticó las posturas 'inmovilistas' del grupo ultraconservador del Tea Party. Efe