Intento de golpe de estado en Bolivia: las claves para entender lo ocurrido

Para unos se trató de una imposición de criterios. Otros no descartan que se haya tratado de una idea para enaltecer la cuestionada popularidad del actual mandatario. De cualquier modo, el gas de los antimotines y el estruendo de la revuelta social se escuchó a lo largo de esta semana con un marcado tono de agitación en las calles de La Paz, en Bolivia, que este miércoles vio cómo un intento de golpe militar -fracasado por diversas causas- tuvo lugar sin cosechar éxito en las manos del ahora excomandante del Ejército, Juan José Zúñiga.

Fue el miércoles sobre el mediodía del país del centro continental que la imagen de un tanque de guerra estacionado en dirección a la casa presidencial, intentando tumbar la puerta, comenzó a darle la vuelta al mundo. Expectantes, los militares seguían las órdenes de un Zúñiga que ordenó a sus hombres rodear la Plaza Murillo frente a la Casa Grande del Pueblo, lugar donde se encontraba el mandatario del país, Luis Arce.

Al asedio de los militares al palacio de gobierno siguió la apertura de puertas y una imagen que captó la atención de propios y extraños a la inesperada novedad: el presidente Arce decidió enfrentar cara a cara a Zúñiga, el jefe militar, ordenándole que pusiera fin al intento de golpe.

Ante la prensa, Zúñiga manifestó que el golpe de estado tenía la intención de “restablecer la democracia” y liberar a los presos políticos del país, pero una vez derrocado, aseguró que en su rol había obedecido a una orden directa del mandatario (Arce) para mejorar su imagen ante el país. De acuerdo con Statista, a corte de noviembre de 2023, la imagen negativa del presidente rondaba el 50,8 %, mientras que la percepción favorable sobre sus políticas se ubicaba en el 47,2%.

Jonathan Powell, experto en inestabilidad política de la Universidad de Kentucky, asegura que Bolivia es el país con más intentos de golpes de estado desde 1950 y el 2024, divididos en 11 exitosos y 12 fallidos.

“Evidentemente, Bolivia se ha caracterizado por una inestabilidad política alarmante. Más allá de los golpes de estado que consiguieron derrocar gobiernos, han habido intentonas sin número donde una pequeña unidad podía amotinarse, pero desde 1952, ha habido una inestabilidad política por una composición que nunca ha tenido una verdadera inestabilidad y los desatinos de sus comandantes se han traducido en este tipo de acciones”, expresa el analista político Óscar Silva.

El momento de mayor agitación en la historia reciente del país tuvo lugar en la década de 1970, cuando ocurrieron ocho; y el de más tranquilidad ‘tranquilidad’, según el experto en seguridad internacional Renato Linares, tuvo lugar en los días del mandato de Evo Morales.

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Como referenciamos algunas líneas antes, la popularidad de Arce no es la más alta entre los mandatarios de la región. A esto se le suman una serie de aspectos clave, según explica el analista José Peralta, radicado en Santa Cruz de la Sierra: “La crisis económica expresada en la falta de dólares, la distribución irregular de combustibles y el consecuente malestar popular, es el contexto, el telón de fondo. A ello se debe sumar la división interna del MAS”, asegura.

Con ese telón de fondo, el que haya un enfrentamiento entre el actual presidente, Luis Arce, y el exmandatario Evo Morales, plantea un cuestionamiento sobre las razones detrás del golpe de estado. O al menos, así lo considera el activista y defensor de Derechos Humanos David Inca, quien habla de un testeo.

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“Consistió en verificar el grado de reacción de los políticos de izquierda y derecha, de las organizaciones sociales, de la oposición de derecha o izquierda, de las instituciones del Estado de la policía y del las FF. AA.”, señala.

Sin embargo, el intento de golpe de estado no deja de simbolizar un factor de sorpresa para el pueblo boliviano, de acuerdo con lo que opina desde La Paz el analista político Oscar Silva.

“No hubo un ruido de sables que se tradujera en movimientos militares y pronunciamientos, Zúñiga se manifestaba como quien está del lado de Arce y atacaba a Evo Morales cada que tenía oportunidad”, manifiesta con cierto grado de desconcierto.

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“Zúñiga se había declarado seguidor y admirador del presidente Arce, por eso no se comprende el porqué decidió ingresar violentamente al Palacio de Gobierno. Ningún militar puede hacer las declaraciones que hizo (Zúñiga), y actualmente es difícil aceptar o negar que su motivación fue con intención de mejorar la imagen de Arce”.

Luis Arce asumió las banderas del país desde la figura presidencial en noviembre del año 2020. Su predecesora fue Jeanine Áñez, quien asumió el poder de manera interina tras la crisis que derivó en la salida de Evo Morales. Des junio de 2022, ella fue sentenciada a 10 años de prisión por el Tribunal Primero de Sentencia Anticorrupción de La Paz.

Pese a que ambos pertenecen al mismo partido político, Movimiento Al Socialismo (MAS), en marzo de este año, Evo anunció que buscará las elecciones de la presidencia para el ciclo de 2025 con este partido político, lo que marcó el punto más álgido en su disputa con el actual presidente.

Aunque el ahora excomandante Zúñiga apuntó en sus declaraciones posteriores al intento fallido de golpe de estado que había seguido órdenes del mandatario, esto no parece ser un hecho de que, como efecto colateral, represente un impacto positivo para la imagen de Evo Morales.

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En consecuencia con lo anterior, para Mauricio Jaramillo Jassir, “se intentó instrumentalizar la división que ha habido en el último tiempo entre Arce y Morales y me parece que se logró lo contrario, porque lo único que consigue un golpe de estado es unión”, referiéndose a los mandatarios democráticos como iguales ante la posibilidad de un ataque contra la democracia.

Bolivia es un país que afronta las consecuencias de que el gas, que era su principal fuente de exportación, comienza a agotarse y no ha habido iniciativa para seguir realizando exploraciones en su territorio. Esto como consecuencia del enfrentamiento entre Morales y Arce, pues ambos se han enfrascado en culpar al otro.

“Todo esto deriva en que los precios suben de a poco y el dinero alcanza para menos, hoy muchas cosas son importadas y escasea el dólar”, manifiesta Renata Quispe, observadora del Ministerio de Economía de ese país.