Dos Latinas, un laboratorio de innovación por la defensa de los derechos

'Hay una situación que marcó mi vida para siempre', lanzó. Años atrás, Gina Borré, una de las fundadoras y directora de Dos Latinas, estuvo en La Mixtequilla, Veracruz, en México, dictando un taller sobre conceptos básicos de los derechos de la mujer. La Mixtequilla, aquél pueblo donde sus habitantes trabajan veinticinco horas al día, cuenta la historia de un lugar recóndito y pequeño donde todos se conocen.

Al taller, que se dividió en dos días, asistieron muchas mujeres de diferentes edades. Todas dejaron sus labores para escuchar hablar sobre esa cosa lejana y nada real llamada 'derechos'. En el salón, Gina se encontró con una mixtura de edades que la invadió. '¿Y ahora cómo hablo a multinivel? ¿Qué puedo hacer para que esto resulte interesante para una mujer de 60 años y también para una chica de 17?', se preguntó, en su momento, angustiada.

Como pudo, inició a hablar de violencias basadas en género y muchos otros temas que su mente ya no logra divisar cuando, de repente, el segundo día una señora de 60 años se acerca a ella y le dice: 'a mis 60 años me acabo de dar cuenta que mi trabajo vale'. Esta mujer, por supuesto, se refería al trabajo doméstico; a las labores del cuidado.

Gina, terminado el taller, abordó su avión rumbo a Colombia con la sensación de que lo que estaba haciendo, lo que ha estado construyendo, en realidad vale toda la pena.

De Magangué, Bolívar, Gina es una joven cuestionadora que siempre ha contado la misma historia. Desde que era solo una niña, su tema ha sido los derechos humanos. 'Cuando nació el deseo de fundar Dos Latinas en mi corazón, no quiero sonar hippie, pero lo que me motivaba en ese momento y me sigue motivando hoy tiene que ver con mi obsesión de que la gente entienda que hablar de derechos humanos es una cosa íntima. Y es algo que nos atraviesa a multinivel', confiesa.

Y es que, según ella, esa conversación todavía no se entiende así. Hablar de derechos humanos es aún hablar de algo extrínseco, intangible, romantizado. Aquel recurso que se ve desde lejos con un letrero de ‘no tocar’. Y para aprender a entenderlo como un proceso de intimidad, Gina recurre al siguiente ejercicio.

'Algo que me gusta hacer es cerrar un segundo los ojos y pensar ¿a qué tienes derecho ahora en comparación con las mujeres de antes? Ahí te das cuenta que, a la final, esa actuación de derechos es una realidad material que hizo que muchas mujeres en su momento salieran a la calle para que tú hoy puedas estar aquí', explicó con detalle.

Borré, una ‘pelá’ interesada por la justicia social, sostiene cada palabra con la convicción que solo las cosas reales pueden dar. Para ella, el que las mujeres ahora puedan trabajar, casarse, divorciarse, decidir sobre su cuerpo, decidir a quién amar, cómo construir familia, es el resultado de derechos conquistados e íntimos. '¿Qué hay más íntimo que el amor?', cuestiona.

'Yo decidí que no voy a parir, ya es una decisión tomada, pero sí voy a adoptar', cuenta Gina con solidez. Para ella existen muchas formas de maternar pues, de hecho, ha maternado el proyecto de Dos Latinas.

'Yo soy politóloga con opción en Estudios Críticos de géneros y sexualidades e historia, ese fue mi pregrado. Trabajé, renuncié y me fui a hacer mi maestría a Europa en derechos humanos. Acababa de regresar a Colombia y en ese momento estaba súper perdida, desconectada. No sabía por dónde coger', suelta con honestidad mientras juega con su cabello.

Y es que, al final, la incomodidad de su regreso a Colombia fue lo que, en su momento, le hizo a Gina lanzarse a lo desconocido en busca de su propio encuentro; de un sentido. 'Este ha sido el proyecto de liberación más grande', comenta casi que admirada. 'Me encontré', suelta con voz quebrada.

A Gina y su pequeño equipo le gusta, además, enseñar desde lo no convencional. Hacen procesos con cartelistas, artistas, bordadores. El arte en todos sus sentidos es, entonces, la columna vertebral de la comunidad.

La fundación tiene procesos pedagógicos, talleres comunitarios, hace conversatorios, tiene una revista, un podcast. Tiene intervención en gran formato en el espacio público, hace ollas comunitarias en barrios periféricos y labora con trabajadoras sexuales.

Así las cosas, el laboratorio de Dos Latinas descansa sobre la esperanza de vivir en un mundo más igualitario para las mujeres. Pues, si bien es una plataforma de derechos humanos, tiene una perspectiva de género clara.

'Hay unas luchas que, al final, nos atraviesan profundamente y es la autonomía corporal, es la desigualdad estructural, es cómo lograr un mundo más igualitario y cómo podemos derrumbar y trabajar por un mundo que borre los estereotipos de género', admite Gina.

— Pero ¿qué tiene que ver un conversatorio de una bordadora con los derechos humanos?

— Todo — dijo con tono sereno.

Se reúnen en algún lugar presencial y escogen un tema de conversación. Cualquiera. Cada quien hace un compromiso de intimidad y lo que se habla allí, muere allí. Se encuentran con otras personas que no conocen y hablan sobre el dolor, el poder de decisión y el amor.

Eso es lo que Gina llama un ‘círculo de la palabra’. Un laboratorio de sanación mental y espiritual donde la comunidad Dos Latinas se repara se transforma y se construye.

'La gente cree que la transformación es una cosa súper grandilocuente y no, en lo íntimo también se dan las transformaciones. Vamos cambiado estructura. Vamos construyendo hogares más amorosos, personas mejores', asegura con sana convicción.

Desde eso tan sencillo como hablar, la fundación va haciendo mella en la gente y cumpliendo su meta de democratización del diálogo sobre los derechos humanos.

Este ocho de marzo la comunidad cumple 6 años de su primera publicación en redes sociales, por lo que cada año, al llegar esta fecha, un sentimiento de orgullo inunda al equipo. El trabajo que hace la fundación por las mujeres y la sociedad en general ha sido incansable y aprovecha la oportunidad para hablar desde la conciencia.

'Ojalá entendamos la necesidad todavía de trabajar por un mundo más igualitario, donde todas las personas podamos desarrollarnos de igual manera, que no ocurre', señala.

Por lo que Borré invita a observar este día desde dos perspectivas: la conciencia y el agradecimiento. Porque los derechos de las mujeres han sido de luchas y conquistas, pues 'nadie nos dio a nosotras los derechos. Nosotras los conquistamos'.